domingo, 30 de septiembre de 2012

La cabeza de Murrieta

En la biografía de los personajes más interesantes de la Historia cuesta mucho distinguir qué partes son reales y cuales ficción, qué han añadido y fabulado los cronistas de la época y qué es verdad, que hizo realmente y qué se le atribuye. Con todo esto, lo cierto es que a los amantes y estudiosos del western no se nos puede pasar por alto la vida y muerte de Joaquín Murrieta.
Empieza la historia con el nacimiento del héroe, hacia 1829, no exento de polémica. Álamos (México), Trincheras (México) y Quillota (Chile) se disputan la titularidad de la cuna de Murrieta /Murieta -si es que acaso no estamos tratando con un personaje de pura ficción-, con una intensidad solo comparable a la batalla hispano-lusa por la nacionalidad del Amadís. Disculpen chilenos si en esta breve columna me inclino por la tesis mexicana. Afectado,como tantos otros pobres desgraciados, por la fiebre del oro, abandona su tierra en compañía de su hermano y su mujer rumbo a Colorado en 1850. Cuando la suerte parece que al fin le sonríe, y consigue un puñado de pepitas de oro en su concesión, aparecen unos mineros yanquis que no ven con buenos ojos que un mexicano consiga lo que ellos no pueden, esto es, el oro y una mujer, así que le arrebatan ambos, matando al menor de los hermanos Murieta de paso. Nada del otro mundo en un estado que aplaudía el racismo y la xenofobia contra los mineros mexicanos, chilenos y peruanos que extraían oro.
A Joaquín no le queda otra que jurar venganza.
Joaquín Murrieta,más que convertirse en el Zorro, se transforma en un bandido implacable,tirando de gatillo y cargándose gringos a destajo. Sólo la gente humilde, lo que no tienen un duro, o un dólar, mejor dicho, se salvan de su ira homicida y comienzan a llamarlo el Robin Hood de Colorado, en un aproximación más real a la leyenda del de Sherwood que la que nos han legado los escritores románticos. Otras fuentes menos noveleras, y más gringas, señalan que Murrieta era un criminal que ya traía de serie su propia banda, y que de buscar oro en el río, más bien poco.
El caso es que Murrieta se une y lidera la Banda de los Cinco Joaquines. En sus andanzas cual bandolero no podía faltar un colega que le echase una mano, otro mexicano de pasado truculento de apodo Juan (o Jack) Tres Dedos, de nombre Manuel García. Los Joaquines se convierten en la banda más buscada. Murieta, sus tocayos y Tres Dedos aterrorizan la región y la riegan con la sangre de quien tiene la desgracia de cruzarse en su camino. Las autoridades ponen precio a sus cabezas, 5.000 dólares de 1853, y no tienen otra que crear un cuerpo policial ad hoc, los Rangers de California, para darles caza.
Es entonces cuando se precipita su final. En julio de ese año, los Rangers tropiezan con un grupo de mexicanos, se arma la de dios es cristo, terrible balacera, y mueren dos de los bandidos, supuestamente Murrieta y Tres Dedos, y para demostrarlo y cobrar la pasta, al primero le cortan la cabeza y al segundo la mano mutilada. Conservadas en un jarrón con coñac, los restos fueron paseados por toda California para que el público los admirase como trofeos, y de paso, los reconocieran como genuinos, porque no faltaban malpensados que dijesen que los Ranger se habían cargado a dos mexicanos random para hacerlos pasar por los bandidos y llevárselo calentito. La cabeza se conservó en San Francisco hasta el famoso terremoto de 1906.
Fuera él o no, lo cierto es que después de aquello no hay muchas señales de Murrieta, salvo las declaraciones de sus hermanos, que insisten en que la cabeza del tarro no es la de Joaquín, al que entonces fechan su muerte, retirado y en su hacienda, hacia 1879.
Muerto el hombre, nace la leyenda. Las andanzas de Murrieta, recogidas con mayor o menor fidelidad por el periodista de origen cherokee John Rollins Ridge, aparecen publicadas en una novela, Vida y aventuras de Joaquín Murrieta, célebre bandolero californiano, que elevan a Murrieta a la categoría de héroe nacional, símbolo de la lucha contra el racismo y contra los Estados Unidos. También inspirará la creación del Zorro, corridos, poemas, canciones, una obrita de Neruda, películas... En fin, de todo. Incluida la novela número 100 de El Coyote, titulada El Diablo, Murrieta y El Coyote, donde el Maestro Mallorquí despliega todo su saber hacer para reunir, con la mayor fidelidad posible, a ambos personajes, en lo que sin duda se trata de uno de los mejores ejercicios de mitología creativa española. 



El Pueblo de Albacete, 1 de octubre de 2012

viernes, 28 de septiembre de 2012

El Año de la Rata

¿El 2012, según el horóscopo chino, es el Año del Dragón? Mis pelotas.
Este es el AÑO DE LA RATA.
Y si no, que le pregunten a Alberto López Aroca.


https://www.lanzanos.com/proyectos/charlie-marlow-y-la-rata-gigante-de-sumatra/
http://ratadesumatra.blogspot.com.es/


CHARLIE MARLOW Y LA RATA GIGANTE DE SUMATRA (una aventura de Sherlock Holmes

“Matilda Briggs no es el nombre de una mujer joven, Watson. Es un barco que está relacionado con la rata gigante de Sumatra, un caso para el que el mundo aún no está preparado”.
Sherlock Holmes en “La Aventura del vampiro de Sussex”

Así nos llega la primera noticia sobre el más famoso de los casos no contados del Gran Detective de Baker Street: Ni siquiera el doctor John Watson se atrevió a recogerlo para los lectores de su tiempo.
Ahora, por fin, los amantes de la aventura y los aficionados sherlockianos tendrán la oportunidad de descubrir la verdad que se oculta tras las palabras del más famoso de los investigadores de todos los tiempos, gracias a la primerísima y exclusiva edición de CHARLIE MARLOW Y LA RATA GIGANTE DE SUMATRA, una novela del celebrado Alberto López Aroca, especialista en mitología creativa, pastiches y autor de novelas como Necronomicón Z, Estudio en Esmeralda, Sherlock Holmes y los zombis de Camford o Candy City.


SINOPSIS

Durante una reunión improvisada en el Billiard’s Club de Londres (donde como todo el mundo sabe, nadie juega al billar), un grupo de viajeros y aventureros rememoran las andanzas del marino Charles Marlow —más conocido por ser el protagonista de la novela El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, que inspiró la película Apocalypse Now—, y el viaje que el vapor volandero Friesland realizó en 1893 en busca de un barco desaparecido, el Matilda Briggs, no muy lejos de la isla de Sumatra.

Marlow tendrá que llevar a cabo la búsqueda en compañía de un inglés alto, estirado y extremadamente sagaz, que se hace pasar por un explorador noruego llamado Sigerson. La pista que conduce al Matilda Briggs llevará a Marlow y a su patrón (un enviado del Club Diógenes) hasta una siniestra isla en el Índico, envuelta en una misteriosa niebla perpetua, y cuyo perfil recuerda al de un cráneo…

Los sonidos de los aleteos de extrañas y feroces aves antediluvianas y el lejano eco de un estremecedor gong de proporciones ciclópeas no representan una amenaza inmediata, pero no podemos decir lo mismo de la grotesca criatura que se ha escapado del Matilda Briggs, de la tripulación que se ha hecho con un ingenio perteneciente al Gobierno Británico y anda suelta por la isla, ni de un tercer elemento en discordia (un cazador de tigres reconvertido en cazador de hombres) que le sigue la pista al “noruego Sigerson” desde hace dos años, tras la muerte de un profesor de matemáticas llamado James Moriarty…


EL AUTOR

Alberto López Aroca (Albacete, 1976) es conocido como autor de novelas policíacas, de misterio, terror y ciencia ficción, y también es un destacado estudioso sherlockiano gracias a las compilaciones de ensayos Cuaderno de Bitácora del Matilda Briggs (2006) y Sherlock Holmes y lo Outré (2007). Entre sus novelas más recientes se encuentran Card Nichols investiga… El misterio de la armadura pródiga (QVE, 2009), Candy City (Ilarión, 2010), Sherlock Holmes y los zombis de Camford (Dolmen, 2011). Estudio en Esmeralda (Ilarión, 2012) y Necronomicón Z (Dolmen, 2012).



EL PROYECTO

La cantidad que pedimos para este proyecto se invertirá en los gastos de imprenta, diseño, maquetación, ilustración, promoción y toda la producción del libro.

Tenemos previsto que el volumen, estéticamente, sea un homenaje a la serie original de la revista Baker Street Journal (la de los años 40), con cubiertas en color mostaza. También tendrá solapas y alguna que otra sorpresa sherlockiana en el interior, y que no desvelaremos aquí.

La ilustración de portada del libro es obra del autor internacional Sergio Bleda (conocido por obras como El Baile del Vampiro, La conjura de cada miércoles o Doll’s Killer, entre otras muchas), y entre los items que pueden encontrarse en las recompensas se encuentra una lámina exclusiva realizada por este autor de cómics para esta edición, así como el original de la lámina.

Entre otros items que podrán conseguir aquellos que apoyen nuestro proyecto, se encuentra un relato exclusivo y en edición limitada, numerado y firmado por el autor, que lleva por título “La rata gigante de Sumatra en el Oeste”, así como la posibilidad de recibir en su domicilio una carta exclusiva de Sherlock Holmes enviada desde el 221b de Baker Street, en Londres.

Serviremos el producto en un plazo de 40 días desde la finalización del período de financiación.


Un bonus para motivaros...



domingo, 23 de septiembre de 2012

Ese ojo, no, el otro

Hace años, más de una década, o quizá dos, había un hombre mayor, jubilado, al que le salió una catarata en un ojo. Este señor, que jamás había necesitado gafas, de pronto se encontró con que su visibilidad se reducía considerablemente, y tenía que guiñar –él decía cucar- un ojo para poder distinguir lo que tenía por delante. Como es de prever, el sujeto caratático acudió al médico, y tras varios volantes, visitas y vueltas logró arrancar a uno de aquellos tipos de bata blanca la promesa de que sería operado y que quedaría bien. Lo que no le explicaron convenientemente es que había una lista de espera para este tipo de intervención de entre uno y dos años.
Cuando el jubilado descubrió el ardid, lleno de ira y medio ciego, corrió cartilla en mano hacia una clínica privada y, sacándose de encima los cuartos ahorrados “por si algún día pasaba algo”, pues ese día había llegado, en menos de dos meses ya tenía el ojo aviao.
Pero, hete aquí que la desgracia es el pan común de los pobres, o que hay gente que nace de espaldas, porque una maldita –segunda- catarata empañó el cristalino del ojo bueno del abuelo. Y amigos, ahora no había perras en la caja de ahorros que pudieran darle arreglo rápido a la vista, así que volvió a reiniciar la tourné de médicos, pruebas, salas de espera y demás zarandajas, con el bajón anímico de saber que aquello iba para largo.
Mas, oh sorpresa, que resulta que durante todo este tiempo su nombre no había dejado de subir en la primera lista de espera del quirófano –del primer ojo, eso sí-, y por fin, casi diez meses después de su inclusión en aquella lista, casi un récord de celeridad, le avisan, oiga, que tiene usted que venir al hospital para la operación el próximo día 15. Y para allá que se fue el pensionista, con su bolsica de aseo y una muda porque no sabía si le iban a ingresar o no, que esas cosas se ve que no te las contaban por teléfono. Pero hombre prevenido, tuerto o no, vale por dos, y para allá que se fue, y de momento sí que le dieron una cama en una habitación, y le cambiaron de ropa y le prepararon para tirarle de bisturí y fue en ese momento, al presentarse el cirujano, cuando se descubrió el pastel. Porque el abuelo creía que iban a operarle el segundo ojo, mientras que el cirujano decía que no, que era el otro. Y el debate se enzarza entre si el que es operable es el derecho o el izquierdo, estando uno bien y otro mal, y teniéndolo bien claro el paciente y no mucho el doctor, este último concluye en que no opera porque la realidad diverge de sus informes, y en estos casos, prima lo puesto en negro sobre blanco que lo que diga un paciente sexagenario.
Y la cosa se complica, porque el señor mayor dice que, por sus cojones, y después de diez meses de espera, se le opera allí y ahora del ojo malo, y los papeles se los puede meter el médico donde le quepa, que si esos informes no valen, vaya a buscar los del otro ojo catarático, que también estarán en su historial, y que de allí no lo saca ni dios. La cosa se pone difícil, jodida, pero, ya sea por buena voluntad, por no armar más escándalo, o porque no era tan inviable la cosa, al final se llega a un acuerdo y se aplaza a la tarde la intervención. Y después del telediario de las tres, el ojo fue operado y adiós catarata.
Y la historia, real, concluye aquí, sin otro epílogo que el que, desde entonces, los descendientes de este señor que han tenido la desgracia de ir a quirófano han sufrido extrañas confusiones de lateralidad, previas a la intervención, donde, en los papeles del médico, siempre aparece como operable el lado que no es, o sea, el bueno, ocasionando múltiples trastornos, confusiones y embrollos varios. Una maldición hemicuérpica que acojona lo suyo.

http://www.youtube.com/watch?v=L-ql9C_itQw&feature=youtube_gdata_player

El Pueblo de Albacete, 24 de septiembre de 2012

viernes, 21 de septiembre de 2012

Una imagen... (y III)

Hasta aquí de momento con las foticas comentadas. Ya veremos si hay más...


Cuernos (12/09/2012)


Decía un hombre anciano, y por tanto, con cierta carga de sabiduría en sus palabras, que prefería tener cuernos a tener colesterol, porque con los cuernos podía comer de todo. Su compañero, igual en sapiencia y edad, corroboraba su afirmación añadiendo que los cuernos son como los dientes, solo duelen cuando salen y despues se come con ellos. Un tercero, más mayor que los otros dos, rubricaba la tarde con un soplido y sentenciando que amores en la distancia, cuernos en abundancia.
Fotografía Jose Antonio Cebrián

El órgano de caña (18/09/2012)


Órganos en la provincia tenemos, como los más conocidos, el de Liétor y los de la Feria. El primero es un magnífico órgano barroco, instrumento precioso donde los haya, de gran poderío musical que puede admirarse durante su ciclo de conciertos. Los de la Feria, como puede apreciarse, se distinguen en que son más modernos, en lugar de tubos tiene botellas, en este caso de ron de caña, y  es mucho más interactivo, pues la melodía la genera el público que lo cata y no el organista que lo manipula. Ambos tienen pedales.
Fotografia Jose Antonio Cebríán

Freedom for Jamón (19/09/2012)


No hay alma humana que permanezca impertérrita ante la visión de unos suculentos jamones prisioneros. Acabar sometidas por férreas cadenas, cual recua de presos, no es destino para estas deliciosas extremidades porcinas. El gorrino, y por ende, sus derivados, ha nacido para ser libre, hasta después de muerto. Porque esto de esclavizar jamones no es más que el producto de nuestros tiempos de crisis generalizada. Déjenlos libres, que corran hasta nuestros platos y estómagos. Libertad para el jamón.
Fotografia Jose Antonio Cebrián

Los marcianos llegaron ya (20/09/2012)


Están entre nosotros. Seres de allende las fronteras cósmicas han llegado a la Tierra, quién sabe con qué intenciones. ¿Querrán dominarnos y esclavizarnos?, pues que se pongan a la cola después de los alemanes. ¿Acaso traen un mensaje de paz?, entonces les apuñalaremos por la espalda y les robaremos su tecnología, que seguro que sirve para crear mejores armas y mejores televisores. ¿Traen nuevos conocimientos, nuevas filosofías?, ni falta que nos hacen. Inmigrantes de las estrellas, sin tarjeta sanitaria: estos cascan con un resfriado.
Fotografia Ana Díaz

Cuidado con el perro (21/09/2012)


Seguro que no es la primera vez que sus ojos se topan con esta advertencia en el muro de una casa. Nunca piensas en saltar al patio o jardín de un particular hasta que te encuentras con este letrero. Entonces deduces que algo de valor habrá dentro cuando ponen de vigilante a un perro tan temible que necesita ser anunciado. Y tratas de asomarte, o haces ruido a ver si escuchas los terribles ladridos del animal. Y nada. Pero el perro existe, silencioso e invisible, como el de la imagen.
Fotografía Ana Díaz

Una imagen... (II)

Otra tanda de imágenes con texto...



Sigue la flecha (05/09/2012)



Siempre hay quien lo reduce todo a dos opciones absolutas: o blanco, o negro. O conmigo, o contra mí. Y en función de estas dicotomías se ordena el mundo y lo que lo compone. Para catalogar al prójimo, por ejemplo, emplea la consabida fórmula de “hay dos clases de personas...”, y a la vista de la imagen, se puede completar el enunciado con “los que siguen la flecha, y van donde se les dice, y los que van por libre, a contracorriente”. Ay, amigo, todo es relativo...
Fotografía Jesus Blesa

Conejo, ahora en 2D (06/09/2012)


No tuvo mucha suerte este roedor, a pesar de sus cuatro patas de conejo. La Muerte, siempre más rápida, lo alcanzó a la carrera y lo dejó planchado, apenas una silueta en el camino que podría pasar desapercibido a todos, salvo al ojo avizor -y con algo de mala leche- de nuestro fotógrafo. Y ahí tenemos al animalillo, reducido a pellejo y huesos, consumido por el tiempo, sin vida y sin una dimensión, hecho una estampa. Y aunque lo mismo podía haber acabado en unos gazpachos, el destino quiso dejarlo como grabado en piedra.
Fotografía Jesús Blesa

Londres, verano de 2598 (07709/2012)


Londres. Hace tres días que el mundo llegó a su fin y los londinenses, supervivientes del holocausto, se afanan por seguir sacando sus asuntos adelante, que el apocalipsis no es excusa para echarse a la bartola. Y es que de todos es sabido que la flema británica se cultiva atendiendo antes a la obligación que a la devoción. Así, vemos en la imagen a uno de los vecinos de la City yendo al trabajo ecológicamente, que después del cataclismo, la población parece que al fin se ha concienciado con el cambio climático.
Fotografía Jesús Blesa

Visión de coche (08/09/2012)


Así somos para los vehículos: seres diminutos, estrechos y blandos. Apenas unos personajillos que deambulamos, de tanto en cuando, ante sus poderosos chasis y motores de combustión interna. Y sin embargo, a pesar de su poder, de su fuerza, de sus cuerpos de fibra de vidrio y acero, somos nosotros, hechos de frágil carne y hueso, los que los tenemos sometidos, pues nuestra es la prioridad de paso, y las manos y pies que han de regir sus destinos.
Fotografía Jesús Blesa

jueves, 20 de septiembre de 2012

Una imagen... (I)

Últimamente -pero no siempre- me estoy encargando de la microsección del periódico Una imagen mil palabras dándole un nuevo enfoque, más mío... Os recomiendo que le echeis un vistazo. Aquí os pongo una primera selección: 

 
El botón solipsista (15/08/2012)

 
¿Puede un botón ser solipsista? ¿Puede creer que él es la única cosa que existe, y que todo lo demás, el resto de botones y el universo en general, existen sólo como emanaciones de su mente? Contra la evidencia de los sentidos, el botón solipsista abrocha así el tejido de la existencia fruto de su imaginación y lo único que podemos desear los demás es que no despierte. O que no se desabroche.
Fotografía Ana Díaz

Estrofas esféricas (22/08/2012)

 

Misterioso el texto del balón. ABB, puede leerse por dos veces. Podría pensarse que se trata de las iniciales del propietario, no obstante, preferimos pensar que uno de los jugadores ha anotado en el esférico una revelación poética, una nueva forma de rimar, a caballo entre el tercero y el tercetillo, donde tres estrofas de arte mayor (endecasílabos), riman ABB, pudiendo hacerlo en asonante o consonante. E incluso encadenarse, amén de -aquí ya elucubramos- cerrar con un pareado al gusto.
Fotografía Jesús Blesa

Huellas (23/08/2012)


Extraño encontrarse con la evidencia del Bigfoot en Albacete, en un paso de cebra. Sólo un ser -hasta ahora- mitológico sería capaz de caminar descalzo por el asfalto a 40 grados a la sombra, y se ve que lo hace con pasos pequeños, cortitos. La suerte ha querido que esta vez haya dejado su rastro en la franja blanca en lugar de la no-franja gris del cruce, y de ahí que nos hayamos percatado de su presencia, hasta ahora insospechada. Un Bigfoot albaceteño, lo que nos faltaba para enriquecer la fauna local.
Fotografía Ana Díaz

Regar sobre tierra batida (04/09/2012)


El mantenimiento de una cancha de tierra batida no es cosa baladí. Como todo, tiene su ciencia, y el riego forma parte de los cuidados con los que debe tratarse una pista de estas características. Se trata de humedecerla, no empaparla, para contribuir a dotar a la superficie de cierta plasticidad que mejore de la absorción de los impactos, aumente el deslizamiento y evite que el aire se lleve los finos granos de polvo rojo. Moderación es la clave, como en todo.
Fotografía Jesús Blesa
 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Albacete necesita un pilón

Si esta ciudad tiene un problema es su complejo de inferioridad, que trata de compensar haciendo gala de una imposible superioridad. O dicho de otra manera, somos un pueblo grande que se cree una gran ciudad, y se avergüenza de lo primero mientras aspira a lo segundo.
Es, por culpa de este trastorno cuasi bipolar, por ejemplo, que a lo largo de los años, de las décadas, de nuestras calles haya desaparecido cualquier vestigio que oliera a viejo, salvo honrosas excepciones como el Recinto ferial, y reemplazado por monstruosidades más cosmopolitas. La arquitéctonica no deja de ser la cirugía estética de las urbes, y aquí se han extirpado sin conocimiento ninguno bellezas clásicas, para inyectar silicona y bótox, en forma de rascacielos/termiteros, urbanizaciones playeras de secano, y estaciones de acero y cristal. Todo para parecer más modernos, más como Madrid.
Porque eso de las tradiciones, volver a las raíces y al campo de nuestros abuelos está muy bien dos días al año, viste mucho y es muy bonico en un festival folklórico, una cabalgata vestidos de manchegos deluxe para la Feria, o una exposición de aperos en el Museo; y muchos vivas a la navaja y al ajo mataero, pero luego lo que se lleva son los palillos chinos para el sushi. Seamos sinceros, en Albacete, a la hora de la verdad, se desprecia todo lo que huele a pueblo.
Y es un error. De hecho, la malísima situación en la que nosotros nos encontramos deviene en gran medida de tanto querer estirar el cuello. Porque si alguien ha vivido por encima de sus posibilidades hemos sido nosotros, pero no ahora, sino desde hace décadas. Si casi hay que agradecer que apenas tengamos industria, porque si no, en lugar de un Teatro de la Paz y la promesa de un Museo del Circo, tendríamos dos Guggengein en la Vereda de Jaén y un puente de Calatrava para ir a Campollano.
¿Nueva York de La Mancha? No llegamos ni a Nueva Jersey. Somos una Variant trucada para que corra más, una cincuentona recauchutada para aparentar veinte años, un atleta inflado de esteroides y dopado hasta las cejas. El visitante que se da una vuelta por nuestra ciudad percibe enseguida esa irracional falta de respeto por lo antiguo, y la carencia de cualquier sentido estético y práctico en nuestra arquitectura. Siempre que me he tropezado con gente realmente interesada en conocer cómo es Albacete, no sé qué contestarles cuando me preguntar por el casco histórico. Me gustaría mandarlos al Alto de la Villa o a Carretas, pero no tienen nada que ver allí, así que les digo que se den una vuelta por la Posada del Rosario y por fuera de la Feria, y si quieren flipar en colores, que pasen a la Catedral, perfecto ejemplo de la idiosincrasia edificadora albaceteña. Aquí no hay nada que ver, o al menos nada que no se pueda ver en una mañana.  
La arquitectura es un reflejo de los habitantes, la gente se siente identificada con sus edificios singulares. La celebración de cualquier cosa, cuando se convierte en tradición siempre está ligada a un lugar, a unos edificios. En Albacete, el más claro ejemplo de esto es la feria de septiembre y el recinto ferial. Hay muchos más: la fuente de la avenida de España para las celebraciones deportivas, las mismas tascas en el paseo ferial, la feria del libro de ocasión en el Paseo de la Libertad... Si quisieras acabar con cualquiera de ellas, solo tienes que acabar con el lugar, hacerlo inaccesible, o directamente destruirlo. Eso es lo que ha ocurrido aquí, con Villacerrada, con el parque de Abelardo Sánchez, con el Altozano, con la inexplicable devastación y reducción a la nada de la Plaza Mayor. Todo en nombre del Progreso. Pero por culpa de la madriditis, del paletismo ilustrado nuestro, que se avergüenza del bancal, o recurre a él solo para disputarle al murciano el agua o presumir de vino y cordero autóctonos en los restaurantes de fuera.  
Y luego para qué, para quedarnos solo con lo malo de las grandes urbes, nada más que tráfico y falta de aparcamiento, contaminación, precios desorbitados de todo, viviendas que lindan con Chinchilla y La Gineta, parques en los que ni siquiera puedes tumbarte en el césped, y cuatro eventos medianeros para aparentar. Si ni la celebración del centenario ferial nos salió bien.
Maldita sea, ni siquiera tenemos un pilón donde arrojar al forastero. Un pilón donde zambullir al cansino, al que se pasa de listo, al que ha hecho mal, pero también al que se casa, a los quintos –que existen, aunque no hagan la mili-. Un pilón en un pueblo es tan importante como la iglesia o el casino. ¿Dónde está el nuestro? Ah, no, perdón, que es que somos tan guais que no tenemos. A lo mejor por eso se escapan tantos vivos de aquí, y los espabilados, sin miedo al agua helada, campan a sus anchas.
Así nos luce el poco pelo que nos queda.   









El Pueblo de Albacete, 17 de septiembre de 2012

domingo, 9 de septiembre de 2012

El fin del mundo

La cosa comienza con el anuncio de problemas crecientes empezando por una seria crisis económica en los países dominantes de la economía, como son EEUU e Inglaterra. Esta crisis se proyectará a todo el mundo debido a que la capacidad adquisitiva de todas las monedas será cada día inconteniblemente menor.
Las guerras pequeñas y revoluciones se multiplicarán con riesgo de degenerar en una nueva guerra mundial total que resultaría de incalculables consecuencias. Esta guerra total es evitable si el hombre así lo desea, pero lo que es inevitable es la muerte trágica de enormes multitudes, de millones de seres humanos, que serán “tragados por la Tierra”. Así pues, la tragedia que parece estar ya a la vista sería menos trágica si fuéramos capaces de razonar y entendernos. Pero habrá torrentes de palabras hipócritas que nos hundirán en conflictos más complejos.
Los conflictos políticos serán cada día peores y abarcarán a más países, con riesgo de convertirse en guerra mundial. Los pueblos humillados y envilecidos por las “razas superiores” empuñarán la espada para romper sus cadenas y cuanto más se trate de evitar esta ansia de liberación, mayor será la tragedia, más muertes y más víctimas vivirá el mundo.
Habrá alarmantes fenómenos naturales en constante aumento, un recrudecimiento de los fenómenos telúricos como terremotos, marejadas, volcanes, derrumbes, hundimientos de montañas.
Poco después, mientras los seres humanos entran en conflicto armado, el mundo sufrirá un cataclismo y el eje terrestre cambiará su posición respecto del Sol, quizá en sentido vertical respecto de su órbita. Esto bien podría ser consecuencia del encuentro con algún cuerpo estelar errante. Morirán dos de cada tres personas.
A partir de entonces, la humanidad vivirá de muy distinta manera. O quizá ni siquiera exista humanidad, pues si las fuerzas del mal, en forma de bombas nucleares, llegan a desatarse nuevamente, nadie sabe quién quedará vivo y en qué condiciones de salud quedará; quizás sean monstruos deformes y de corta vida; tal vez vuelva el mundo a una edad primitiva hasta que la radiactividad disminuida permita de nuevo la vida, que nadie siquiera puede imaginar en qué forma y cómo empezará...
Y hasta aquí queda la profecía más o menos expuesta. Si comparamos lo hasta ahora leído con lo que nos vomitan encima los medios de comunicación últimamente, parece que nos quedan dos telediarios y un Informe Semanal, tal y como nos han contado los estudiosos del esoterismo maya, con lo que parece que sólo cabe esperar a ver si te mata el hambre, una bomba de neutrones, un terremoto o el cambio del eje terrestre. Porque mejor muerto que morlock. Entonces, se acabó preocuparse por cobrar el paro, pagar las medicinas o la educación de los niños, mejor vivir lo que nos queda como si fuera Feria. Como si no hubiera un mañana.
O no, porque según el libro este, entitulado “Dramáticas profecías de la Gran Pirámide”, de Rodolfo Benavides, el apocalipsis debía haber sucedido en 2001. Así que, o no hay Juicio final y toca apechugar con lo que tenemos encima, o vamos con mucho retraso a nuestro final. Ojalá sea esto último.


El Pueblo de Albacete, 10 de septiembre de 2012

Reto Fanzine 2023

 Bueno, pues parecía que no pero al final sí, así que... Queda convocada la 19 edición de nuestro Reto Fanzine para el VIERNES 29 de diciemb...