domingo, 28 de febrero de 2010

Nos ha dejado Centenario (Sesenta mil satanases 03)

Y ustedes se estarán preguntando quién era ese Centenario al que alude el título y a quiénes ha dejado tan compungidos. Lo peor es que seguro que usted también lo conocía, aunque no supiera su nombre, y quizá esta columna alumbre el fuego de su dolor... Pues bien, Centenario era el bache que había en la confluencia de las calles Vicente Aleixandre con Valdeganga, un mastodóntico agujero que ha estado acompañando a los conductores albaceteños durante casi todo 2009, y que este pasado lunes desapareció, como se van los más grandes, discreta y silenciosamente, bajo una fina capa de alquitrán. Los que transitamos con nuestros vehículos a diario por la zona lo recordaremos siempre. Es inevitable, al circular por allí, no recordar ese bote salvaje, aquel saltar del cedé a media canción, el medio volantazo que había que dar si querías evitar atropellarlo, aun a riesgo de empotrarte con el autobús que venía de enfrente...
A Centenario lo bautizamos unos cuantos en honor de la efeméride por excelencia de 2010 en la ciudad. Era un nombre íntimo, cariñoso, para quien día tras día nos saludaba desde las profundidades y que nos daba, a los conductores, esa sensación de hermandad que sólo logran entidades como Hacienda o la ITV. Había quien pensaba que en realidad Centenario era una escultura plantada por el Ayuntamiento, en la misma línea conceptual de las que adornan nuestras rotondas. Otros aseguraban que era la puerta al Infierno, pues se escuchaban quejidos y blasfemias constantes al pisarlo, y hasta planteó traer un exorcista. Los más jóvenes hablaban de la entrada al reino del Hmbre-Topo; los más ancianos de un refugio antibombardeo. Incluso hubo quien creyó ver, una noche, unas criaturas por las inmediaciones que identificó como Morlocks y aseguró que aquella era la entrada a su mundo subterráneo, pero luego se comprobó que los extraños seres sólo eran chavales de botellón muy pasados de rosca.
Centenario era inmenso, descomunal, ciclópeo, tanto que costaba creer que hubiera surgido sin más, por lo que se le achacaron orígenes de lo más dispar, desde el astronómico (un meteorito primo hermano del que cayó en Tunguska), hasta el ecológico (como parte de un sistema diseñado por una mente municipal preclara para fomentar el uso del transporte publico y reducir así la emisión de gases contaminantes). También se consideró la posibilidad de que fuera un prototipo de banda sonora deconstruida, sin duda una innovación que nos copiarían -como el Foro de la Participación- las más importantes ciudades del mundo. O a lo mejor, se trataba de un nuevo deporte urbano. ¿No hemos visto una prueba de baches de esquí acrobático en los Juegos de Vancouver? Quizá estemos ante una versión castiza y urbanita sobre cuatro ruedas.
Con todo, y aunque algún político avispado ya pretendía emplearlo como acceso a un futuro párking subterráneo, Centenario era un bache modesto, un vecino más, que recordaremos siempre. Cómo olvidar cuando, en estos pasados días de lluvia y nieve, se llenaba cual manantial de agua sucia y pútrida que salpicada en todas direcciones con musical estrépito cuando metías la rueda. O aquella vez que se tragó a un motorista, con casco y todo. Qué decir de los ciclistas, que lo temían más que a un pinchazo a las cuatro de la tarde en agosto. Su boca poderosa podía deformar una rueda de un mordisco, por lo que debía afinar los sentidos en una especie de entrenamiento ninja. Pero quien más lo echarán de menos son sin duda los vecinos de esta esquina, que contaban el paso del tiempo con los llantazos del personal, cual péndulo de neumático, y los conductores noveles, esos que en los coches de autoescuela tratan de aparcar a la derecha y que Centenario azuzaba para relajarlos y ayudarles en la maniobra.
Por supuesto, yo también lo echaré de menos. El gemido orgasmático de los amortiguadores me recordaba que ya quedaba menos para llegar a casa. Como perro pauloviano, salivaba cuando el coche pegaba el bote, pues sabía que el momento de comer se acercaba.
Pero no hay que preocuparse ni lamentarse más allá de estas líneas. Tenemos cientos, qué digo cientos, miles, de centenarios por todas la calles de nuestra ciudad, vayan si no al paseo de la Cuba, a la calle de la Cruz o, sin ir más lejos, a la mencionada calle Valdeganga donde se han instalado a todo lo largo de la rua los vástagos de nuestro añorado protagonista. Y para evitar que desaparezcan y que caigan en el olvido, desde ya planteo copiar la iniciativa de Santiago de Compostela, donde un grupo de Facebook promueve que los ciudadanos apadrinen un bache.
No sufra, circule con cuidado y piense, mientras brinca como Carlos Sainz en los coches de choque, que Centenario volverá.


El Pueblo de Albacete, 28-02-2010

miércoles, 24 de febrero de 2010

...Y ahora Telefónica intenta colársela doblá a mi padre

Recordarán el penoso incidente que tuve con los muchachos de Vodafone hace un mes, y de quienes ahora sólo recibo una o dos llamadas semanales (siempre con prefijos gallegos o directamente números privados), por los que la compañía colorá va a perder un cliente en cuanto pueda permitirme los costes por cancelación de contrato.
Pues bien, ahora les cuento el caso de mi señor padre con la compañía, hasta hace unos días, de sus amores. Cuarenta años tienen mis progenitores el teléfono conectao a Timofónica, que se dice pronto, recelosos de las otras compañias como de las campanadas de nochevieja en otra cadena que no sea La Primera. Hasta que a Don Juan señior le han tocado los cojones... Resulta que, por azares del destino, llamaban a su casa del orden de entre 5 y 12 veces diarias. Siempre números privados. Lo normal es que los deje sonar hasta que se aburren y cuelgan... hasta la llamada siguiente, que suele ser una hora u hora y media después. Otras se levantam, descuelgan y entonces les cuelgan a ellos. Un juego estúpido que lleva durando casi un año.
Y mis santos padres, que tienen una paciencia infinita, pues lo iban soportando más o menos, sin poder echarse una siesta en paz o ver la tele sin interrupciones (ni TVE!) hasta que el teléfono ha empezado a hacer cosas raras. En concreto, al minuto exacto de conversación da comunicando y se corta. Y se corta. Y se corta. Y estas personas, que llevan 40 años, repito, pagando religiosamente a este monopolio del mal, llaman para que lo arreglen (que a estas alturas, la subcontrata todavia no lo han conseguido hacer) y de paso, casi inocentemente, preguntan por el tema de las llamadas esas molestas, porque mi padre ya está paranoico y asegura que la culpa es de ellas, y entonces le dicen que pueden librarle de ellas.
-¿COMORL???
-Si hombre, dice el operador, llame usted al 1004 (este era el servicio de incidencias) exponga el caso y ya está.
Y ya se pueden imaginar, a mi padre casi le da un tabardillo de alegría. Coge el teléfono, marca y habla con un nuevo operador (cuando pagamos nosotros la llamada no se corta ni al minuto ni a la hora, curioso ¿no?) y le dicen que hombre, nosepreocupeusté, que eso se lo arreglamos pero ya A UN COSTE DE 1,20 AL MES.
-DOBLE ¿COMORL???
-SI, que ese servicio se lo cobramos. Pero bueno, ¿qué son cuarenta durillos al mes por dejarle en paz, buen hombre?
Y cuando la cara de mi padre recuperó su color normal, dijo que no gracias y colgó educadamente. Le vi con ganas de repetirle al operador telefórico las sabias palabras de ese insigne talento musical que ha despuntado en la selección de Eurovisión, pero al final cogió las páginas amarillas y buscó la dirección de las oficinas de ONO.
Si yo fuera paranoico, diria que los chicos de azul se han montado el timo perfecto,y que son ellos mismos quien, directa o indirectamente,llaman con número oculto a casa, para luego cobrarte "el filtro", o lo que es lo mismo, la "protección" (les suena de algo, amichi?). Si, estamos ante una MAFIOSADA de libro que no sé hasta qué punto es denunciable.
En fin, en mi familia estamos hasta los cataplains de las compañias telefonicas, fijas, móviles o giratorias. El día menos pensao nos compramos un tam-tam (como en Phantom) o la vengala de los 4-F.

lunes, 22 de febrero de 2010

Con los brackets en la mano (Sesenta mil satanases 02)

La tontuna de la semana en los corrillos periodísticos de lo rosa –pero no sólo- ha sido el aparato ortopédico dental de la princesa Letizia, quien va camino de convertirse, tras las extensiones de pelo, y las operaciones de nariz, barbilla y quién sabe qué más, en nuestra Cher patria (o en un regio Mr Potato). He leído por ahí que a sus piños marfileños le han colocado un aparato, brackets de zafiro, que son transparentes, y de más realeza, dónde va a parar, y cuyo coste se estima en 4.000 eurazos. Sale a 125 euros el diente, por si les interesa.
Brackets, en inglés americano, es corchetes [ya saben, estos paréntesis rectos]. Y con los dientes entre corchetes hablamos del tema. El caso es que, si uno mira imágenes de la princesa de Asturias de hace unos meses, y trata de encontrar dónde tiene esa mella, ese incisivo sobresaliente o esa pala al bies que justifique el gasto y la molestia, no lo encuentra. Yo, al menos, no. Claro que esperaba topar con una dentadura del estilo del Risitas (¡Cuñaaaoo!) y no es el caso. No sé, y lo cierto es que me da lo mismo, si lo de Letizia es necesidad o coquetería -que una princesa use aparato dental no es más raro que un gitano con gafas-. Lo que me llama la atención es que, si hasta hace unos años, los únicos que llevaban aparatos en los dientes eran los chiquillos, por una evidente cuestión de salud bucodental, en la actualidad son los adultos quienes, voluntariamente y cada vez más, se someten a este tipo de intervenciones por dictados estéticos, cuando deberían estar ahorrando para una dentadura postiza y un juego de petanca.
Recalco lo de voluntariamente porque, quien ha sufrido la tortura de la ortopedia de crío, dudo que le queden ganas de repetir la experiencia de mayor. Antes, el adolescente llegaba a la madurez con una dentadura perfecta, un trauma y, en ocasiones, un mote de por vida. Y es que los aparatos de ortopedia de antaño, los de acero y plástico, eran una fuente inagotable de chanzas y burlas en toda la etapa escolar y aún después, para desgracia de la víctima. Así, en el colegio, el niño de los brackets era el mascachapas o bocahierro; los gigantescos corsés para enderezar la columna vertebral te convertían en Terminator o Robocop; las gafas en cuatroojos o lupas, y los zapatos para pies planos en el primo de Frankenstein. Mi clase de BUP, con todos estos elementos, parecía una escena de Star Wars. No es de extrañar que la princesa quiera disimular con aparatos high tech, o directamente negar la mayor -como ha hecho la Casa Real-, no fuera a llamarla chupaclavos algún republicano y/o independentista con ánimo ofensivo.
La salud bucodental no está reñida con la belleza, por eso no está de más cuidarse las hileras de molar a molar. Pocas cosas hay más desagradables a la vista que una boca declarada zona catastrófica. Todos conocemos fauces por ahí que jamás deberían abrirse, con dentaduras que parecen hechas con piezas sobrantes de segunda mano –el Ratoncito Pérez en realidad es un protésico dental clandestino-. Algunas son tan terribles que hasta los propios dientes intentan escapar de las encías. Otras abarcan todo el pantone de amarillo a negro. Sí, para esta gente los brackets, o una extirpación masiva de dientes, no es una cuestión de moda, sino de ayuda humanitaria.
Lo cierto es que nadie quiere perder los dientes. Pregunten sino al piloto alemán David Moeller que, después de obtener la medalla de plata en su modalidad en los Juegos de Invierno de Vancouver, mordió la presea y se saltó un diente. Oro en gañanería para el muchacho.
Pero he de manifestar mi repulsa ante esta moda de homogeneizar dentaduras. No hay derecho a que traten de globalizarnos los piños, simétricos, clónicos, indistinguibles los tuyos de los míos. Ya no basta con blanquearlos hasta equipararlos a los faros de xenon de un Seat Leon, que parece que el colgate lo hagan con plutonio. Ahora tienen que estar cincelados, simétricos, como hechos por ordenador.
Nada de viva la diferencia. Democracia (dictadura) dental, señores. Y por ahí sí que no. Una boca debe tener personalidad, como las manos o los ojos. Forma parte de nosotros y de nuestra imagen –no hay nada más íntimo y más expuesto al exterior-. Transmite información sobre nosotros (si fumas, si has comido chorizo, si eres de la realeza o desconoces el significado de la palabra dentífrico). Hasta un dentista de Nueva York me da la razón, y asegura en su web que una dentadura perfecta tiene que tener algún defecto. Y como no le falta vista comercial al pájaro, cierra el círculo de la estupidez bucodental en su consulta, donde te retuerce ligeramente un diente para conseguir esa disarmonía deseada. Estoy deseando que se ponga de moda para ver quién pasará por caja para que le hagan algo que se puede tener gratis sólo con un paseo en bicicleta sin manos por la calle Valdeganga.


El Pueblo de Albacete, 21-02-2010

lunes, 15 de febrero de 2010

De amores perros y viceversa (Sesenta mil satanases 01)

Como siempre que se acerca una efeméride digna de la que hablar, surgen enseguida noticias curiosas, o directamente más raras que un mileurista en tiempos de crisis (¿se acuerdan de ellos?, ¡quién los pillara!). En este caso la fecha es hoy, que además de domingo de Carnaval, es 14 de febrero, Día de los Enamorados. Espero sinceramente que no les haya pillado el toro, es decir, la pareja, sin un regalo ni un mal detalle que llevarle en postura oferente. Y no, no vale decir aquello de que no lo celebra porque es “una fiesta artificial creada por los grandes almacenes y el trust de las floristerías”… Claro, como el 99% de las festividades.
Pues bien, al respecto ha aparecido una encuesta, realizada en más de 23 países, donde dice que una de cada cinco personas prefiere pasar ese día con su perro que con su pareja. Y quien dice perro, dice gato, hámster, periquito o peces… Y ya tiene que ser triste que tu cónyuge elija estar con unas raspas translúcidas flotando en un tupper de cristal antes que con uno. La cosa viene de lejos, si nos fijamos en esa cosa mitad niño, mitad palomo, que es Cupido.
Todo es por puro despecho. Pero, ¿qué tiene el perro que no tenga usted, aparte de una mejor excusa por no haber comprado un regalo? Desde un punto de vista egoísta y material, el único razonable en estos lares, es lógico ubicar el éxito del género animal en su total disponibilidad, dependencia e incondicionalidad. A Rex lo tienes ganado con una vuelta a la manzana, una pelota de tenis vieja, las sobras de la comida y unas rascaditas tras las orejas. Con tu pareja no funciona ni lo del rascar. Hay que derrochar algo más de energía, tiempo y dinero. Y cariño. Mucho esfuerzo para un pseudo-festivo.
Y mientras uno goza de la compañía bestial, el otro ¿qué? Pues o tiene otro perro, o se queda solo y sin nadie que le ladre. Realmente triste si lo piensa fríamente: le han cambiado por alguien que se lame los genitales y se come su propio vómito.
Ya imagino este San Valentín. Parques rebosando de dueños desparejados que pasean a sus animales, felices y contentos, mientras que, en las casas vacías, los abandonados partenaires combaten su soledad ante el plasma de 40 pulgadas, en pijama, y con una cerveza en la mano, como viles solteros pero con la casa más limpia. O metidos en un bar, a la búsqueda de compañía humana más agradecida. Lamentable panorama, salvo quizá para el perro, en el Día de los Enamorados.
Una situación preocupante para la que el Gobierno no tiene ningún plan, que se sepa. Claro que Zapatero no tiene perro, como Obama (éste es dueño de un chucho negro que atiende por Bo). Tengo claro que si no hacemos algo, las mascotas acabarán por copar el puesto del otro en más situaciones. Así, nuestra pareja se irá a Benidorm con el gato en agosto. A esquiar con el canario. Nochebuena en la protectora de animales con la familia de Rex. Al Mercadona con el ficus… Ya se están dando casos. Las ventajas que podría tener para el caballero que el gato se fuera con la señora de tiendas, se diluyen ante la perspectiva de que el minino acabe celebrando las bodas de plata en Roma con la parienta en tanto el marido se queda en casa, descompuesto y más solo que Judas jugando al amigo invisible.
El amor está en crisis y Cupido en la cola del Inem. Otra encuesta señala que cuatro de cada diez españoles no regalará nada en San Valentín, y quien lo haga no gastará más de 24 euros. Con estas cifras no me extraña que nuestra pareja se vaya a ver Avatar con el perro. Aún así, es necesario recuperar el romanticismo, el contacto con la otra persona más allá del mensaje en el móvil y el roce de pies fríos en la cama. No digo que haya que gastarse los 800.00 euros que cuesta una suite para el fin de semana en el Hotel Palacio de Emiratos Árabes (de oferta) por mucho mayordomo inclusive que lleve. Pero unas flores, un buen vino y una película de amor tampoco es un derroche de tiempo y dinero. Piense en ello como en una inversión, no sea que, por perro, acabe reemplazado en breve por uno más literal y peludo, todos los días del año.

El Pueblo de Albacete, 14-02-2010



jueves, 11 de febrero de 2010

Breve (pero importante) paréntesis publicitario

¡Sesenta mil satanases te lleven a ti y a tus refranes!

Don Quijote (hasta los cojones de) a Sancho.
Segunda parte de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha.
Capítulo XLIII. De los consejos segundos que dio don Quijote a Sancho Panza.


Tras mucho meditarlo, he decidido escribir una columnilla semanal en el periódico El Pueblo (ande trabajo). Parece ser que saldrá los domingos, por si la quieren leer en papel, y luego la colgaré en este blog, ya que no tenía sentido abrir otra bitácora para ello.
La cosa lleverá por título genérico Sesenta mil satananes, e intentará ser algo simpático y gracioso. Todo un reto para este año. Espero que les guste.

lunes, 8 de febrero de 2010

Yo para ser feliz quiero un camión...

Ustedes disculpen que no andemos muy literarios últimamente pero he visto este innombrable viodeoclip en el blog de WKR y no me resisto a ponerlo aquí, por dos motivos:
a) para regocijo visual de los amigotes salidorros lectores de este blog
b) como entrenamiento mental, porque no creo que tardemos en ver a todas horas esta alegre tonadilla en los anuncios de politonos y tal... (Lo mejor es que haga callo cuanto antes)

Con todo, es mejor que lo que escuchamos habitualmente en los bares...

martes, 2 de febrero de 2010

Palabra de Alan Moore

"Life isn’t divided into genres. It’s a horrifying, romantic, tragic, comical, science-fiction cowboy detective novel … with a bit of pornography if you're lucky".
...Te alabamos, Alan Moore

La ropa y su puta madre

Ahora que podemos dar por finiquitada la época de rebajas, puedo decir que nunca he sido de esas personas que siguen los dictados (por dictador) de la moda, ni tampoco le he prestado demasiada atención a las tendencias en cuanto a vestimenta se refiere. Bastante preocupación tengo con encontrar ropa de mi talla y que ésta no te queme las pupilas con su fealdad; les aseguro que es un trabajo duro y fatigoso.
Sí es cierto que con la moda pasa lo mismo que con la política y el vino, uno no puede evitar discutir sobre ello aunque no tenga ni puta idea.
A lo largo de mi penoso penar por las tiendas de ropa, he podido comprobar cómo el trust de la moda ha ido traslando a ellas, las mujeres, prendas y complementos tradicionalmente masculinos, en detrimento nuestro, hasta tal punto que resulta imposible que un varón pueda comprarse una gabardina, es un poner, de precio y calidad equivalente a la que puede adquirir una señora, en cinco sitios distintos, de todas las tallas, formas y colores. ¿Acaso es porque la gabardina no se lleva entre los hombres? A lo mejor es porque no se la venden...
Otro caso curioso es el mono o peto vaquero, prenda arquetípica del paleto americano del medio oeste, y que yo recuerdo que, en mis tiempos de instituto, llevaban los macarras calorristas, ahora es patrimonio exclusivo de embarazadas. ¿Cómo dio el paso el peto del white trash al premamá?
Podría argumentarse que donde una prenda queda bien en una señorita, su equivalente masculino resultaría ridículo. Esto puede ser cierto en casos puntuales. Si yo me comprase unas botas de cowboy y me las pusiera por encima de unos vaqueros, haría el ridículo. Sin embargo, nuestras calles están llenas de amazonas de esta guisa que no han visto más equino que el pony de la Feria donde se hace uno fotos de crío. Particularmente creo que si no eres jinete, militar o punk, la caña alta de las botas, mejor por dentro del pantalón.
El sombrero, por poner otro ejemplo, es uno de esos complementos que desapareció, borrado del mapa por culpa de los progres que nos precedieron, que identificaban esta bella y útil prenda con sus padres carcas y fachas. Ese trozo moldeado de fieltro pasó, en los ochenta, al ostracismo, siendo únicamente patrimonio de algunos abuelos, cazadores y patriarcas gitanos. Es ahora cuando, sin apenas sombrererías, ha vuelto ha llevarse el sombrero. Y una vez más, su reentrada en el mercado ha sido con vistas al mercado femenino. Busque, busque usted un fedora de la talla 60 o superior sin recurrir a internet o a un amigo de Madrid, y me cuenta... Luego dé una vuelta por un Zara o similar y vea la gama que tienen ellas a su disposición por menos de 20 euros.
Escribía un poco más arriba sobre botas, y es que el calzado es uno de los temas más sangrantes. Faraónicos estantes repletos de zapatos de mil formas y diseños para ellas, y una esquina oscura con cuatro piezas clonadas de esas de puntera picopato para caballero. No hay color. Ni tallas.
Tanta oferta hacia el sector femenino provoca que éstas tengan un amplio margen de movimiento, pues gozan de una gran libertad para elegir diseño, talla y precio que les envidio. Si usted ha ido de compras con su señora sabrá de lo que hablo.
Los señores estamos condenados, al final, a pasar por la caja del C&A -con el bajón de calidad que ha pegado últimamente, que es lavar la ropa y tirarla a la mierda-. Un drama si, como yo, usted es un ser humano normal y carece de la corpulencia metrosexual de un niño de doce años, que es el modelo de hombre que tienen ahora en las secciones para hombre de las tiendas del centro. La ropa de las tiendas masculinas existen en tres variantes estilísticas: a) fritillista, b) perroflautesca/gafapasta, o c) directamente borjamari style (esas de ropa de padre de camisas a 100 euros). A veces me dan ganas de manejar el estilismo de John Rambo en Acorralado de saco y guita, o coger una manta, hacerle un agujero en el medio para sacar la cabeza y atármela a la cintura con una correa.
El mercado textil está claramente dirigido hacia ellas, y empuja al hombre hacia dos caminos: el mero complemento circunstancial con ropa de hipermercado, si es de ingresos moderados, o si por contra es funcionario o gana buenos dineros, el fashion victim, de crema hidratante, gimnasio y camisa de rayas encima del polo del lagarto jaén.
¿Han triunfado las feminazis en el tema del vestir, pues? Habrá que ver quién dirige el trust de la moda. ¿Son ellas un mejor blanco para las cadenas de ropa? No lo sé. He escuchado cosas como que a los hombres buscan ropa más funcional que estilosa. Velocidad y tocino. Que uno sea pragmático a la hora de vestir diariamente no significa que no le guste arreglarse de vez en cuando, el problema es que no tenemos dónde adquirir esas prendas. Tampoco creo que ellas sean más consumistas. Bueno, sí lo son, pero porque tienen dónde gastar.
Esta desigualdad entre ella y él tiene como consecuencia drámatica inmediata el constante conflicto por el espacio vital de armarios y cajones en la casa común. La experiencia me dice que ellas ocupan hasta tres veces más espacio en una casa con su ropa, zapatos y complementos que su partenaire masculino. Lo que no quiere decir que un hombre tenga sólo unos vaqueros, una sudadera y las converse all star. La diferencia se ve a las claras cuando una pareja sale de viaje y se comparan equipajes. Si además pensamos en que muchas de las piezas femeninas tienen menos tela que el parche de un pirata, nos daremos cuenta de la verdadera magnitud de su volumen de ropa y de este drama humano.
Una última reflexión: ¿se han dado cuenta de que cada vez mas gente, de ambos sexos, lleva ropa del decathlon? ¿Será por la crisis? ¿O acaso es la génesis de la indumentaria pansexual?

Reto Fanzine 2023

 Bueno, pues parecía que no pero al final sí, así que... Queda convocada la 19 edición de nuestro Reto Fanzine para el VIERNES 29 de diciemb...