Otra tanda de imágenes con texto...
Sigue la flecha (05/09/2012)
Siempre hay quien lo reduce todo a dos opciones absolutas: o
blanco, o negro. O conmigo, o contra mí. Y en función de estas dicotomías se
ordena el mundo y lo que lo compone. Para catalogar al prójimo, por ejemplo,
emplea la consabida fórmula de “hay dos clases de personas...”, y a la vista de
la imagen, se puede completar el enunciado con “los que siguen la flecha, y van
donde se les dice, y los que van por libre, a contracorriente”. Ay, amigo, todo
es relativo...
Fotografía Jesus Blesa
Conejo, ahora en 2D (06/09/2012)
No tuvo mucha suerte este roedor, a pesar de sus cuatro
patas de conejo. La Muerte, siempre más rápida, lo alcanzó a la carrera y lo
dejó planchado, apenas una silueta en el camino que podría pasar desapercibido
a todos, salvo al ojo avizor -y con algo de mala leche- de nuestro fotógrafo. Y
ahí tenemos al animalillo, reducido a pellejo y huesos, consumido por el
tiempo, sin vida y sin una dimensión, hecho una estampa. Y aunque lo mismo
podía haber acabado en unos gazpachos, el destino quiso dejarlo como grabado en
piedra.
Fotografía Jesús Blesa
Londres, verano de 2598 (07709/2012)
Londres. Hace tres días que el mundo llegó a su fin y los
londinenses, supervivientes del holocausto, se afanan por seguir sacando sus
asuntos adelante, que el apocalipsis no es excusa para echarse a la bartola. Y
es que de todos es sabido que la flema británica se cultiva atendiendo antes a
la obligación que a la devoción. Así, vemos en la imagen a uno de los vecinos
de la City yendo al trabajo ecológicamente, que después del cataclismo, la
población parece que al fin se ha concienciado con el cambio climático.
Fotografía Jesús Blesa
Visión de coche (08/09/2012)
Así somos para los vehículos: seres diminutos, estrechos y
blandos. Apenas unos personajillos que deambulamos, de tanto en cuando, ante
sus poderosos chasis y motores de combustión interna. Y sin embargo, a pesar de
su poder, de su fuerza, de sus cuerpos de fibra de vidrio y acero, somos
nosotros, hechos de frágil carne y hueso, los que los tenemos sometidos, pues nuestra
es la prioridad de paso, y las manos y pies que han de regir sus destinos.
Fotografía Jesús Blesa
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