viernes, 18 de diciembre de 2009

El mono de Abacete

En junio 1991 un mono se escapó de un circo ambulante que pasaba por Albacete dando lugar a escenas tan escalofriantes como ésta:

El mono tuvo que ser dormido con unos dardos tranquilizantes. Los quinquis posiblemente también.

(Visto en la espectacular http://albacete-fotos.blogspot.com/)

martes, 1 de diciembre de 2009

El reto fanzine

1. Un breve repaso histórico: Los orígenes.

Amigos lectores, como ustedes ya deberían saber, y si no, para eso estamos, que quien suscribe y muchos de mis queridos e ilustres colegas -cuyos links pueden ver aquí al lado- comenzamos haciendo fanzines. Dibujando, escribiendo, maquetando, dirigiendo, imprimiendo, grapando, doblando, vendiendo y perdiendo dinero con los fanzines.

De los fanzines de Albacete podría hacerse una enciclopedia entera (de hecho, el Sr. Alberto López Aroca creo que ya la tiene escrita), pero valga aquí decir que en nuestra época dorada de Fábulas Extrañas, compartíamos estanterías con trece o catorce fanzines más. Algo inaudito, ciertamente. Luego nos hicimos mayores, pasamos a buscarnos los garbanzos, a los libros, a los blogs... Y dejamos que fueran las nuevas generaciones quienes se ocupasen del ocio y la cultura ¿underground? -odio la puta palabreja pero sé que ustedes me entenderán mejor-.

Pero hete aquí que en tanto nosotros nos convertíamos en adultos fanegosos, miopes y calvorotas, los jóvenes pasaban de los fanzines. A pesar de contar con lo último en tecnología, ordenadores de la hostia frente a nuestros 386, programas de maquetación profesionales, contra el Lotus Amipro y el corta-pega con tijeras y superglú, fotocopias láser a cuatro perras frente al toner matricial que requería de laca para fijarse al papel... la muchachada prefiere ocuparse de otros menesteres, o directamente trabajar cada uno por libre (qué es eso de una colaboración?) colgando sus polladas directamente en internet.

Un poco por esto y un poco por nostalgia, ganas de cachondeo y como excusa para juntarse a beber y cenar en el chino, nació el RETO FANZINE. Como su propio nombre indica, el desafío de parir un fanzine (que sólo quien lo ha vivido sabe lo complejo que puede llegar a ser) en un breve plazo de tiempo, pero además, y ésta es la gracia, reunirnos todos los autores/editores el mismo día a la misma hora para el intercambio. Una especie de convención fanzinera instantánea, que era algo que ni siquiera hacíamos en nuestros años mozos por aquello de que unos y otros éramos "competencia" o directamente "rivales". Gilipollas, más bien, pero ea.

2. El Reto Fanzine 2005-2007

La primera edición del RF se celebró el 23 de diciembre de 2005. Como homenaje a nuestro pasado, se celebró en el bar Triana, templo de publicaciones como Fábulas Extrañas y lugar de reunión de la flor y nata de nuestra facción fanzinera. Como bien señala la breve crónica aparecida en albaceteliterario.com:

"Esta primera convocatoria se ha saldado con el nacimiento de dos nuevos fanzines en la ciudad de Albacete: BARCACOLA nº 70-75 (que incluye poesía, narrativa, traducciones y el dossier Estamos en ésto sólo para figurar) y TRIQUI nº 1(que incluye breves, entrevistas, artículos, relato y poesía, etc)."

Por cierto que Barcacola traía como regalo Canciones del clavo, una plaquette (que dicen los que saben), o un librillo de poesía guarra de Jack Staple (alter ego poético de un servidor).

Como ven, todo de mucha risa. Hubo cerveza y gran regocijo. También fue cuando se instauró espontáneamente, creo, la subsiguiente tradición de culminar la jornada en un chino, circunstancia ésta que siempre acarrera deserciones de quienes tienen que trabajar al día siguiente, no gustan de las delicias orientales o su pareja no les deja salir a cenar con los amigotes.

Emocionados por el éxito de la primera convocatoria (incluso en las manchetas o staff de algunos podia leerse "para el Reto Fanzine 2005", lo cual es un orgullo) , llegó el siguiente año. Todo el mundo tenía proyectos y así se volvió a repetir la jarana de la fotocopia. Albaceteliterario.com, por sus características de página web con gran difusión y profusión de lectores, se autoencarga de la convocatoria. Por razones de calendario (aunque no recuerdo cuáles) se desplaza el día del certamen al 31, coincidiendo con el mítico café de la estación, en donde fanzineros, literatos, amigos y afines se reunían desde el Big bang fanzinero para despedir el año. Hoy en día no queda ni café, ni cafetería, ni estación en donde hacerlo. Días antes, y dado que yo no podía ir a la estación en esta fecha tan entrañable, por cuestiones de viajes y familas, presenté en sociedad el Barcacola nº2 en el Latino, junto al maestro López Aroca y su ad hoc Cuaderno de Bitácora del Matilda Briggs, unos artículos especializados en torno a Sherlock Holmes que casi le cuestan la salud y la cordura, y santaspascuas.

En 2007 el año siguió por los mismos derroteros, pero esta vez sí que la fecha y el día se acercan a sus orígenes, y así el día 21 el Triana acoge el tercer Barcacola, por portada azul y de regalo un facsimil del nº1 de mi primer fanzine de poesía CIZALLA, un nuevo (y hasta la fecha el mejor) Triqui nº3, más eruditos pastiches fanzineros de Sherlock Holmes de la mano de ALA, y la aparición sorpresa de Ventayovksi, fanzine pollitrónico y chorrifláustico de M. Ventayol que fue gratamente acogido.

La cosa iba bien... Los fanzines gozaban de gran calidad y algunos de ellos hasta traspasaban las fronteras del llano manchego, todo el mundo estaba contento (y más gordo por culpa del pato pekín) y entonces...

3. El pequeño hiato de 2008

No hubo. Sin más. Los problemas típicos de la vida adulta nos golpearon en los huevos con más fuerza que de costumbre y nadie se entretuvo en fanzines, así que nada. Los fanzineros también semos personas...

4. El resurgir.

Este año me negué a dejarlo correr. Por orgullo y dignidad, o por gilipollas, pero el caso es que hace una semana lancé la convocatoria. Lo curioso es que me ha abrumado la respuesta, y hasta emocionado, así que nada, a hacer fanzines (mejor con material inédito) y a ver qué pasa.

Sábado 26 de diciembre. Lugar y hora: cafetería Aqua, a las 19.30 horas, con posibilidad de cena en chino posteriormente.

Tres detalles: 1. Los fanzines no se regalan al público en general, salvo expresa indicación del autor. Los colaboradores son caso aparte. O se intercambian (pero no es obligatorio), o se pagan. 2. No es una competición. No se vota al mejor fanzine ni nada parecido. Es una reunión de amigos que recuperan el espíritu de hacer fanzines y beben cerveza. 3. Se ruega puntualidad. La gracia es que todo el mundo vea más o menos al mismo tiempo el producto de nuestros desvelos. Si llegas dos horas tarde, pues allá tú (lo mismo ni estamos ya).

Be seeing you!

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Groenlandia en Albacete

Pues sí, amigos lectores, el próximo día 1 de diciembre y hasta el 6 de enero el Museo Municipal (antiguo ayuntamiento) acoge la exposición fotográfica de mi compañero de fatigas periodísticas y aún así amigo Raúl Moreno. KALAALLIT NUNAAT, El País de las Sombras Largas.

No dejen de ir a verla, que merece la pena, y como muestras les dejó aquí el vínculo a la web del autor y la muestra para que vayan abriendo boca.

Por cierto, y como bonus track, no dejen de leer el texto que a tal efecto ha preparado el también amigo y colega el señor Alberto López Aroca, que sintentiza la exposición a su genial manera.

Una delicia para estas Navidades. No se la pierdan...

jueves, 12 de noviembre de 2009

Las viejas glorias resucitan el cine de acción

Publicado en Ínsula, suplemento cultural de El Pueblo de Albacete, 12-11-2009)

Aunque queda más de medio año para el estreno de The Expendables (agosto de 2010), las expectativas creadas ante lo que se nos figura como la película de acción definitiva son tan grandes que merece pararse un poco a admirar el trabajo de quienes figuran en ella: Sylvester Stallone (dirección y guión), Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren, Mickey Rourke y cameos de Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger y Danny Trejo.

Un plantel, como se ve, lleno de héroes de acción, que aprovechando el tirón nostálgico de los 80, y la falta de vergüenza de sus protagonistas, lo tiene todo para triunfar en las carteleras. Estos mazas sin miedo a encasillarse son los mejores de la historia en lo suyo, esto es el cine de acción, pese a la constante incomprensión de crítica y modernillos gafapastas, que no asimilan que el cine, además de Bergman, es distracción y espectáculo.

Juntos, pero no revueltos hasta ahora, han dejado en nuestras retinas secuencias espectaculares, mil veces imitadas después. Por ello es de imaginar que esta película va a suponer un punto y aparte en el género (Stallone amenaza con convertirla en trilogía "y ya sabemos lo que le gusta a Sly hacer partes y partes de sus filmes" -Lundgren dixit-). Si promete lo mismo que John Rambo -ya está en marcha la quinta parte de la saga del veterano de Vietnam, por cierto- estaremos ante una cinta histórica.


Sylvester Stallone es el padre de todo esto, no en vano es el creador del héroe musculoso, sudoroso, que mata a todos los malos, es herido en un hombro, torturado, implacable, pero honrado y legal. Un director, guionista, productor y actor (como Eastwood) que empezó con pequeños papeles en la Serie B o directamente Z (La carrera de la muerte del año 2000), pero que alcanzó su sueño de fama y gloria con dos roles icónicos: Rocky y Rambo. Suya es esa gran obra maestra del género de tiros y palos como es Cobra, también imitada hasta la saciedad. Demolition Man, Juez Dredd... La lista de greatest hits de la explosión es interminable.
Arnold Schwarzenegger, el gobernador de California de apellido impronunciable (al menos hasta que a Miki Nadal le dio por llamarle El Chuache, en El Informal), es quien más y mejor cine de acción nos ha dado hasta la fecha. Soltó la espada de Conan para convertirse en la máquina de guerra perfecta en Terminator, y ya no dejó de apretar el gatillo, no hasta que se metió en política. Danko, Calor Rojo, Commando, Desafío Total... Se rió de sí mismo en El Último Gran Héroe, y suponemos que en cuanto acabe el mandato volverá a darnos alegrías. Aquellos que decían de él que era un madelman, recordarles que mató a un predator con sus propias manos.


Dolph Lundgren, el ruso de Estocolmo, famoso entre los de mi quinta por hacer de He-Man en Masters del Universo, pero también por encarnar a los tipos duros que repartían estopa en filmes como Red Scorpion, rodar en Hong Kong, la meca ochentera del cine de tiroteos y artes marciales, matar a Apolo y casi cargarse a Rocky. Lundgren posee la complexión arquetípica del culturista y cierta socarronería a lo Bruce Willis. Hizo pareja con Van Damme en la imprescindible Soldado Universal, película que ambos recientemente han retomado para hacer la segunda, tercera o cuarta parte (no está muy claro). Señalar que Dolph nunca ha dejado de trabajar y que fue el primer Frank Castle que se llevó al cine, con mejores resultados en cuanto a calidad que las dos versiones más modernas de Punisher de estos últimos años.
Y ya que hablamos de la gran esperanza belga, Jean-Claude Van Damme, señalar que este rey de los videoclubs renunció a The Expendables porque quería darle un giro a su carrera, pero si hubiera un Paseo de la Fama del Cine de Acción, su nombre sería el primero de la lista. Como su primo Lundgren, cogió el relevo de los anteriores machangos en los 90 y lo ha tocado todo, desde hacer de malo en subproductos de artes marciales, cine typical Hong Kong, batirse el cobre en EEUU, apariciones en películas independientes... Famoso por abrirse de piernas a lo espagat y por enseñar el culo en casi todas sus cintas; sus títulos forman casi un género en sí mismos: Retroceder nunca, rendirse jamás, Contacto sangriento, Kickboxer, Doble Impacto, Sin escape (ganar o morir), Blanco Humano (de John Woo), el clásico de la ciencia-ficción leñera Timecop: Policía en el tiempo y así hasta JCVD, obra maestra donde las haya donde se ríe de sí mismo, de su vida y sus papeles.

También tenemos en este cuadro de honor a Bruce Willis, que pasó de ser un detective graciosillo y edulcorado en la serie Luz de luna a partirse la cara en camiseta de tirantes y sin zapatos en la madre de todos los tiroteos La jungla de cristal. Willis tiene una sólida carrera y el prestigio que sus compañeros de armas no han conseguido, quizá por saber compaginar proyectos o por pura suerte. El caso es que cualquier película con Willis gana un punto en calidad (hasta las comedias románticas o cosas como The Kid). John McClaine ya forma parte de nuestro imaginario, y aunque nuestro calvo de oro salvó al mundo en Armageddom, lo cierto es que nunca olvidaremos a nuestro poli de Nueva York en sus distintas aventuras (y hasta en la jungla apócrifa que es El último boy scout).

Con Willis coincidió en Sin City Mickey Rourke, tan desastroso en su vida como en su filmografía. Aunque no entra dentro de la clase de héroe al que estamos acostumbrados -demasiados demonios interiores-, lo cierto es que últimamente está dejando buenos títulos, como la mencionada cinta del binomio Miller-Rodríguez. En general, ha sido más dado a hacer de malo en películas de narcotraficantes.

Otro que tal baila es Stevel Seagal, ahora sin coleta y gordo como si a los cincuenta años hubiera descubierto el tocino. Sigue repartiendo estopa, pero ahora a cámara lenta. No hay que olvidar sus grandes éxitos como Difícil de matar, En tierra peligrosa, Buscando justicia, o su mejor papel en ese sursum corda de las hostias que es Alerta Máxima. Ahora se dedica a hacer de policía para un reality en un pueblo del medio oeste. Stallone lo ha recuperado para su filme, por lo menos para que dé algún consejillo ecológico, y quizá, reparta alguna tollina.
Echamos de menos al todopoderoso Chuck Norris y su no menos omnipotente patada voladora. Desde que se hizo ranger de Texas está desaparecido de las pantallas. Norris se partió la cara con Bruce Lee, y protagonizó obras maestras de la Cannon como Los valientes visten de negro, Fueza 7, Invasion USA y la inolvidable (porque no dejan de repetirla en las televisiones) saga de Braddock, desaparecido en combate.

En el cast de The Expendables también encontramos a Jet Li, posiblemente el mejor artista marcial después de Lee, y con permiso del inconmensurable Jackie Chan, aunque últimamente se ha prodigado poco en producciones americanas. Desde su aparición en la última parte de Arma letal, el bueno de Li estaba llamado a llenar el hueco que el GRAN Chow Yun-Fat, por edad, había dejado libre, pero no ha sido del todo así. Y es que es muy difícil superar el dúo John Woo-Chow Yun-Fat. De hecho, merecen un artículo aparte. Sólo señalar que, gracias a estos dos, desde A Better Tomorrow, el cine de acción jamás volvió a ser el mismo.

Y luego está Jason Statham, el action hero del siglo XXI. Insuperable combinación de todos los anteriores. Lo descubrimos gracias a Guy Ritchie hace diez años y no ha dejado de sorprendernos. Con carisma, físico y esa belleza ruda que atrae a las féminas, lo mismo lucha a lo kung fu que conduce un mercedes a toda pastilla, que dispara cien balas por segundo. Sus personajes de las sagas Transporter y Crank se nos han quedado pegados en la retina y nos garantiza que tendremos películas de acción para rato.

Disparos, explosiones, lo justico de diálogo, cuerpos hiperanabolizados, y decenas de muertos saltando por los aires han sido, y son las constantes de una cinematografía que ha hecho las delicias de mayores y pequeños durante casi tres décadas. En conclusión, el género de acción no ha muerto, aunque tengan que venir unos cincuentones a resucitarlo.

martes, 10 de noviembre de 2009

La biblioteca de Gaiman

Por una rápida concatenación de links (viruete --- play it again, sam --- la biblioteca de Vorbarr Sultana) llego hasta un post de éste último donde aparece una fotografía de la biblioteca del británico Neil Gaiman, que no es muy santo de mi devoción (manías que tiene uno, oye), pero que la verdad es que tiene una habitación de esas con las que todos hemos soñado alguna vez -¡tiene sitio hasta para poner unos sofas!-.

Les dejo el enlace con las fotos a gran resolución para que se mueran, como yo, de envidia, y de paso jueguen a descubrir los titulos que este buen hombre tiene en esa peazo de biblioteca para compararlos con los suyos (los tiene ordenaditos por orden alfabético y todo). Yo lo he hecho y he llegado a dos conclusiones:

a) a todos los tontos nos da por lo mismo...

b) La inmensa mayoría de los libros que tiene Neil Gaiman son, a juzgar por las fotos, ediciones en rústica, de las baratas (algunos hasta me apostaría a que son de segunda mano).

Por supuesto, también les recomiendo que se pasen por las webs antes mencionadas por aquello de expandir conocimientos y aumentar la frikisfera.


martes, 3 de noviembre de 2009

Hacia el libro digital

Últimamente he estado recopilando información respecto a los ebooks o libros electrónicos, un nuevo formato que está dando, en España, mucho que hablar del verano a esta parte. Rara es la semana en la que los principales periódicos no hacen referencia a estos cacharretes y sus posibilidades, además de intentar lo imposible, esto es, predecir el futuro respecto a qué pasará con éstos y con la edición en papel.

He visto mucho catastrofismo al respecto, también mucha mojigatería sin fundamento, así que voy a compartir mis impresiones con ustedes, amigos lectores, e intentaré ser breve, aunque en verdad el tema da como para extenderse de lo lindo.

Lo primero, los aparatos en sí. Comencemos por el precio: hoy por hoy son caros, muy caros. Del orden de 300 euros, lo que supone un disparate por mucho que nos los quieran vender como que es el equivalente a quince libros. Pero la tecnología sabemos que se abarata con el tiempo, es cuestión de esperar a que los chinos se pongan manos a la obra y empiecen a producir chismes de estos a destajo. Como pasó con los reproductores de MP3, de DVD o los codificadores de TDT. Hasta la Play 3 baja de precio.

Sobre modelos, las tendencias son dos y están bastante claras: con Kindle o contra Kindle. El lector de Amazon se ha convertido en el ipod de la lectura digital. Como el producto de Apple, basa su éxito, digamos, en la exclusividad. Si usted es de los que se ha gastado un pastón en el reproductor MP3 de la manzana se comprará Kindle; el resto de los mortales tiraremos para aparatos con formato universal, clavijas normales y acceso libre. Kindle es esclavo de su propia naturaleza, esto es, una prolongación de Amazon, que es una tienda, para comprar y leer los libros de su catálogo. Que sí, que cada día se incrementa la oferta de textos en español, hasta ahora paupérrima, y que los nuevos modelos ya admiten más formatos, pero yo no quiero casarme con una tienda online americana. Lo sucedido con los libros de Orwell me dejó un mal sabor de boca; quién me asegura que no puede volver a repetirse. (para entender a qué me refiero pincha aquí).

Y lo mismo digo para otros ebooks que están montado librerías o editoriales en EEUU e Inglaterra, que sólo puedes leer cosas de su catálogo. Esto, a la larga, no funciona.

Luego está el desbarajuste actual, donde, aunque usted no lo vea reflejado en su tienda de electrodomésticos, el mercado bulle de modelos con más y más chorradas, con todos los problemas de incompatibilidades que esto supone, y el cacao mental a la hora de decidirte por comprarte uno: con dos pantallas, con mp3, con wifi, a color...

Comprar libros: Yo no pienso comprarle libros a Amazon. Su supuesta ventaja de que no necesitas un ordenador para bajarte los textos será muy cojonuda en su país de origen, pero aquí no lo veo. Si descargar una mierda de politono para el móvil te cuesta ya tres euros de media, imaginen qué te pueden sacar por una novela de 800 páginas. Aquí se funciona con ordenador. Te lo bajas y lo pasas al ebook por bluetooth (cuando se lo instalen a los aparatos) o por usb.

Lo de registrarse tampoco gusta. Como bien me señaló el señor ALA al respecto “una cosa es hacerte una cuenta en Amazon, pues tienes que dar una dirección física y tal para el correo, y otra es que tú tengas tu Paypal y unos cabrones quieran conocer información de ti más allá de dicha cuenta”.

Pero el verdadero problema radica en los precios. Los editores, no sólo los españoles, que andan en la parra con este tema, pretenden cobrar los libros digitales al 50% de la edición impresa, más o menos. Estamos hablando de alrededor de 15 euros. ¿Usted pagará esta cantidad? Usted no quiere pagar nada, en realidad, pero por esta cifra se lo compra en papel que da más prestancia y caché. Vamos, no jodan. Por mucho DRM y códigos encriptadores y formatos absurdos que editores y distribuidores instalen, los textos acabarán por ahí colgados de forma gratuita, así que pónganle un precio ridículo, que dé vergüenza no pagar. 1 Euro 1 libro. Es mejor ganar poco que nada, se lo digo yo. Y además, piensen en lo que se ahorran respecto al formato impreso. El mercado discográfico sigue sin verlo claro, tampoco el audiovisual, pero el tema está ahí. La gente quiere cosas gratis (joder, si hasta pirateamos el wifi del vecino!), y quizá el negocio esté no en ofrecer contenidos a cero euros no, pero casi. Que las editoriales se hundirán. Pues ea, señores. También cayó la minería de carbón, las persianas de madera, la colchonería de lana o la construcción. Es lo que tiene la evolución. La industria debe renovarse o perecer.

Pero es más, piensen que el autor puede tratar directamente con el lector. Ya no es que se salte al distribuidor, sino que hasta el editor, como lo conocemos, las va a pasar canutas, y los negocios de autoedición, tipo lulu, bubok y tal, condenados a la extinción en cuanto el ebook se generalice. A poco que uno sepa algo de maquetación, o salga el programa que lo haga por ti, zasca!

Respecto a formatos, repito que los exclusivistas están condenados a muerte. Si lo que buscan es que los ebooks se parezcan,o más posible a un libro, y que el lector tradicional se pase al digital, no puede admitirse que no puedas intercambiar lo que legalmente has comprado. Los libros se prestan, se regalan. De nuevo el miedo a la piratería justifica estas mierdas, pero, señores editores, la “piratería” existirá siempre, aprendan a convivir con ella de una vez y se ahorrarán disgustos y hasta perras.

Parece que se imponen el pdf y, sobre todo, el epub como el equivalente al MP3 en la música. El primero ya saben lo que es. Es fácil, accesible, barato (apenas hay que maquetar, por ejemplo).. Su principal inconveniente es su rigidez. Los ebooks funcionan mejor con texto “elástico”, es decir, texto que pueda agrandarse, encogerse, rotar, sin que pierda la estructura del párrafo. DE esta necesidad surge el epub, un formato que en realidad es un archivo comprimido (como el de comic CBR) donde el texto viene, por decirlo de alguna manera, en formato “página web”. Es el formato preferido por los rivales de Kindle. Ocupa poco pero la edición necesita algo más de miga. Hasta donde yo he visto, con una buena definición de los estilos de texto en word y guardando como html o xml está medio camino hecho. Ya hay programas que convierten un texto a casi cualquier formato, y con el tiempo los habrá más y mejores.

¿Son estos formatos los definitivos, los más adecuados? ¿Lo es el MP3? Estamos como siempre, triunfará el que primero sea más sencillo y gratuito. O el que usen los chismes de 50 euros, ese que debería venderse en breve en las citadas tiendas de electrodomésticos (o en las librerías, por qué no).

Por último, la nostalgia del papel. He creído vislumbrar en los editores, que se juegan aquí los garbanzos, un cierto movimiento antidigital invocando al sentimentalismo respecto a la edición impresa. Cierto es que un libro en papel se disfruta con los cinco sentidos, pero eso no quita para que también lo haga uno digital.

Los ebooks no están aquí para luchar contra el libro clásico, sino para complementarlo, igual, el referente es constante por evidente, que el MP3 no ha eliminado el cd ni el vinilo. Mis discos favoritos los tengo en estos últimos formatos, pero eso no quita para que guarde alguna discografía completa en un pendrive.

Las ventajas del papel digital respecto al impreso es la comodidad (puedo leer un libro de a kilo de Stephen King al peso de una novela de bolsillo y donde quiera). La inmediatez, a la hora de adquirir las novedades -quiero un libro y lo quiero ya-, y de consulta, si quiero contrastar datos en la Espasa en el autobús. La posibilidad de adquirir textos descatalogados, rarezas que ni se plantean salir impresas pueden estar al alcance de cualquiera.Las editoriales deberian ponerse las pilas e ir diseñando un catálogo amplio, accesible, y barato, que rebose información del texto y del autor, para atraer al cliente.

El ahorro de espacio, en estos tiempos de casas de protección oficial de 30 metros cuadrados, es importante. Disponer de una biblioteca virtual en el bolsillo es un avance agradecido. Las librerías ni te cuento.

Imagine que su hijo va la colegio con uno de estos chismes. O a la universidad. Todos los libros de texto, los apuntes, la bibliografía, lista para consultar e imprimible.

Las posibilidades son infinitas.

Hay mucho por solucionar, pero se está trabajando en ello. He leído acerca de 2018 como fecha de implantación "universal" del ebook. Puede que sea antes, lo que está claro es que esto no es futuro, sino presente, y hay que estar atento.

La paja en la ducha


La paja en la ducha. El acto supremo de la soledad masculina. No hay nada más triste, pero a la vez hermoso —esa extraña hermosura de lo patético— que un varón masturbándose completamente desnudo, empapado, rodeado de vaharadas de vapor, de restos de espuma, en una bañera o en un plato de ducha. Todos hemos caído ahí alguna vez, es inútil negarlo. Una paja en la ducha es puro desahogo, no hay erotismo, vicio, romanticismo en ello. Es un llanto violento, casi un castigo, que purga el cuerpo y el alma. Un hombre no acude bajo la alcachofa de la ducha con la idea de cascársela, sino que el impulso surge de pronto, como un arrebato místico, una fiebre que hay que purgar de inmediato y que no calma el agua fría.
Quizá haya que detenerse en observar en derredor para llegar a comprender las causas de todo esto. La desnudez masculina no es algo esencialmente bello; un hombre se encuentra extraño sin ropa y, salvo excepciones, por lo general sólo se queda en cueros para ducharse o follar, de ahí que en nuestra psique haya cierta relación inconsciente entre ambos actos. Luego está el cuarto de baño, santuario masturbatorio por excelencia. Ir al váter y pajearse se convierten en sinónimos en ciertas fases de nuestra vida, que unos superan y otros no. La furtiva manola adolescente en el, por lo general, único cuarto de la casa que tiene pestillo estaba lleno de peligro, de morbo… Podían pillarte tus padres, podían salirte granos, podía verte Dios… El chute de adrenalina no ayudaba precisamente a bajar los ánimos, si acaso, a acabar cuanto antes.
Insistimos en el tema del váter como sancta sanctórum eyaculatorio por excelencia; sí, ese pestillo antes mencionado aportaba seguridad, una frontera entre ellos y tú, entre el mundo real y tu momento de fantasía erótica, pero no era lo único. Allí tenías papel, agua y jabón para borrar tus huellas y tu vergüenza, tirarlas por el retrete y salir limpio y sin mácula, como recién confesado. Digno hijo de tu madre. Hay más, el váter, como la cocina, no tiene gotelé en las paredes, sino fríos azulejos y hasta un suelo distinto, como si en verdad no perteneciera a la casa y sin embargo sí a todos sus habitantes. Un lugar comunal, pero a la vez la quintaesencia de la privacidad. Un váter está lleno de artefactos extraños, de potingues absurdos, de ropajes curiosos, de olores confusos, de restos ajenos, todo ello muestra el lado oscuro e íntimo de los demás, como una ojeada a lo más recóndito de sus almas, de sus miserias, juntas pero jamás revueltas, que en cierto modo exaltan ese lado voyeur que todos compartimos.
Queda establecido pues, en nuestra adolescencia, el poder porno-eyaculatorio del váter. Luego llega el Sexo en el váter, cómo no. Un paso hacia delante en la evolución sexual del hombre, injustamente menospreciada. ¿Queréis una prueba de amor de verdad, chicas? Si un hombre os abre la puerta de su váter para follar, en realidad os está abriendo la puerta de su corazón. Sólo quien se ama a sí mismo puede amar a los demás. Y así, os abre los sagrados portones de su templo pajero, pues allá donde tantas veces vertió su semilla de forma estéril, ahora está dispuesto a compartirla. Es una comunión de almas.
Por eso la paja en la ducha está cargada de melancolía. ¿La clave está en el agua? El fragor del chorro acalla los gemidos. La presión del líquido acaricia y golpea la piel. La temperatura dilata y contrae. Al final, uno no es más que un ser reducido a la mínima expresión, pura sensibilidad, y se deja llevar. Es una vuelta atrás, retrotraerse no ya a la pubertad, sino al útero materno, cálido y húmedo, o quizá más atrás, al homínido que copula espasmódicamente de pie, o más atrás aún, a la sopa primigenia de la que surgió la vida. Qué hay más solitario que ducharse, qué hay más curativo y purificador. Luego, todo se va por el desagüe y uno sale renacido, rebautizado.

lunes, 5 de octubre de 2009

Rescatando: Acerca del inspector Serrano

Desde hace unas semanas, la página albaceteliterario.com ha dejado de existir, y con ella toda la información asociada a esta web (fichas de autores, críticas, noticias,etc.). También, no sé si como daño colateral, se ha esfumado la página personal de Alberto López Aroca (que no su blog). Por suerte, arrebuscando en el caché de google he recuperado el interesantísimo texto del señor ALA relativo al protagonista de La Saga de la Ciudad Oscura que paso a (re)poner a disposición del público.

ACERCA DEL INSPECTOR SERRANO
por Alberto López Aroca

Aunque mi buen amigo Juan García Rodenas insiste en lo contrario, tengo buenos motivos para creer que el personaje del Inspector Serrano, debido a su pluma (o sus teclas de ordenador, vamos), no es tan ficticio como quiere hacernos pensar.

Veamos.

En algunas ocasiones, Juan ha intentado colarnos a nosotros, sus lectores, algunas historias completamente falsas por ciertas. Es el caso de El que Camina entre Nosotros, publicado en 2001. Esta obra era una de las enésimas reescrituras de uno de sus relatos, titulado originalmente El nombre de Verónica. El texto (y creo que también, en alguna parte de la cubierta) contenía algunas notas del autor donde nos explicaba que la historia estaba basada en hechos reales, y que la documentación que se adjuntaba -declaraciones por escrito, textos legales y policiales- era auténtica. Cualquier lector se daría cuenta en su momento, y también ahora, de que aquello era un fraude.

Esto es sólo un ejemplo, claro.

Y luego están las historias del policía más misterioso de nuestra literatura, el inspector Serrano.

Tengo fundados motivos para creer que Serrano existe, al igual que el señor Philip José Farmer, de Peoria (Illinois), tiene buenas razones para creer que John Clayton, Lord Greystoke, más conocido como Tarzán, existe. De hecho, Farmer tuvo ocasión de entrevistarse con él en 1972. El señor Farmer asegura que Edgar Rice Burroughs se vio obligado a disfrazar la identidad y los hechos concernientes a este "Lord Greystoke" en sus novelas sobre Tarzán de los Monos. Los estudiosos holmesianos y sherlockianos juegan a algo muy parecido (algunos con desaforada fe) con los textos de Arthur Conan Doyle dedicados al señor William Sherlock Scott Holmes, el primer detective consultor de la historia. Estos investigadores aseguran que Conan Doyle no era otra cosa sino el agente literario (y quizá, corrector de pruebas) del doctor John H. Watson, cronista del Gran Detective. (Como ya apunté en otro lugar, no estoy de acuerdo con esta teoría: pienso que la labor de Doyle fue mucho más importante, pues fue él quien redactó los cuentos y las cuatro novelas sobre Holmes; Watson se limitó a esbozar las historias a partir de sus múltiples cuadernos de notas. Ya el mismo Holmes se quejaba de la escasa calidad de los escritos de su buen amigo, cosa que no hubiera hecho de haber leído los relatos de Doyle, de indudable calidad).

Los lectores de las aventuras de Serrano han disfrutado con estas historias de Juan García desde que en 1995 vio la luz Ácido Fórmico. Estoy seguro de que nadie se ha cuestionado la posible realidad de los hechos que narra, y mucho menos la existencia de Serrano. Juan ni siquiera se ha molestado, como hizo con El Que Camina Entre Nosotros, en intentar vender la moto del ya clásico "basado en hechos reales", aunque ha demostrado sentir cierta debilidad por esa pantomima. Yo me pregunto: ¿cómo es posible que no haya obrado del mismo modo con su personaje más célebre?

Por si alguien ha tomado una idea equivocada, le sacaré de dudas: no existe ningún agente de la Policía Nacional de nuestro país que esté especializado en temas paranormales, que resida en Albacete, y que además se llame "Serrano".

Porque su nombre es otro.

Hasta la fecha, en lo que en adelante llamaremos "El Canon de Serrano", Juan García ha facilitado muy poca información sobre la historia personal del personaje. Sin duda, no le habría supuesto ningún esfuerzo referirse a su familia, sus orígenes, etc, cosa que habría aportado todavía más verosimilitud a sus historias. ¿Por qué el autor ha preferido adoptar una pose estética mucho más cercana al pulp, a las contradictorias novelas de Tarzán y Doc Savage, a las recurrentes incongruencias del Canon holmesiano? Precisamente por la misma razón que Burroughs, Dent y Doyle: porque el inspector Serrano está basado en una persona (que no un personaje) real como la vida misma, y al menos parte de las historias que Juan García cuenta sobre él, son ciertas, y lo más importante, susceptibles de permanecer en el más estricto de los secretos.

Una técnica clásica de desinformación, utilizada por todos los gobiernos del mundo desde hace siglos, es la de desacreditar hechos reales. El caso más escandaloso, tanto por su magnitud moral como por la temporal, es el de los contactos con seres extraterrestres a lo largo de nuestra Historia. Existen docenas de obras "de ficción" que relatan hechos reales increíbles, y que por ello mismo han pasado a la posteridad como novelas de fantasía e imaginación. (Estoy pensando, sobre todo, en la invasión marciana que tuvo lugar hacia 1899 en Inglaterra, que el señor H.G. Wells, quizá por orden del gobierno británico, representado por Mycroft Holmes, se encargó de exagerar y enmarañar en una novela).

El caso de nuestro inspector Serrano es semejante, y por algún motivo, Juan García Rodenas ha sido el encargado de "ficcionalizar" una serie de acontecimientos trascendentes, censurados y eliminados de los medios de comunicación, y ahora reconvertidos por la pluma de un escritor en hechos enteramente falsos. Cualquier testigo de los hechos narrados en La Saga de la Ciudad Oscura (por poner como ejemplo el texto más extenso del Canon de Serrano) quedaría ridiculizado por completo si declarara que alguna de las historias reflejadas en esas novelas de aventuras y entretenimiento es cierta.

No obstante, y aunque el autor se ha curado en salud, eludiendo hábilmente fechas y trastocando los nombres de algunos lugares, así como el de los actores, un lector sagaz puede desentrañar ciertas verdades si estudia atentamente estas "novelas de a duro".

Así, podemos decir que el falso apellido de "Serrano" (cuyo nombre de pila, por cierto, Juan García nunca menciona) es en realidad una clave escogida cuidadosamente para indicar la verdadera relación de este excepcional agente con el Estado español. Creemos que se debe a la figura de Ramón Serrano, ministro de Prensa del régimen franquista, y cuñado del Generalísimo. Conociendo la política secretista del dictador, no nos extraña que pusiera en manos de uno de sus hombres de mayor confianza el control sobre los medios de comunicación... y probablemente, la responsabilidad sobre las actividades encubiertas de la OCE (Oficina para la Conservación de las Especies) en España. ¿Qué mejor nombre que el del responsable del filtro informativo para encubrir a un individuo que, en cierto modo, posee en parte sus mismos atributos?

(Entrando en el especulativo y cenagoso terreno de la mitología creativa, podríamos establecer una genealogía que emparentara de forma directa al inspector con el ministro Serrano, pero siempre nos quedaría la duda de quién fue en verdad su señora madre... a no ser, claro está, que Juan García nos diera esa información).

Ya desde un principio, el autor realizó un intento de ocultamiento bastante obvio cuando, en las primeras historias de Serrano, lo llamaba teniente, una graduación que no existe en la Policía Nacional de nuestro país. Juan García ha hablado después de "un error técnico" que acabó por subsanar, pero nosotros no lo creemos así. En realidad, García Rodenas pecó de "exceso de celo" en su afán de ocultamiento, hasta el punto de que esas primeras ediciones (hoy inencontrables y desaparecidas, por algún extraño motivo) resultaban sospechosas... Sólo podemos suponer que "alguien" llamó la atención del autor sobre este punto y le pidió -quizá de modo expeditivo- que no adornara innecesariamente sus "ficciones": la realidad es, en verdad, bastante increíble por sí misma.

Recomiendo a los lectores aficionados a la serie negra, el terror, la fantasía y el misterio que se detengan a leer las aventuras del inspector Serrano. Estoy seguro de que, si no ahora, en el futuro habrá quien se aventure a desvelar las medias verdades ocultas tras ese pesado telón rojo que tanto le gusta a David Lynch, y que Juan García levanta, con cierto esfuerzo, aunque sólo sea un poquito, para que podamos vislumbrar los horrores verdaderos que se encuentran al otro lado.

Copyright © 2006 Alberto López Aroca. Reservados todos los derechos

martes, 29 de septiembre de 2009

Duelos cinéfilos (I)

Inauguramos esta sección con un duelo de westerns femeninos, por un lado tenemos:

A) Las petroleras (1971). Indudablemente, no es una película que guste de ver por la trama, sino por BB y CC (y sus escotazos), el summum de la belleza franco-italiana.

Vs

B) Dos pistolas gemelas (1966). O Pili y Mili en el oeste. Una muestra del niñoxplotation tan típico de nuestra España cañí.Atentos al cartel, con las dos excelsas gemelas con la puntica del revólver en la boca. Toda una declaración de intenciones que ni el mismisimo Tarantino podría resistirse a copiar un día destos.


* Nota Imbdesca: Este Sean Flynn que acompaña al dúo dorado murió en Vietnam, en la guerra sí, Echen un vistazo a su ficha aqui.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Los Pilares de mi tierra (I): El almuerzo

Disculpen nutricionistas, sibaritas y gurmés gafapastas, pero la pieza clave de la alimentación hispana se compone de cuatro elementos perfectamente conjugados sin los cuales nuestro modus vivendi se vería apocado a la anarquía y la barbarie. A saber: pan, lomo, tomate y mayonesa. Los cuatro unidos, cual mosqueteros, conforman el PADRE de todos los bocadillos. Y al igual que en otras culturas tienen alimentos asociados a rituales propios que forman parte del acervo tradicional e idiosincrasia personal, otro tanto sucede en nuestro país con el bocadillo de lomo con tomate y mayonesa, pues es en el almuerzo, y no en otro momento del día, cuando este manjar de dioses cumple su verdadera función social y nutricional.
El almuerzo, para los no iniciados, es la segunda comida del día, entre el desayuno y la comida, propio de los trabajadores de verdad, de los de a pie de obra, que necesitan recobrar fuerzas a media mañana tras el madrugón y ante la lejana perspectiva de la comida. Sólo aquel que se ha deslomado en el campo o en una zanja valora en su auténtica dimensión el almuerzo, ese momento de reunión en el bar, alrededor de la bebida, con una leve conversación mientras se descansa el culo en la silla por primera vez en horas. Los funcionarios jamás podrían entender esta sensación, por ello son más de desayunar café, tostada y zumo y aguantar el tipo hasta la hora de las cañas. Están en otra dimensión, un universo paralelo exclusivo que poco o nada tiene que ver con el que estamos refiriendo aquí.
La composición básica del almuerzo, un almuerzo español de verdad, se estructura en cerveza o vino con casera, bocadillo de lomo con mayonesa y tomate, cortado o carajillo, y chupito de orujo para rematar. Aunque las normativas laborales no ven con buenos ojos eso de que los trabajadores ingieran alcohol durante su jornada, lo cierto es que éste no tiene más función que reactivar el flujo sanguíneo, sobre todo en invierno, para recuperar el tono. De todas formas, poco puede afectar una mahou y un chupito a quien descarga sacos de cemento durante diez horas seguidas. Para esos casos, existe -y se permite- la sustitución de la bebida inicial por una sin o cocacola y el orujo por un carajillo.
Y aunque la amplia carta de bocadillos de un bar del polígono es casi infinita, sin lugar a dudas, es nuestro lomo con tomate y mayonesa la estrella del menú. Entre sus magníficas cualidades cabe destacar la rapidez de su preparación, que evita las largas esperas y la posibilidad de llegar tarde al tajo; sus completas propiedades nutritivas, su amplia capacidad de maridaje (que es como llaman ahora los modernos a la bebida pa'bajarlo), su fácil digestión y capacidad para saciar el hambre más canina, resaltar asimismo que apenas mancha -aunque unas gotas de mayonesa en el mono tampoco van a afearlo más- y, por supuesto, su sabor, esa conjugación de sabores mágicos que explota en nuestro paladar, aportando una sensación de tranquilidad similar al estado de trance que experimentan sólo los más avezados yoguis. Por último, subrayar una de las principales virtudes de este manjar y es su bajo precio, necesariamente asequible al bolsillo del currante. Un almuerzo completo jamás debería costar más de 4 euros, por mucha crisis que haya; entre esas rebanadas de pan se asientan los cimientos del progreso, el desarrollo económico y la libertad.
Aunque ya se sabe que cada cual tiene su librillo, el perfecto bocadillo de lomo debería contener entre tres y seis buenas tajás; dos son apenas un montado, y así deberíais señalárselo al camarero, junto con la indicación de que se lo meta por vía rectal. El modelo más extendido es el de tres, si bien lo recomendable serían cuatro. El lomo, hecho a la plancha, ha de servirse caliente, pues el tomate y la mayonesa ya se encargarán de enfriarlo y dotar al bocadillo de esa extraña conjugación de temperaturas. El pan ha de ser ancho, del día, sin llegar a estar separadas la parte (o tapa) de arriba de la de abajo; norma ésta aplicable a todos los bocadillos y que por sistema incumplen todos aquellos manazas que no saben diferenciar media barra de un sandwich. El bocadillo, como los libros, y valga el juego de palabras en este caso, tiene lomo (a derechas o a izquierdas, según el cocinero sea diestro o zurdo), y será este lomo nuestro punto de apoyo en la mano.
Llegados al tomate, está claro que no hay nada mejor que unas buenas rodajas de tomate natural (y ya si es de Liétor o Valdeganga, de paja, oiga), o en su defecto, éste rayado. Lamentablemente, y a buen seguro por culpa de los antes mencionados trabajadores a sueldo del Estado y sus tostadas de tomate, se ha extendido el uso de tomate rayado de bote que, por muy fresco que esté, no es lo mismo. Otro tanto sucede con la mayonesa, que por cosas de salud es de esa sin huevo, pero en este caso la diferencia en el sabor es casi indistinguible (lo cierto es que ya he olvidado a qué sabe la mayonesa casera de verdad) y encima tenemos la tranquilidad de saber que no vamos a irnos de cabeza al váter con las cagaleras de la muerte.

Bocadillo de lomo con tomate y mayonesa, gracias por existir.

Curso 2009-2010

Tras el hiato veraniego (ustedes disculpen) vuelvo con nuevas chorradas de interés (o no)

martes, 28 de julio de 2009

Movilidad sí, pero ¿cómo?

Culminó ayer, con un paseo en bicicleta, la Semana de la Movilidad, una propuesta del Ayuntamiento que, año tras año, trata de concienciar al ciudadano de la importancia de dejar el coche en casa y buscar alternativas para desplazarse. Por economía, por salud y por el medio ambiente. Desgraciadamente, esta iniciativa cae en saco roto, pues vivimos en una sociedad en la que el coche se ha convertido en parte indispensable de nuestra existencia. Resulta complejo renunciar a éste para ir a trabajar, a la compra o simplemente para dar una vuelta, porque nos gusta ir cómodos, oyendo la radio y protegidos de las inclemencias del tiempo, y porque somos un tanto adictos a la velocidad. Y eso, a pesar del tráfico, que en nuestra ciudad es ciertamente insoportable, denso y caótico, los problemas de aparcamiento, y los conductores que piensan que el Código de Circulación no va con ellos.

Pero tampoco es que las opciones que nos ofrecen inviten a cambiar de vehículo. El servicio de autobuses, con las notables mejoras de los últimos tiempos, sigue siendo lento, en buena medida por culpa del exceso de utilitarios. En cuanto al uso de la bicicleta, que en Albacete debería ser el medio estrella, queda relegada al uso de los Tony Domiguers que pasean por el parque Lineal o La Pulgosa, y unos pocos temerarios que se atreven a irrumpir en la vorágine circulatoria, poniendo en juego su pellejo, puesto que montar en bici supone enfrentarse al desprecio de los conductores, al generalizado mal estado de las calles, a un discontinuo y desaprovechado carril bici urbano (que sólo ha servido para eliminar plazas de aparcamiento) y, claro está, a los amigos de lo ajeno que, cizalla en mano, no dejan candado ni cadena a salvo.
Los talleres sobre movilidad y educación vial realizados esta semana se han centrado en los más pequeños, y eso está muy bien, pero es necesario, si queremos pasar de la anécdota y tener una ciudad accesible, extenderlos a los adultos, y apoyarlos desde los distintos ejecutivos con medidas efectivas y reales. Si no, aparca y vámonos.

Foto Raúl Moreno

El Pueblo de Albacete 28-09-2009

Special KK (relato veraniego)

Mi chica tiene un trasero precioso, de esos que si le pasases la tarjeta de crédito por la raja del culo te quedarías sin saldo en la cuenta. Ya se sabe, el que algo quiere, algo le cuesta, y mi tributo a los hados del destino que nos juntaron en una de esas extrañas carambolas del azar son las cenas de Special K. Cada noche, cuando “arribo” a casa, no me espera un capuchino de sobre, sino un descomunal bol repleto de esas oscuras virutas de aglomerado de Kellogg’s. Para adelgazar, supongo.

Miro mi prominente barriga cervecera -aunque ahora los científicos dicen que la birra no es la culpable de este monoabdominal-, miro el bol y miro su culo de vuelta a la cocina y pienso que a las tres de la mañana me despertarán los ronquidos de mi estómago, declarado en rebeldía. La entrepierna rebatirá la cuestión y la cabeza permanecerá al margen, porque con hambre no puedo pensar ni tomar decisiones.
Curiosamente, ella no se mete con lo que desayuno ni con lo que como, así que puedo hartarme de tostadas, magdalenas, churros... y al mediodía, cocidos, macarrones, huevos fritos... Lo que me dé la gana. Sólo quiere que cene con ella estos asquerosos cereales integrales de cartón. Pero ni siquiera me lo ha pedido, una noche me los plantó delante -con unos pantaloncitos cortos, muy muy cortos y ajustados-, y hasta hoy.
Si por lo menos pudiera remojarlos, en leche, o en bourbon, yo qué sé, pero no. Agua, como mucho, para hacerlos bajar por la tráquea. Lo peor es que fui yo quien compró la primera caja de esta bazofia, no sé por qué, por probar. Quizá ella lo interpretó entonces como una indirecta -dios me libre- y ésta es su forma de vengarse. O un castigo por materialista, machista y sátiro. El caso es que ella se los come, sentada en el sofá, con su sonrisa y su culo a mi lado, ante el televisor. Pero mi bol es más grande, lo compré pensado en el tigre, la rana y el mono, no en esta K roja en cursiva, y ahora toca joderse y tragar. En todos los sentidos. ¿Tiene sentido sacrificar la cena tanto por unas nalgas prietas?, me cuestiono a veces, entonces ella se vuelve hacia mí, con un ademán de afecto y su abultada camiseta de tirantes, y en ese momento, el que sonríe mientras mastica soy yo.

jueves, 9 de julio de 2009

Ya tenemos Ayvelar

portada del Ayvelar 17

Julián Cañizares ha vuelto a conseguir lo imposible, sacar su revista de poesía. Esta última edición de Ayvelar sorprende por su cambio de formato, su estilo y su concepto. El grandísimo esfuerzo de Cañizares ha merecido, en mi opinión, la pena pues ha conseguido una obra coherente y de calidad, conceptos ambos muy difíciles de alcanzar en algo tan heterogeneo como una revista (con más de cien autores). A ello ayuda, y cómo, las inquietantes lustraciones de Alicia Gómez, que se conjuntan a la perfeccción con los textos. Un desorden ordenado, reflejado en la portada de Vidal, que hace de Ayvelar 17 una obra imprescindible para cualquier interesado en la poesía actual de la buena.

Encima es barata.

Y si les interesa mi parte lírica, pues ahí me tienen.

miércoles, 8 de julio de 2009

Bestiario de bar (1): El Sabio

Leer la prensa y ver los telediarios no sólo informa, sino que enseña al que no sabe. El efecto secundario de esto es que hay individuos que, tras devorar muchas noticias, se convierten en sabios. De aquí que, los filósofos, los dueños de todo el conocimiento, estén acodados en las barras de los bares.
Estos individuos, seres preferentemente mayores de 50 años, prejubilados o directamente abonados al Inserso, dedican su tiempo de ocio, que suele ser todo su tiempo, a ir a los bares a adoctrinar a las masas. Su primer actividad diaria es leerse los periódicos sin comprarlos, para ello se desplazan a los hogares del jubilado o a las cafeterías. Con el conocimiento vampirizado de la letra impresa, la información recogida en el telediario del mediodía y algo de radio nocturna del día anterior, ya están listos para transmitirnos sus conocimientos, que abarcan casi todos los campos, y es que estos tipos saben son una wikipedia ambulante, aunque suelen especializarse en temas perfectamente definibles según la sección del periódico que más les guste o el tema de moda en los mass media. Cuando Fernando Alonso tenía un coche que corría, todos sabían a cuántas paradas había que repostar en Monza; si se estrella un avión, dilucidan enseguida que se trata de un problema con los flaps... Ahora mismo, la crisis es un filón constante a explotar y desarrollar por los sabios del bar. Si supieran los altos mandatarios la cantidad de expertos en macroeconomía de 60 años que pueblan nuestros establecimientos hosteleros, podrían sacarnos del pozo en veinte días, y sólo a cambio de un cartón de ducados y una arroba de vino. Intuyo que Botín sí conoce este hecho y celebra sus consejos de administración en la versión más cercana a su casa de Vinos el Gordo.
El ojo avizor de estos sabios para el análisis de la realidad les hace, además, los más indicados para descorrer las cortinas de humo y revelar conspiraciones, como la presunta muerte de Michael Jackson (que en realidad, está vivo), dónde esta el dinero de Madoff o quién mató a Roger Rabbit. Sí, amigos, las observaciones de estos fulanos suelen ser más acertadas que las de los tertulianos de Susana Grissom, e hilan con más coherencia los datos más dispares; y todo ello, a base de memoria, no en vano estamos hablando de una generación a la que obligaron a aprenderse de carrerilla la lista de los Reyes Godos y toda la orografía hispana.
Pero su dominio de la actualidad no se circunscribe sólo a lo ya dicho, sino que en su vasta sapienza brillan con luz propia los temas locales, el conocimiento de primera (o las más de las veces) segunda o quinta mano y la experiencia aportan ese cariz especial tan reclamado hoy en día por los gurús del periodismo. Si quiere usted saber por qué no se construyen más zonas verdes, quién y cuánto se llevan en negro los constructores de VPO, qué gustos y otros temas por el estilo referentes a su localidad, vayan a un bar y aprendan.
Si bien la convicción de sus palabras es escalofriante, su principal defecto es que no saben dosificarse. La gente común está hoy en día sobreinformada, así que recibir una lluvia de datos en los diez minutos que tienes precisamente para desconectar y tomar un cortao, no ayuda al reconocimiento de la gran labor social que el sabio de bar desempeña. Aunque pueda sonar extraño, la verdad es que estos prohombres, en la gran mayoría de los casos, se ponen muy cansinos. Pero ellos no cejan en su empeño, ante la falta de público ya se encargan de darle la tabarra al camarero, y aún en el improbable caso de que este se hiciera el sueco, siempre pueden hablar solos, en voz alta, emulando a aquellos profetas que aleccionaron a nuestros ancestros. Su audiencia favorita, como no podía ser de otra manera, son los jóvenes, seres indefensos en un mundo cruel a los que tienen la obligación de abrir los ojos, y éstos, pillados por lo general a traición, o tragan y asienten en silencio, o les preguntan con genuino interés (de que todo hay). Los sabios de bar normalmente admiten derecho a réplica -que no es recomendable hacer-, aunque jamás dan su brazo a torcer. Con el Maestro no se dialoga, se escucha en silencio y se aprende.
El mayor peligro es cuando se topan dos tipos de estos. El duelo entonces puede ser de dimensiones épicas, ruidoso y, en ocasiones, hasta violento. A esto último ayuda si el alcohol forma parte activa de la confrontación de ambos monólogos. En todo caso, es un espectáculo.

martes, 16 de junio de 2009

Dos ruedas y una cadena


Los becicletos, que decía uno de Madrigueras, son esos vehículos de dos ruedas que no tienen tubo de escape. Apenas cuatro tubos de aluminio mal soldados con un fulano pedaleando encima. Probablemente, se haya cruzado con alguna en su quehacer diario, y quizá hasta se le haya pasado por la cabeza el pensamiento de “vaya un gilipollas” al considerar lo a gusto que se va sentadico en el coche, con el aire acondicionado y la música a toda pastilla, o también cuando intenta encontrar un hueco donde estacionar su berlina de seis metros de eslora y ve cómo un ciclista desmonta y encadena su montura sin más a una farola. Pero lo más probable es que lo haya exclamado en voz alta cuando una bicicleta lo ha adelantado en un atasco o ha aparecido de repente junto a su ventanilla cuando iba a girar. Sí, amigo, ese gilipollas es un ciclista urbano.
Sorprende ver la poca cantidad de ciclistas urbanos (de los de bici a diario) que hay en esta ciudad, aunque puedo llegar a comprenderlo. Para empezar, está la cosa de los robos. No conozco a nadie en Albacete a quien no le hayan robado al menos una bici. Da lo mismo el tipo de cadena, candado o pitón que emplees, la misteriosa mafia de las bicicletas tiene cizallas y ganzúas para cada ocasión. Por supuesto, dé la bici por perdida para siempre cuando ésta desaparezca de donde la ató, porque la Policía ni siquiera se molesta en investigar el tema (quizá teman represalias por parte de la Mafia Ciclistera o a lo mejor están ellos metidos en el ajo, como ocurre en los libros de Flann O’Brian). Sólo se me ocurre la teoría conspiranoica de El Tercer Policía porque no creo que un yonki a) pueda sacar mucho dinero de las piezas de una bicicleta, b) vaya por ahí con una cizalla y c) se dé a la fuga pedaleando cuando apenas puede andar en línea recta. Además, me surgen preguntas como ¿dónde está el taller clandestino donde se compran las piezas de bici robadas?, ¿quién compra estas piezas?, ¿dónde las almacenan? Albacete no es tan grande para ocultar un negocio de esta magnitud, con lo que sólo podemos apuntar a una banda internacional de tráfico de bicis, lo que me hace pensar si mi Orbea roja estará ahora mismo en Arabia Saudí o Tailandia... Esto explicaría también, por ejemplo, que no hayan aparecido las 95 bicicletas (de 125) del servicio municipal de préstamo sustraídas.
Este es otro tema curioso. El Ayuntamiento puso hace unos años en marcha este servicio, a mi entender totalmente prescindible, como se ha demostrado con el tiempo (como que ahora mismo nadie quiere gestionar el tema). Abacete lo tenía todo para que esto funcionase, salvo dos cosas: educación y necesidad. Y es que la ciudadanía albaceteña está por civilizar; sobre el papel queda muy bonito plasmar la idea de que somos Europa, y que la gente agradecerá tener a su disposición unos vehículos gratuitos y ecológicos, pero en la práctica, lo que ofrecen es un trofeo demasiado tentador para los amigos de lo ajeno y un blanco fácil para los gilipollas que se dedican a placar papeleras o patear retrovisores para liberar tetosterona. Lo que no se les pasó por la cabeza a los responsables municipales es que el usuario de bicicletas YA TIENE UNA. O dos, por si le roban la primera. El ciclista urbano no necesita la bici del ayuntamiento, lo que quiere es dónde atarla, que le garanticen que la encontrará intacta a su regreso y, sobre todo, que pueda circular con ella con tranquilidad.
Porque esta es la principal pega. Sí, en esta ciudad maldita y oscura, circular en bicicleta es un deporte de riesgo. Tenemos un estúpido carril bici discontinuo que no va a ninguna parte, en pésimo estado de conservación -la idea de adoquines verdes merece una paliza-, y permanentemente ocupado por cualquier otra cosa que no sea una bicicleta. De nuevo, una operación de márketing que queda muy bien en las guías de turismo y en la estadística, pero con una utilidad real nula (como no sea la de quitar plazas de aparcamiento). Así que tenemos al ciclista urbano que, para llegar a su destino, no tiene más remedio que ir por la calzada, lo que tampoco debería suponer ningún trauma. Somos ‘como’ un vehículo, recuerden. Pero sí aparecen rápidamente los inconvenientes. Los baches nos recuerdan dónde está el culo y hasta dónde pueden subir los testículos, los conductores nos consideran más peligrosos que los apaches y defienden su diligencia a sangre y claxon, además de negarse a poner los intermitentes, no vayamos a saber hacia dónde se dirigen y tratemos de emboscarlos. Las scooter nos consideran sus primos bastardos, y en la lucha por el territorio asfáltico, no somos para ellos más que burda competencia...
Y los peatones... Ah, los peatones. Quienes podían ser nuestros aliados son en verdad los más acérrimos enemigos de la bicicleta. Pase usted, amigo ciclista, por una calle peatonal como la calle Mayor, a menos de 10km/h y verá las miradas de odio reflejadas en sus pupilas. Por supuesto, no faltará quien aparte a su hijo de un estirazón a la voz en grito de “cuidao con la bici”. Yo he visto a madres tirar a sus retoños al suelo del empujón para apartarlos de mi camino, cuando todavía estaba a diez metros de distancia y podía esquivarlos hasta conduciendo un panzer marcha atrás. Me veo obligado a resaltar que no conozco ningún caso de atropello bicicleta-peatón en donde el pedestre haya salido peor parado que el ciclista, y por supuesto, dudo mucho que alguien arrollado por una bici sufra lesiones medianamente graves o muera. Se quejan los peatones de que circulamos por las aceras, sin considerar que, bandarras aparte, por regla general si lo hacemos es porque no nos queda más remedio. Hay ocasiones en que, por puro instinto de supervivencia, no puedes bajar a la carretera. Además, hay que saber aprovechar los recursos y ventajas que ofrece montar en bicicleta. Hay que tener presente que no sólo la ciudad, todas las ciudades, están pensadas para ir en coche, sino también el código de circulación está hecho para esas latas de cuatro ruedas. Con esto no digo que haya que saltarse los cedas, semáforos e ir por dirección prohibida, pero desde luego, los perjuicios que puedes ocasionar en casoa así son nimios en comparación con la que monta un camión en doble fila o un todoterreno saltándose un stop. Allá con la temeridad de cada uno, lo que está claro es que el ciclista urbano se juega el pellejo, innecesaria y gratuitamente, en demasiadas ocasiones, y casi siempre, por culpa de otros.




PD: La imagen superior -una obra maestra- es el logotipo de una asociación ciclista de Guadalara, México.

lunes, 15 de junio de 2009

El Inspector Serrano y Card Nichols en Madrid

O lo que es lo mismo, Alberto López Aroca y su seguro servidor, con LA ARMADURA PRÓDIGA y LA SAGA DE LA CIUDAD OSCURA-III, el 26 de junio en la Librería Estudio en Escarlata, a las 19.30. Allí acudiremos prestos y (probablemente) sudorosos para departir de nuestros libros, personajes, historias y lo que haga falta. Es de suponer que también iremos a algún bar, pero sólo con ánimo literario.

Para más información sobre estas magnas obras de la literatura pulp hispana, les remito al bloj del señor López Aroca, o a este mismo para que trasteen por los diversos enlaces que hay. Merece la pena conocer de qué va la Armadura Pródiga (si hasta pueden leer cómo empieza!) y qué es el Albertoverso, y de mí no les voy a contar nada que ustedes nos sepan o puedan vislumbrar en la última entrada del ínclito Alberto.

PD: El gráfico anterior les ayudará a identificarnos cuando andemos por la capital del reino.

miércoles, 10 de junio de 2009

Pa chulo yo y pa pegarse mi hermano


Siempre he odiado a los chulos. No los soporto desde crío. Repetidores del colegio (abusones, que dicen en las series norteamericanas), el macarrilla del barrio, el guayón con moto del instituto... Y así hasta el tipo que se cree tu jefe, el vendedor de billetes de Renfe, o cualquiera que piense que posee cierto poder/ventaja sobre ti, todos ellos pasan a mi lista negra de tipos a los que mandaría de cabeza a las fábricas de Soilent.
Puede que el término llame a equívoco. Hablamos de ir de chulo, de chuleta, no confundir con chuloputas (proxeneta). Chulo puede ser cualquiera, se puede chulear de coche, de tuboscape de moto, de trabajo, de novia, de abdominales... Un toque de chulería es necesario para no ir por la vida como un mindundi, además de que es un hecho empírico que a las chicas les gusta los chulos. El problema radica cuando la chulería pasa de ser un simpático guiño de nuestra personalidad a convertirse en una actitud, en un modus vivendi. El peligro, pues, viene en el momento en que el chulo de boquilla, el bacín, pasa a los hechos, a imponerse sin derecho a réplica, a ser el MÁS chulo.
Gracias a los documentales de gorilas, entiendo hasta cierto punto el instinto primigenio de ejercer el dominio sobre los menos fuertes, que no débiles, del que hacen gala ciertos individuos, lo entiendo dentro de una comunidad de gorilas, o en la cárcel, pero no en el patio de un colegio, en la plaza mayor o en la oficina de Correos. ¿Qué impulsa a un funcionario a putearte cuando vas a pedir un impreso o información? ¿Qué necesidad justificable tiene de demostrar que tiene cierto poder sobre ti, un poder momentáneo, ridículo, basado en la teórica inmunidad que le ofrece su contrato con la administración?
La chulería basada en el físico que sufrimos en nuestros primeros años respondería al esquema de los primates; los jóvenes luchan por hacerse con el puesto de macho alfa y los beneficios que esto conlleva. El repetidor de EGB era el mejor ejemplo de esto, y era más poderoso si era doblemente repetidor, jevi y fumaba celtas (así era en mis tiempos). Luego empezamos a vislumbrar nuevas formas de chulería, ya no tanto basadas en la relación altura/peso/melenas sino en los cuartos. Poderoso, y chulo, caballero es Don Dinero, ya saben. Los tipos con más perras en los bolsillos van y vienen donde quieren, tienen lo que y a quien desean. Porque si hay un axioma en esto de la chulería es que para ser chulo hay que poder; lo malo es que ese poder, ya sea físico, monetario o que cualquier otra clase, y he aquí el segundo corolario, es efímero, pero de eso hablaremos después. Conocemos la chulería del macarra, del billetoso, también a edades tempranas convivimos con la del tipo que posee alguna habilidad casi sobrenatural relacionada con tres los pilares básicos de un PJ rolero: fuerza, destreza y habilidad. La inteligencia... Ah, chulear de inteligencia sólo sirve para recibir hostias (y no conozco a nadie que tire dados para ver si su enano entiende los conjuros que roba a los cadáveres de sus enemigos). El clásico colega chupón del fútbol o el tipo que sabía marcar goles desde la defensa del futbolín encajan aquí. Su reinado suele ser corto y limitado, por circunscribirse a un área muy particular en un momento muy concreto, por mucho chándal del Alba juvenil que use hasta la Universidad...
Cuando uno abandona la adolescencia y el metabolismo comienza a moldear la figura con la que probablemente serás ingresado en urgencias antes de morir, es el momento en que empiezas a adivinar tipos de chulería más infame e irritante. La del poder burocrático, basada en esa estratégica posición al otro lado de la ventanilla, donde quien te atiende te considera culpable de todas las vejaciones que ha sufrido en la vida y ejerce de hijoputa vengador. Chulería sádica la de estos fulanos a los que podrías desmontar más fácilmente que a un playmóbil (pero no lo haces porque eres un ser presuntamente civilizado y educado, y a lo más que llegas es a tamborilear con los dedos en el mostrador o, los más aguerridos o desesperados, a alzar la voz; cuánto tenemos que aprender en este sentido de los gitanos).
La chulería de la escala de mando es muy chunga; en este caso, el macho alfa lo es por la vía ejecutiva, se sienta en la rama de arriba y estás obligado por contrato a obedecerle. Que el poder corrompe no es ninguna novedad, es inevitable que imponer tu autoridad sobre los demás por cuestiones del cargo acabe por desnortar a encargados y afines. Ebrio de poder, el dictador pasa a ser un chulo cuando encima hace gala de ello con un “esto es así porque lo digo yo”, por ejemplo.
Pero nada es eterno, fuera de la oficina, del ayuntamiento, del coche con faros de xenon, todos somos humanos, sometidos a otros, como muñecas rusas; las víctimas pasan a ser verdugos y viceversa. A nivel individual, sólo hace falta un palo y un pasamontañas para darle la vuelta a la tortilla. A nivel más amplio... pues vean el telediario. Y esto es lo que los chulos no comprenden, que el círculo puede romperse, que no hay necesidad de hacer el hijoputa... aunque puede que esto sea antinatural y comprometería la evolución del ser humano. Parafraseando al tío Ben, vacilar de un gran poder conlleva una gran responsabilidad, pero claro, se lo decía a un fulano que saltaba por los tejados.

viernes, 22 de mayo de 2009

Elogio de la hijoputez albaceteña

el autor de este libro no es albaceteño, pero casi
Por si no han tenido la suerte de viajar a Granada, les diré que existe allí algo común a todos sus habitantes, certificado y comprobado por interesantes estudios, con más arraigo y orgullo que la Alhambra; me estoy refiriendo a la malafollá granaína, una suerte de mala leche gratuita, sin provocación previa, que aún a riesgo de confundirse con mala educación, no es sino un rasgo innato en el granaíno contra el que nada puede hacerse, más bien al contrario, el vecino de esta capital andaluza lleva con orgullo su mala hostia allá donde va. Es esta malafollá, por ejemplo, la que hace que anden por las aceras como si fueran suyas y sean incapaces de apartarse cuando tu trayectoria y la suya convergen en un punto. Quien esto suscribe ha desarrollado con el tiempo, y tras sucesivas visitas, un sistema infalible para evitar colisiones indeseadas con los granaínos, mezcla de andar más rápido que ellos y choques lo más violentos posibles al azar. El granaíno no es tonto, y cuando ve a uno de sus congéneres volar hacia el asfalto tras impactar contra un tipo de 100 kilos suele hacerse tímidamente a un lado (salvo que su masa corporal sea superior a la mía, claro).
Y es que en Albacete tenemos algo peor, más peligroso, que es la hijoputez. Al contrario que nuestros amigos del sur, el hijoputa albaceteño no nace, se hace; si la malafollá es algo innato, la hijoputez se aprende, se desarrolla y se trabaja para aumentarla, no en vano es un método de supervivencia, mezcla de la desconfianza de la Mancha central con el pretender metértela doblá del Levante. La malafollá sale de dentro, de los genes, del instinto, es un ataque; la hijoputez se gesta en la mente, es cerebral, premeditada y con alevosía, es una defensa, una reacción, una vendetta, un “pa hijoputa yo”, de ahí que supere con creces a la mala hostia granaína, ellos joden por joder, nosotros para ver si podemos joder pero bien, a conciencia, y para ello no nos importa saltarnos normas, convenciones morales y hasta la ley, si es menester. Al contrario que el granaíno, que va con la malafollá por bandera, el albaceteño no reconocerá públicamente que es un hijoputa.
El hijoputa albaceteño es un tipo potencialmente peligroso cuando entra en fase, sobre todo porque no anuncia su acto vengativo, al menos no más que con un “ahora verá ese cabrón” o el ya mencionado “pa hijoputa yo”. Tampoco le preocupan las consecuencias. Es un hombre sin miedo. Y lo peor es que no actúa contra nadie el concreto, sino contra todos, contra el mundo; el hijoputa guarda todas y cada una de las afrentas que le han sucedido a lo largo de su existencia, y luego la víctima se convierte en verdugo indiscriminado, con una especie de ansia por devolverle al karma las putadas recibidas, generando a su vez otro futuro hijoputa. La hijoputez se convierte así en una reacción en cadena que se retroalimenta constantemente, el móvil de eterno movimiento.
El hijoputa albaceteño es el que aparca en doble fila delante de otro coche en doble fila en la parada del autobús, el que se cuela en la caja del Mercadona con aquello de “sólo llevo una cosa” y de repente saca de la nada un carro a reventar. Es el político que deshace lo contruido por quien antes ocupaba su asiente, aunque sea del mismo partido. Es la vecina tiene las sábanas lavadas con lejía encima de tu ropa. Es el fritilla que pone la radio a todo volumen a la hora de la siesta; el tipo grandaco que anda empujando a la gente por las aceras del Zaidín... En fin, los ejemplos son innumerables, sólo hay que darse una vuelta por la ciudad para comprobarlo. Y sí, hay hijoputas similares en casi todas partes, y no necesariamente albaceteños, pero a buen seguro que el origen de esa hijoputez está aquí, ya sea porque el hijoputa forastero visitara la ciudad y la sufriera en sus carnes o porque tropezara con un nativo del llano allá en su localidad. Puede que exportemos navajas, vino y queso, pero el principal recurso llevado allende nuestras fronteras es la hijoputez.
Consideren, en último lugar, lo que sería la máquina perfecta, el terminator definitivo, el ángel vengador por excelencia: un granaíno de Albacete. Como mi mujer.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Vas a saber tú más que el médico...


Pues a veces, sí. Más que nada por cansancio, por repetición, y porque llevo más años yendo a consulta que ellos. Algo se aprende, por lo menos en lo tocante a dolencias reiterativas, como una bronquitis, gastroenteritis o una lumbalgia, nada de morirse -en un principio-, pero que sí te tienen un par de semanas jodido. Para males mayores no tienes más remedio que acudir a médicos de verdad, en el hospital, o directamente a urgencias.
Lo que ocurre con los médicos de cabecera es un misterio más complejo que por qué roban mecheros las mujeres, pero apuntaré aquí un par de ideas que podrían explicar las razones que han llevado a estos personajes a pulular por nuestros centros de salud.
Los médicos de cabecera son la base de la pirámide de nuestro sistema sanitario, de ahí que no comprenda que éstos sean los peores doctores que te puedes encontrar.
Y es que si fueran buenos, tendrían consultas privadas y estarían forrándose a nuestra costa. El hecho de que, en lugar de tener una bella enfermera en la puerta con una amplia factura en la mano, haya media docena de abuelas con achaques interminables esperando para ser auscultadas nos dice que estos individuos acabaron la carrera con la nota justica y se dan con un canto en los dientes. Seguro que eran los cachondos de la clase, los tunos o los porreros, los que se metieron a esto para tirarse a las mozas de Enfermería o para casarse con un médico de verdad. Como los que estudiaban Empresariales o Magisterio de Primaria en mis tiempos.
Y hablando de tiempo, ¿cuántas horas de tu vida pierdes en la sala de espera de una consulta? Primero, vas antes porque tu madre te ha enseñado que si falta alguien a la cita te puedes colar, aunque eso ocurre una de cada mil veces y siempre al abuelo de enfrente o al fritilla del chandal blanco que no ha soltado el móvil desde que entró. Puedes intentar distraerte con un libro, pero los chillidos de los niños que aguardan en pediatría te lo impedirá, sino lo hace antes la tertulia de dos mujeres mayores a voz en grito que hacía semanas que no se veían. Las salas de espera de los ambulatorios son como las cafeterías de las estaciones de autobuses, la fauna allí reunida es única y espeluznante.
Luego cuando entras, estás de dos a cinco minutos, paracetamol y a la calle, cuando el abuelo que estaba delante de ti ha tardado veinte minutos -eso si no se te ha colado uno de esos que "sólo viene a por dos recetas" y parece que le haya explicado El señor de los anillos en verso al médico-.
Para los médicos de cabecera, o de familia, el enfermo no es más que un obstáculo temporal en su larga carrera hacia el bar o las vacaciones, y les da igual lo que les cuentes porque para todo aplican remedios genéricos. Los analgésicos son su mejor aliado. Yo no sé cuántas veces me han recetado paracetamol, ibuprofeno -o jarabe para la tos-, sin que ni siquiera haya terminado de explicarle lo que me pasa. El paracetamol debe ser el bálsamo de Fierabrás del siglo XXI, según tu médico, sirve para el 90% de las enfermedades, es barato y dicen que no daña el estómago, pero a mí no me hace nada. Yo he visto el grueso vademécum que tienen en la estantería, o los más aparentes encima de la mesa, y debe de haber más medicamentos que éste, salvo que sea un libro falso de esos huecos que sirven para guardar cosas. Para que te receten antibióticos tienes que ir con cuarenta de de fiebre, un muestrario de flemas y una recortada.
Ahora que lo tienen todo informatizado es casi peor que antes. Ya ni se molestan en mirarte a la cara, ponerte el estetoscopio o meterte en la boca el palo del polo ese. Te hacen las diez preguntas del test del suplemento médico de la Mujer Hoy mientras miran absortos la pantalla del ordenador y saben si tienes gripe, almorranas o polimenorrea. Se supone que consultan tu historial médico, pero yo he visto el icono del emule alguna vez en la barra de herramientas. Supongo que luego entran al Receteitor 2.0, y pulsan Aceptar en la ventana “Recetar paracetamol”.
Si necesitas acudir a un especialista date por jodido, existe una rivalidad intrínseca entre el médico de cabecera y el especialista que solo puede explicarse con lo que señalaba antes de los tiempos de la facultad. El hecho de que a House lo castiguen a pasar consulta no hace más que ratificar esta teoría. El especialista, que trabaja en un hospital rodeado de enfermeras y con una clínica privada, le devuelve ahora todas las putadas al festero de entonces y nosotros quedamos como las víctimas colaterales de aquellos tiempos, clamando por un volante para una cita que tardará tres meses en llegar, cuando para entonces ya estés curado o muerto. El paciente (por definición, una persona cargada de paciencia) se convierte en una pelota de pin-pong entre ambos doctores, el primero se resiste a darte el volante, porque sería reconocer su inferioridad, y el segundo te remite al de cabecera a los tres minutos porque “no estás tan mal” o lo que tienes no corresponde a su especialidad. La historia que nunca acaba, como darse de baja en ONO. Vuelta a empezar.
El día que a los españoles les dé por coger un rifle y liarse a tiros, los centros de salud serán los primeros objetivos.
Y de Urgencias hablaremos otro día.

jueves, 30 de abril de 2009

Gripe porcina o virus Z

La mayoría de la gente no admite que algo puede pasar sino hasta después de que ha pasado. Eso no es estupidez ni debilidad, es sólo la naturaleza humana. No culpo a nadie por no creer. Y no me considero mejor ni más listo que ellos. Supongo que todo se reduce a un simple accidente de nacimiento. Sucede que yo nací dentro de una sociedad que vive con un constante temor a extinguirse. Es parte de nuestra naturaleza, parte de nuestro estado mental, y hemos aprendido a través de muchos errores y ensayos a estar siempre en guardia.

El primer aviso que tuve de La Peste fue a través de nuestros amigos y clientes en Taiwán. Llamaron a quejarse de nuestro nuevo software de decodificación de mensajes. Aparentemente había presentado fallas al descifrar unos e-mails de sus fuentes en la República Popular, o al menos los había descifrado tan mal, que el mensaje resultaba incomprensible. Sospeché que el problema no debía estar en el software, sino en los mensajes como tal. Los rojos del continente… supongo que ya no los llamaban rojos… ¿pero qué espera de un viejo como yo? Los rojos tenían la mala costumbre de usar muchos tipos diferentes de computadores, de distintos países y generaciones.

Antes de sugerirle esa solución a Taipei, pensé que sería una buena idea revisar yo mismo los mensajes. Me sorprendió ver que los caracteres estaban claramente decodificados. Pero el texto… tenía que ver con algún tipo de virus que primero eliminaba a la víctima, y luego reanimaba el cadáver como algún tipo de animal furioso y homicida. Por supuesto, no creí que eso fuese literal, especialmente porque unas pocas semanas después, estalló una crisis en el área de Taiwán y todos los mensajes sobre cadáveres reanimados dejaron de llegar. Sospeché que había una segunda capa de encriptación, un código dentro de otro código. Era un procedimiento normal, que se remontaba incluso a los primeros días de la comunicación humana. Por supuesto que los rojos no podían estar hablando de cadáveres reales. Tenía que ser algún sistema nuevo de armas, o un plan de guerra ultra secreto. Dejé el asunto ahí, y traté de olvidarme de él. Sin embargo, como uno de sus grandes héroes nacionales solía decir: “Mi sentido arácnido me alertaba.”
(...)

Guerra mundial Z. Max Brooks

Gripe porcina o Capitán Trotamundos...

La CBS no emitió en toda la noche. La NBC tenía una programación regular, pero la imagen de la filial de ABC se difuminaba a cada momento, y a veces se borraba por completo para después reaparecer de súbito. El canal de la ABC sólo pasaba viejos programas grabados, como si el nexo con la red se hubiera cortado. No importaba. Lo que Nick esperaba era el noticiario.

Cuando empezó, se quedó perplejo: la noticia del día era la «epidemia de supergripe», como la llamaban ahora, pero los locutores de ambas emisoras dijeron que ya estaba siendo dominada. En el Centro de Control de Epidemias habían elaborado una vacuna, y a comienzos de la semana siguiente los ciudadanos podrían conseguir que su médico se la administrara. Al parecer, los brotes eran graves en Nueva York, San Francisco, Los Ángeles y Londres, pero los estaban conteniendo en todas partes. En algunas zonas, agregó el locutor, se habían cancelado temporalmente las reuniones públicas.
En Shoyo, pensó Nick, toda la ciudad había sido cancelada. ¿Quién engañaba a quién?
Al final, el locutor dijo que seguían restringidos los viajes a la mayoría de las grandes áreas urbanas, pero la situación se normalizaría apenas se contara con suficiente vacuna. A continuación pasó a ocuparse de un accidente de aviación ocurrido en Michigan y de algunas reacciones en el Congreso ante el dictamen del Tribunal Supremo sobre los derechos de los homosexuales.
Nick apagó el televisor y salió al porche. Allí había un columpio y se sentó en él. El movimiento de vaivén resultaba relajante, y no podía oír los chirridos del herrumbre, pues John Baker se había olvidado de engrasarlo. Se quedó mirando las luciérnagas que formaban irregulares festones en la oscuridad. Se percibían relámpagos entre las nubes allá en el horizonte, haciéndolas asemejarse a monstruosas luciérnagas del tamaño de dinosaurios. La noche resultaba pegajosa y agobiante.
Como para él la televisión era un medio exclusivamente visual, había notado algo que quizá pasó inadvertido a los demás: no habían proyectado anuncios de películas, ni resultados de béisbol. El informe meteorológico fue vago, sin un mapa que mostrara las variaciones... como si la Oficina Meteorológica de Estados Unidos hubiera cerrado sus puertas.
Los dos locutores le habían parecido nerviosos y ofuscados. Uno de ellos tenía un resfriado. Tosió una vez frente al micrófono y pidió disculpas. Y ambos habían mirado nerviosamente a derecha e izquierda de la cámara, como si hubiera alguien más en el estudio, alguien encargado de vigilar que no se extralimitaran.

(...)

Apocalipsis. Stephen King

Reto Fanzine 2023

 Bueno, pues parecía que no pero al final sí, así que... Queda convocada la 19 edición de nuestro Reto Fanzine para el VIERNES 29 de diciemb...