viernes, 27 de mayo de 2011

Una sugerencia para la nueva corporación municipal (Sesenta mil satanases, 64)

Con el cambio de gobierno regional y local se avecinan cambios. Intuyo que muchos y no todos serán del agrado del respetable pero estamos en crisis y es lógico pensar que quien gobierna ha de tomar decisiones peliagudas. Sospecho, por la cantidad de promesas electorales que he ido leyendo estas semanas atrás, que la nueva corporación municipal tiene una agenda de actuaciones muy larga, pero no he visto nada sobre el problema zombi.

Está claro que, en el orden de prioridades del Partido Popular, el tema de los muertos vivientes no ocupa un lugar privilegiado, quizás ni siquiera lo hayan contemplado, no estoy seguro –al contrario que sus cuarenta y seis mil y pico de votantes, no he podido leer el programa con el que han ganado los comicios-. Crear puestos de trabajo, prohibir el botellón, dinamitar el carril bici de la calle del Ángel son, a priori, problemas a los que urge dar respuesta en la capital, pero si esperamos a que estemos todos pintando farolas en el parque, bebiendo litros en el trastero y aparcando en zona azul, quizá sea demasiado tarde. No estaría de más ir organizando, no digo que una Concejalía Zombi, pero sí al menos un comité, o encargar un estudio a la UCLM.

Porque, duele reconocerlo, Albacete no está preparada para el Apocalipsis Z.

Y dudar de que este día llegará es una grave imprudencia, por tres evidentes razones que se me ocurren a bote pronto: uno, hay albaceteños por todo el mundo; dos, un albaceteño es más que susceptible de ser víctima de cualquier epidemia que se desate; ergo, tres, si hay un estallido de virus Z en breve, como promulgan todos los expertos en zombiología, al menos un albaceteño lo pillará y cuando regrese para Feria estaremos todos condenados.

Día tras día compruebo cómo nuestra bella ciudad carece de la más elemental infraestructura para la defensa ante una plaga zombi. El empeño de los años de gobierno socialista en convertirnos en la ciudad de la movilidad, de la accesibilidad, ha conllevado un lado oscuro que nadie parece haber previsto: los zombis tienen total libertad de movimiento por nuestras calles y plazas. Hasta les hemos puesto rampas y ascensores para que puedan llegar a los puntos medianamente altos como la plaza de La Mancha.

Ni siquiera los coches aparcados nos sirven de barrera, puesto que la enfebrecida instalación de bolardos en aceras y esquinas han creado brechas en el perímetro por el que estos muertos caníbales pueden alcanzarnos. Quiera Dios que cuando el Día Z llegue, nos toquen zombis clásicos, porque de ser de los rápidos, no duraremos ni un Informe Semanal.

Qué decir los posibles refugios. Nuestros centros comerciales o están demasiado cerca, o demasiado lejos. Quizás a quien le pille en Imaginalia pueda sobrevivir unas semanas, pero deberá enfrentarse al aislamiento y a los saqueadores. Es una pena que nos cargáramos los refugios antiaéreos, podían haber sido una buena opción. Las urbanizaciones parceleras del extrarradio son la despensa perfecta para estas criaturas infernales. La base aérea de Los Llanos podría ser la respuesta, si no fuera porque es más que probable que sea la primera en caer al ser infectada desde dentro, por culpa del aeropuerto. Si hemos de recurrir a militares, mejor acudir al Polvorín de Chinchilla, ciudad a la que muchos huirán en primera instancia, por su carácter -en apariencia- más defensivo. Un error lógico, puesto que esto no hará más que incrementar las posibilidades de infección. Y propagar el desastre.

Según se desprende de este somero ejercicio de observación, somos una población extremadamente vulnerable, desinformada y, lo más importante, desarmada. Cierto es que no nos escasean las escopetas de caza, pero la experiencia nos ha enseñado que la mejor herramienta para estas invasiones de muertos es la prevención y un arma de mano del tipo escavillo con la que desmochar a un zombi de un solo golpe.

Urge, pues, ir introduciendo los más básicos principios de defensa y ataque contra zombis en la sociedad albaceteña, por todos los medios de que dispone el Ayuntamiento. No estaría de más, por ejemplo, un cine-fórum en la Filmoteca, unas jornadas en la Universidad, alguna exposición en el Museo Municipal, talleres para niños en las Escuelas de Verano y para adultos en la Universidad Popular. Junto al reparto de mazas, hachas y escavillos, conmemorativos de la Virgen de los Llanos o del Pincho la Feria para que así aumente la demanda, iríamos dando pasos hacia la correcta supervivencia. Nuestros cerebros están en juego.


El Pueblo de Albacete, 29 de mayo de 2011

martes, 24 de mayo de 2011

Epub en el Kindle

Leo via el reader castizo que Amazon parece haber entrado finalmente en razón y, en un futuro no muy lejano, y actualización mediante, permitirá que sus cacharros lean ebooks en formato epub. Sabemos que no es el mejor, pero sí el más extendido, así que era lógico que, más tarde o más temprano, estos libros electrónicos entrasen en nuestros kindles. Aunque la verdad es que me va de perlas con el .mobi, no dejo de tener toneladas de archivos en la otra extensión, así que si me ahorro una conversión (que no, porque me gusta remaquetar los textos y dejarlos a mi gusto) pues mejor que mejor. Sin duda esto ayudará a que Amazon se forre aún más y a que más gente se anime a apuntarse a esto de leer en pantalla de tinta electrónica.

Si tenemos en cuenta, además, que se rumorea que el desembarco de Amazon España será para estas Navidades, podemos prever unos buenos Reyes Magos en cuanto a aparatos y títulos en español, y una revolución del mercado editorial para 2012, aunque este es otro tema más peliagudo.

El principal (y casi insalvable) escollo de Amazon para instalarse en España y poder aplicar sus políticas de venta ( y poder hacer cosas como esta: Amazon vende el disco de Lady Gaga a menos de 1 dólar) es la ley de precio fijo del libro (vean esto y esto). Esta es la ley que marca el descuento máximo del 5%, pero aunque no soy muy ducho en las lides jurídicas, veo ciertos "agujeros" por los que podría colarse (-los libros usados están excluidos, por ejemplo, pero ¿como justificas que un libro electrónico es de "segunda mano"?; los descatalogados también quedan fuera; y no hay que descartar acuerdos entre las grandes editoriales y Amazon, aunque supongo que los libreros se les echarían al cuello. Hay precedentes-. También está la cuestión del IVA (un ebook está grabado con un 18% de IVA, frente al 4% de los libros de papel,mientras que en Estados Unidos los ebooks tienen IVA 0.)
Todo esto podría significar que en un año podría comprarme La sangre de los King, de Jim Thompson, (descatalogado, puesto que la última edición es de 1980!!!!) en formato .epub, .mobi o .azw, directamente desde el wifi del kindle en Amazon.es por un par de euros.
O seguir como hasta ahora.
Más links al respecto:
http://www.muycomputer.com/2011/05/23/el-kindle-sera-compatible-con-el-formato-epub
http://www.analitica.com/tecnologia/8323963.asp
http://www.elereadercastizo.com/

lunes, 23 de mayo de 2011

Romper el cuadrado (Sesenta mil satanases, 63)

Dentro de los puzzles que nos han regalado de chicos, el tangrama siempre ha sido el más misterioso. Ser un puzzle “chino” ya le otorga un aire fabuloso, también la sencillez y la familiaridad de sus siete piezas, y de su simple mecanismo. El reto es construir con solo esas figuras geométricas prácticamente todo. Porque, ojo, aunque en el folio doblado habitual que acompaña al juego a lo sumo vienen veinte o treinta figuras, las posibilidades son casi infinitas. De hecho, uno de los mejores retos el tangrama es inventar tus propios diseños y comprobar después si se le ha ocurrido a alguien más -en la mayoría de veces sí, pero no por eso desisto-. A las malas, si la figura ya ha sido inventada, siempre puedes bautizarla a tu gusto.
El tangrama no es más que un cuadrado partido en siete pedazos. Cinco triángulos, un cuadrado y un paralelogramo, que por la magia de las matemáticas y la imaginación pueden llegar ser un tendero chino, un barco o la letra A. Esa es un auténtica magia.
También hay que resaltar entre sus virtudes que es barato, tanto que uno mismo puede construírselo con una regla, unas tijeras y cartulina. O madera, si eres más manitas. Y si tampoco eres fan del “hágaselo usted mismo”, no hay problema porque el tangrama debe ser el juguete de los más baratos de la tienda.
Las reglas del tangrama son sencillas pero inamovibles: para crear una figura hay que usar todas las piezas -ni sobran ni faltan-, y no se pueden superponer, es decir, todas juegan en el mismo plano. A pesar de ser un juego, pues, esencialmente bidimensional, es necesaria una gran mentalidad analítica y buena percepción espacial para llegar a dar con la clave de la posición del modelo. Y paciencia. Hay personas que las ve enseguida, y otras que se pueden tirar horas sin dar con la solución -la más habitual suele ser darle la vuelta a un triángulo-. Suele ocurrir que acabemos odiando los juegos en los que luchamos contra nuestra propia estupidez -¡Rubik, desde el corazón del infierno... ¡Yo te apuñalo!-, pero lo bonito del tangrama es que, si una figura no sale a la primera, puedes hacer la siguiente y, ¡bingo!, seguro que la respuesta a la anterior viene por sí sola.
En Occidente tendemos a pensar que todo lo chino es de origen milenario, y aunque he estado en restaurantes donde el pollo al limón podía sostener esta teoría, no es del todo así. No he visto fechas concretas que indiquen cuándo apareció el puzzle, lo que sí está claro es que los primeros libros encontrados sobre el tangrama datan del siglo XIX. En Europa, el tangrama se difunde en ese mismo momento con una rapidez pasmosa y en apenas unas décadas pasa a venderse en todo el mundo. Hay quien asegura que el mismo Napoleon se entre tuvo en sus últimos días enjuguescao con un tangrama.
La europeización del juego le arrebata su carácter místico –para los chinos, era el juego de la sabiduría, de lo siete elementos-, y lo convierte en un puro rompecabezas, para mayores y pequeños, donde las primeras figuras a reproducir, extraídas de los manuales asiáticos originales, son reinterpretados aquí al gusto del editor, en una especie de piratería inversa a la actual, y por la que debemos estar siendo castigados...
Dado que el tangrama parte del cuadrado, una superficie ideal, perfecta en sus lados y ángulos iguales, éste trata de superar la forma, superarse a sí mismo, ante el inmovilismo y la rigidez cuadrangular, dotarse de movimiento, de dinamismo.
Un poco de afición y de investigación te lleva a descubrir que existen otras variantes tangrámicas igual de desafiantes o más, como los curvos o los que tienen otra disposición de formas, como el que posee mi amigo el Sr Tornero, cuyas figuras son de una extrema complejidad.


El Pueblo de Albacete, 22 de mayo de 2011

lunes, 16 de mayo de 2011

Juego de Tronos: Pues parece que refresca

Visto el primer episodio de la nueva serie destinada a convertirse en el boom televisivo del año, no puedo más que dejar aquí un breve comentario al respecto.
Los que siguen este blog ya conocen más o menos mi opinión sobre esta saga incompleta de George RR Martin. Nada de novela río, es un folletín decimonónico puro y duro ambientado, eso sí, en un mundo fantástico-medieval, sin elfos ni magos, aunque sí hay criaturas extrañas y terroríficas y un poquico de magia. Inspirada en la Guerra de las Rosas, los libros tienen más de Eugenio Sue que de Tolkien, y cómo está destinado a un público adulto y friki, a los que buscan algo más maduro y serio de la Dragonlance, ha logrado hacerse un hueco en el corazón y las estanterías de millones de lectores. Decenas de personajes se mueven como en un tablero de Risk, tomando posiciones e interactuando entre ellos -pasándolas putas, como en cualquier buen folletín-, con el fin de hacerse con el jodido trono de hierro.
De las cuatro novelas que hay publicadas hasta la fecha he leído tres. La primera me encantó, la segunda me gustó y la tercera me hartó y me aburrió hasta el punto de quitarme las ganas de seguir leyendo. Folletines me he leído unos cuantos: por supuesto Los tres mosqueteros, Los misterios de París (y los de Londres), El judío errante, Los Miserables... por lo que conozco cómo funciona y se estructura este género.
El folletín es el abuelo de las series, primero radiofónicas y después televisivas, como bien señala la entrada correspondiente en Wikipedia. Los culebrones son el ejemplo perfecto de folletín. La serie de Canción de hielo y fuego, a priori, parece una buena idea, precisamente por ese formato folletinesco; además, el éxito de El Señor de los Anillos demostró que el género fantástico-medieval atraía al público, lo que sumado al auge de las series televisivas y el gran poso de fans ansiosos por comprar merchandising con los escudos de armas de las distintas casas, lo hacía un proyecto goloso.
¿Qué se ha visto en este episodio uno? Peco a propósito de precipitación, puesto que es injusto juzgar una serie sólo por el primer capítulo -a veces, como en el caso Fringe, por toda una primera temporada-, y aunque pienso ver un par más, creo que ya le he visto las orejas al huargo. Mi conclusión es que la serie es para devotos de los libros. Sólo quien los ha leído puede llegar a entender qué pasa ahí y quiénes son estos tipos.
Que sí,que visual y técnicamente es impresionante, mejor que el 99% de las películas que nos llegan a los cines.El casting es bastante bueno y convincente -no así muchos de los diálogos-. Pero hay demasiados personajes -moralmente grises-, demasiados conflictos, todo presentado abruptamente -quizás demasiado literalmente-, y eso despista, aburre, y hace que apartes la vista de la pantalla, por mucho cliffhanger que metas en el último segundo para reenlazar con el siguiente episodio.Y no me vale que me digan que es que se irá contando conforme discurra la serie. Me gustaría saber qué opina alguien que no se haya leído los tochos de Martin.
También me resulta curioso que, en los sesenta y un minutos de este episodio, que quizás merecía un piloto de hora y media, salgan más tetas, culos y follisqueo que en toda una temporada de True Blood, también que los personajes tengan en la boca los verbos follar y fornicar cada dos por tres. ¿Esto es lo que se entiende por ficción adulta? Que sí, que en los libros aparecen estas escenas o parecidas, pero en la serie parecen metidas con calzador, como los desnudos de una serie española cualquiera tipo El Barco.
Tiene delito que una serie con espadas y tetas, gore y follisque, aburra.
Tengo que ver más episodios, y si he de retractarme, pues lo haré, pero por el momento, Juego de Tronos me ha dejado bastante frío. Será porque llega el invierno.

domingo, 15 de mayo de 2011

Andamos como Mike (Sesenta mil satanases, 62)

En estos tiempos que corren en los que parece haber tras de uno una legión de timadores dispuestos a metértela doblá, conviene recordar el caso, famoso y cuasi legendario, del gallo Mike. Real y verídico como la vida misma, ahí -me refiero a internet- están los datos para el que lo quiera corroborar.
El gallo Mike era un fraude, eso salta a la vista para cualquier persona con dos dedos de frente, sin embargo, quien quiso creer creyó, y así se hizo posible este milagro del medio oeste americano donde, sí, amigos, este pollo ha pasado a la historia de la frikez, o la estupidez humana, por ser el único animal que ha vivido más de un año, exactamente 18 meses, sin cabeza.
Contengan los chistes respecto a esa persona que todos conocemos y que seguramente lleve viviendo sin cabeza, al menos sin usarla, mucho más tiempo que nuestro pájaro y déjeme que le asombre con la historia. ¿Cómo se originó tal prodigio? Pues parece ser que al buen señor Lloyd Olsen, granjero de profesión en Colorado, un buen día de 1945, se le antojó pollo para cenar, así que cogió el hacha, cogió el pollo, y cortó, y como cuentan las abuelas, Mike salió corriendo como ídem sin cabeza, dejando patidifuso a Mr Olsen,que por lo visto decidió que esa noche mejor se tomaba un vaso de leche y a acostar.
Al día siguiente, Olsen vio con incredulidad, la misma que usted y yo, que Mike seguía vivo. Y si seguía vivo, podía pasar de pollo a gallina de los huevos de oro. Esperó
una semana a ver si el animal terminaba de pelechar o no, semana en la que, según su propio testimonio, lo alimentó con un embudo. Como Mike no decía ni pío, pero tampoco hincaba el pico, lo llevó a Salt Lake City para que fuera estudiado por los científicos de la Universidad de Utah.
Estos científi cos, o bien eran unos cachondos, o unos ceporros, o nunca vieron al pollo en cuestión, porque la conclusión “científica” que daba después Olsen para justifi car
que el descabezado seguía en pie era que el hachazo había dejado intacta la yugular, parte del cerebro y un oído. No fue un buen golpe, por lo que se ve.
Como el bicho aguantaba, decapitado, pero vivo, fue convenientemente engordado -dicen las crónicas que pesaba 3,5 kilos- y, dado que todavía no existía Telecinco, se convirtió en atracción de feria. Por un cuarto de dólar podías ver al pollo Mike junto a su cabeza metida en un frasco de formol. Morboso, pero mejor que la tómbola de la chochona. Dicen las crónicas que llegó a ganar, el dueño, no el pollo, hasta 4.500 dólares al mes.
Ante semejante perspectiva monetaria, otros granjeros decidieron emular a Olsen y a Mike y se lanzaron a hacerse rico por la vía rápida. A fi n de cuentas, sólo hacía falta un hacha y un pollo. Por desgracia, parece que no era tan fácil acertar en el tajo y sólo el dios de las aves sabrá cuántas vidas emplumadas costó aquel invento.
Tampoco duraría mucho más nuestro héroe avícola, Mike, Miguelico ya para nosotros, se atragantó con unos granejos de panizo y se asfixió en marzo de 1946. Desde
entonces, cada año, en Fruita, su ciudad natal con nombre de zumo en la que se supone que hay levantada una estatua en su memoria, el tercer domingo de mayo se conmemora la hazaña de su ciudadano más ilustre con unos juegos cuyos protagonistas son los pollos, no sabemos si con cabeza o no. Porque aunque la cosa apesta a pufo, más que los mensajes del príncipe nigeriano, y no hace falta ser veterinario para percatarse de ello, para sus convecinos es todo un ejemplo de coraje y fuerza para
vivir.
A veces son más peligrosos quienes se dejan timar, que los propios timadores.
Y por cierto, feliz día del pollo Mike.

El Pueblo de Albacete, 15 de mayo de 2011

jueves, 12 de mayo de 2011

Fringe Matters

De patata me he quedado después de ver el último episodio de la Tercera temporada, creo que la mejor hasta la fecha, de la mejor serie de ciencia ficción de los últimos años. Después de quitarse la muleta de Expediente X y Perdidos, Fringe ha sabido llegar a los frikis que, como un servidor, bostezaban de aburrimiento ante la televisión.
Con un giro final solo a la altura del último episodio de la primera temporada, y que procuraré no desvelar aquí, se ha abierto todo un mundo de posibilidades que, ojo, parece bien estudiada y no un mero cliffhanger para engancharnos a la Cuarta y más que probable última temporada.

Porque, ojo, el gran enemigo de Fringe no es Walternativo, sino la audiencia (americana), que inexplicablemente le está dando la espalda. A lo mejor es cosa de horarios, o quizá es que el público USA ya se ha cansado de misterios, de fenómenos paranormales, de agentes del FBI y de amenazas apocalípticas...
El caso es que si Fringe ya las pasó putas este año, y consiguió renovar in extremis, el siguiente no va a ser mejor, con todo el peligro que esto conlleva. Una cancelación prematura daría al traste con la línea argumental que se acaba de abrir y nos dejaría, sino con todo, si mucho por resolver y cerrar. También os digo que, en mi opinión, sería un error prolongar esto más allá de esa futura cuarta temporada, que algo hemos aprendido del Multiverso Marvel y las Tierras Infinitas de DC.
Lo siento, pero Fringe no es Stargate SG-1 ni Hospital Central, así que será mejor cerrar la cosa con dignidad antes de meternos en un fregado interdimensional al estilo de El Único de Jet Lee.
Ale, mientras espero vuestros sabios comentarios -sobre todo los de Luis Miguez-, os dejo con esta coplilla:
Allá va la despedida
la que echó la Olivia al junco
me han dicho que andas caliente
caramba si te barrunto
Links de interés para el curioso y el fan (en español y con spoilers):
http://zonafringe.blogspot.com/
http://fringefilia.blogspot.com/
http://lavacadefringe.wordpress.com/

martes, 10 de mayo de 2011

Elecciones en son de paz

Después de leer el estupendo artículo sobre el cartel electoral de Barreda y San Mateo de Marcelo en su blog Santuario, no puedo menos que hacerme eco aquí de otra similitud propagandística que alguien ha encontrado en Madrid. Atención, porque cuanto menos es inquietante.

No, lo inquietante llega ahora, cuando vean la fuente de la inspiración pepera:
 
Para aquellos ignorantes que no ven la tele, aclarar que este cartel pertenece al remake de la serie V.

viernes, 6 de mayo de 2011

Salvemos el descampado (Sesenta mil satanases, 61)

Nos queda en Albacete ciudad un solo descampado que debería conservarse tal y como está. Frente a la locomotora del Parque Lineal, con forma de ala de avión, entre las calles Nuestra Señora de Cubas, la que va al añorado Puente de Hierros y otra que, creo, aún está por nombrar. Se reconoce fácilmente por servir, su mitad pelada de vegetación, de aparcamiento a los vecinos y a quienes van a comer al Noa Noa, aunque aquí lo que interesa preservar es precisamente el otro trozo, el de los matojos, las lomas de escombros y sus cuatro enormes árboles.

Cercado por la ferocidad urbanizadora, resiste pese a todo este cacho de campo agreste, salvaje, ecosistema de bichos y malas hierbas, en contraste con el uniforme y políticamente correcto césped del parque. Su destino parece ser el acoger los cimientos que habrían de sostener nuevas viviendas, o quizá un Mercadona, o a lo mejor, por aquello de los árboles, remodelado en jardincillo con su homologado verdín rapado al dos, sus bancos, una fuente y sus columpios de suelo de goma.

No sé qué opinión tendrán al respecto los vecinos más inmediatos, pero yo, que me he criado enfrente, cuando toda esa parte del parque sólo era bancal y escombrera ilegal, lo prefiero tal y como está, y por eso lo defiendo. Con sus ratas, sus condones resecos, sus cristales rotos y sus ortigas.

Y no se trata sólo de una cuestión de nostalgia, que la hay. De hecho, casi todos los zamarros del barrio hemos hecho el cafre entre esas piedras; nos hemos subido a los árboles, hemos inventado nuestros circuitos de bicicross, cazado insectos y lagartijas, fumado a escondidas..., en resumen, hemos hecho el cafre. Y allí, asilvestrados durante unas horas antes de subirnos a cenar, aprendimos mucho, bueno y malo, de una forma que ni los colegios, ni internet, ni los padres pueden emular hoy en día. Ahora veo los asfaltados patios de los colegios, los jardines vallados, esos parques de diseño para parecerse a la granja de Playmobil, los toboganes acolchados, y me rechinan los dientes. Observo a esos críos sobreprotegidos, con el cráneo por descalabrar de un cantazo, con las rodillas sin despellejar, sin que un cristal o un alambre les haya atravesado la carne, y el culo virgen de antitetánicas, y me pregunto, un tanto abuelizado prematuramente, si aguantarán bien las hostias que las circunstancias futuras, por no decir la vida, les calzarán en plena cara. También veo, mosqueado, cómo los perros ocupan los espacios que antes eran para los chavales, pero eso es otra historia y quizá merezca otra reflexión.

El descampado hacía su labor didáctica, nos ponía en contacto con la basura ajena, con la suciedad, con lo indómito, nos despertaba la imaginación y nos hacía más listos, y hasta más ecológicos, que pijo. Joder si les teníamos cariño que allí, lejos de miradas ajenas, nos llevábamos a las novietas y luego, ya creciditos, con el coche paterno, justo antes de que el PGOU nos lo arrebatase y nos lo llenara de farolas..., qué les voy a contar. Pura academia, parque temático y fuente inagotable de tesoros, el descampado te ofrecía desde la abandonadas pertenencias de un difunto, hasta la carcasa de un televisor, tuberías de pvc, páginas ajadas de una revista porno, el cadáver de un gato, llaves perdidas, botellas que romper, cajas de cartón y tablas de madera con las que construir una cabaña, y un sinfín de porquerías varias desechadas por los adultos pero que, en manos juveniles, cobraban nueva vida y ayudaba al desfogue mejor que cualquier spa. De hecho, todas esas giliterapias modernas para ejecutivos que consisten en romper tabiques a mazazos o estrellar la vajilla, que de tanto en cuando vemos por la tele, no son más que una falsaria emulación de estas correrías infantiles.

Hay que salvaguardar este espacio urbano de la quema, por lo mismo que se protege una fachada de especial interés histórico, y conservarlo tal que así, en su feo primitivismo. Y dejar que nuestros hijos se metan en él, jueguen y hagan el capullo, que por algo son críos. Así, de adultos, cuando se estrellen, sabrán que el suelo está duro y no lleno de bolas de colores.


El Pueblo de Albacete, 8 de mayo de 2011

Adiós, brujo

Por fin he terminado La dama del lago, el último tomo (editado en dos) de la Saga de Geralt de Rivia, al que acusé de flojeras, en su día, de oídas. Una vez leído, y con el calentón de tener las últimas líneas todavía bullendo en la cabeza, creo entender qué le disgustó a este amigo, que suele tener, en estas lides literarias, muy buen criterio.
Lo que digo aquí, y lo defiendo a fuego y acero, es que Andzrej Sapkowski le da sopas con onda a George RR Martin, y si el primero, en lugar de polaco fuera americano, tendríamos merchandising del brujo Geralt hasta en los calzones. Libros bien escritos, mejor traducidos -aunque habré de contar algo al respecto del libro 7-, épicos y divertidos, entretenidos. Una puta obra maestra que, al contrario que la del coñazo de la canción de hielo y fuego, sí está completa.
Sapkowski lidia con la presión de hacer un final que no defraude a los fans, pero con la chulería del que se sabe objeto de deseo y quiere lucirse ante el tendido, nos pega un vacile de chorrocientas mil páginas al más puro Stephen King, con la aparición de decenas de personajes que aportan otros tantos puntos de vista, ojo, incluso desde el futuro, y de otras dimensiones. Aquí, quizás, peca como el Maestro de Maine, de excesividad, porque lo siento, pero la verdad es que me sobran perspectivas, desventuras chorras y tramas paralelas que no van a ningún lado. No me atrevo a decir que estén de relleno, para que la cosa abulte, pero casi casi. La historia central, la de Ciri, la Elegida, la Neo de la saga, se ve constantemente interrumpida por pequeños "cuadros", tantos que uno no sabe ya si saltárselos, como cuando cantan los putos elfos del Señor de los Anillos. Joder, lo que cantan en los libros de Tolkien... Menos mal que uno ya está curtido en estas lides gracias al Rey del Terror, y si de algo me ha servido zamparme La canción de Susannah o los Tommynockers, ha sido para armarme de paciencia y no lanzarlo por la ventana a las primeras de cambio.
Los que somos más del brujo que de la puta cría, a la que llegas a cogerle manía en los tomos 5 y 6, pues nos volvemos a ciscar en ella casi en toda la primera mitad del libro, o sea, el 7.1, en donde Cirila se nos revela como la encarnación del japo de Héroes, aunque la cosa remonta para bien en  el 7.2. Para nuestra desgracia, el de Rivia no pasa de secundario de lujo, y solo retoma algo de protagonismo al final, donde incluso se nos ofrecen algunas escenas dignas de las primeras aventuras de Geralt.
Por sus muchas más virtudes que defectos, el libro es bueno. Merece la pena el esfuerzo, y la resolución es muy digna y deja un buen sabor de boca. Se disfruta con las batallas, con el sentido del humor cabronías del polaco, con las reflexiones sobre la guerra y el mal... Y los detallicos, cientos, anacrónicos, que aportan esa chispa característica de toda la saga. Detalles algunos que uno no sabe hasta qué punto son obra suya o del traductor, como parafrasear al mismísimo Julio Iglesias, entre otros muchos "españolismos" ¿accidentales?
Ha merecido la pena la espera. Lo que ya no tengo tan claro es pagar dos veces por el mismo libro, pero eso es otra historia. Queda pendiente para el verano el releer del tirón la saga completa para sacarle el verdadero jugo. Hasta entonces, adiós, brujo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Confieso que he leído

Este fin de semana terminé de leer I am Ozzy, la autobiografía del señor Osbourne, subtitulada en castellano como Confieso que he bebido, en un extraño juego de palabras nerudense.
Como era de esperar, un libro lleno de anécdotas del cantante de Black Sabbath, narradas por él mismo y trasladadas al papel, una tarea que tuvo que ser muy dura, por el periodista Chris Ayres (creo que estuvo en Irak, así que no se asustaría fácilmente).
Aunque siempre he sido más de la etapa Dio, y del Toni Martin del TYR -coincido plenamente con la opinión de que este disco y Heaven and Hell son lo mejor de BS-, he de reconocer que el loco de Oz siempre me ha fascinado, quizás por aspectos que van más allá de los musicales, aunque no se puede negar que tiene decenas de temazos, en el grupo y en solitario, y es uno de los imprescindibles en las recopilaciones de rock que me hago para escuchar en el coche.
En el libro, que a pesar de todas las salvajadas que cuenta es bastante políticamente correcto, Ozzy explica desde sus orígenes como chico humilde, hasta su paso por la MTV, detallando casi cualquier gilipollez en la que se ha visto implicado y su catálogo personal de trastornos, adicciones y humillaciones personales. Pero, por encima de las barrabasadas y las drogas, sólo casi equiparables a las cosas que narra Motley Crue en su propia autobiografia grupal -y obra maestra del género-, Los trapos sucios, el libro cuenta dos historias bien distintas pero inseparables: la de la génesis de Black Sabbath, y la historia de amor de Ozzy y Sharon.
De lo primero tenemos múltiples referencias, libros, estudios y páginas webs con la información, a veces más contrastada y completa de lo que puede o quiere recordar Ozzy, quien, por cierto, en ocasiones tiene ciertas lagunas respecto a las disputas que ha mantenido a lo largo de los años con su banda y otra gente, y peca de demasiado, e increíble, buenrrollismo, hasta con Dio.
Pero lo que más me ha llamado la atención es la parte de Sharon. Odiada por los fans del grupo, tachada de ser la culpable de algo así como de convertir a Ozzy en un bufón televisivo, de putear constantemente a Tony Iommi, de pesetera y egomaníaca, se convierte en el eje central de la segunda mitad del libro, reivindicada por su marido en cada página. Supongo que no es para menos, ya que si no fuera por ella, John Michael Osbourne no sería la leyenda que es; probablemente ni siquiera estaría vivo. Una historia de amor, que es puro rock'n'roll.

Por cierto, dado que sabemos que Sharon mete mano en todo lo que hace su marido, es lógico pensar que el libro pasó por ella antes que nadie, y que fue convenientemente expurgado y retocado a su gusto. Al menos, a mí sí se me ha quedado esa impresión, sobre todo en algunos puntos del libro, no tanto en aspectos personales como los que se refieren a su management, con lo que habría que ver qué se ha quedado en el tintero.
Un libro recomendable, entretenido, divertido las más de las veces, otras no tanto, porque las payasadas y desfases de Ozzy llegan a dar miedo. Aunque la traducción es buena, supongo que leído en su versión original, con las propias palabrotas y giros linguísticos de Ozzy, hará más gracia...
Y por cierto, un toque de atención a la editora española, que parece no haberse molestado en echarle un ojo al texto antes de mandarlo a imprenta. Es intolerable la profusión de erratas, falta de signos de puntuación y acentos en un libro de 22 euros que, por lo demás, está bastante bien editado.

Reto Fanzine 2023

 Bueno, pues parecía que no pero al final sí, así que... Queda convocada la 19 edición de nuestro Reto Fanzine para el VIERNES 29 de diciemb...