Quién le iba a decir a Adrien Gaspard-Félix Tournachon, de nombre artístico Nadar, que acabaría por formar parte de la tripulación del obús de aluminio que el Gun-Club, el prestigioso círculo de artilleros de Baltimore, iba a lanzar a la Luna por mediación de un cañón de 900 pies. Oficialmente, los tres hombres que ocuparon la gigantesca bala fueron dos americanos, Barbicane y Nicholl, y un intrépido francés llamado Michel Ardan, pero a muy pocos se les escapa que Ardan y Nadar son la misma persona.
Cuatro años antes de la publicación de "De la Tierra a la Luna" (1865), Julio Verne había conocido a bordo de un globo aerostático a un hombre ya digno de protagonizar una de sus narraciones: el aventurero, pionero, periodista y fotógrafo Félix Tournachon, apodado Nadar por los colegas de La Bohème, con el que inició una gran amistad. La experiencia de Nadar con estos gigantescos armatostes volantes, que él empleaba para sus trabajos de fotografía aérea, le sirvieron al escritor para desarrollar su primera gran obra: “Cinco semanas en globo” (1863).
No fue esta la única aportación del visionario periodista a la carrera de Verne. Nadar lo recomendó al sansimoniano J. Hetzel, dueño del Magazine de ilustración y recreo, quien le publicó la primera entrega del folletín. Debido al éxito de la obra, el dueño de la revista le ofreció un contrato por veinte años a veinte mil francos anuales, todo un capital. Fue a través de Nadar y Hetzel como Julio Verne conoció a personajes que se movían dentro del movimiento anarquista de la época como Elysée Reclus (insigne geógrafo que también acabó siendo de sus mejores amigos), Kropotkin, y Bakunin. De aquellas relaciones se dice que surgieron ciertas ideas libertarias introducidas veladamente en los Viajes extraordinarios, y más a las claras en la póstuma “Los náufragos del Jonathan”, aun cuando Verne estaba más cerca de ser un republicano de ideas conservadoras.
Nadar se había trasladado desde su Lyon natal a París en 1842 para trabajar como periodista y caricaturista. Progresista, defensor de la libertad de expresión y finalmente simpatizante de las tesis anarquistas, fue el autor de la primera historieta semanal en prensa, convirtiéndose así en el padre de la tira cómica/satírica: entre 1848 y 1849, publicó su “Monsieur Réac” en “La Revue Comique à l'Usage des Gens Sérieux”, que él mismo fundó, y desde la que atacó la candidatura de Luis Napoleon a la presidencia de la república.
De Nadar, se conocen sobre todo las fotografías que realizó de sus contemporáneos famosos. Suyo es el retrato de Julio Verne que adorna todas las contraportadas de sus libros; también posaron ante su objetivo su amigo Baudelaire, Nerval, Rossini, Daumier, Delacroix y hasta el mismo Alejandro Dumas. En 1854 reprodujo en litografía un fresco gigantesco con doscientos cincuenta personajes del mundo artístico y literario parisino (el Pantheon Nadar); con todos mantenía amistosas relaciones. Cuando Julio Verne lo conoció, Nadar llevaba tres años sobrevolando París a bordo de aparatos como “Le Géant”, un globo que mandó construir específicamente para la realización de sus series de vistas aéreas, que le sirvieron para trazar los planos topográficos de la capital francesa y granjearse fama mundial. Durante la ocupación prusiana, Nadar puso sus conocimientos de aeronáutica al servicio de la patria, ocupándose de transportar el correo de la metrópoli hacia los centros de provincia mediante una flotilla de globos. Pero a Nadar no sólo le atraían las alturas; como a su amigo Verne, las profundidades y los misterios de la tierra también fueron objeto de su estudio, por lo que dedicó parte de su tiempo y técnica a retratar con luz artificial las catacumbas y cloacas, siendo de nuevo precursor en este campo.
Al morir, Nadar dejó una producción de más de 450.000 negativos sobre placas de cristal, entre retratos y series, lo que justifica que sea considerado como el fotógrafo más importante del siglo XIX. La especial sensibilidad de Nadar en todo lo que hacía consiguió elevar el simple producto de una técnica a la categoría de arte. Pero a pesar de todos los logros de su ajetreada vida, Nadar/Ardan no logró poner los pies en la luna. Aunque estuvo cerca.

Juan García Rodenas, miembro de la Academia de Mitología Creativa Jules Verne de Albacete, sillón Mark Twain.

Publicado Originalmente en Ínsula nº6 especial Centenario de la muerte de Jules Verne (El Pueblo de Albacete, marzo 2005)