lunes, 20 de diciembre de 2010

El libro que has de comprar en Navidad


Adivina el libro:

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El próximo jueves, 23 de diciembre de 2010, el señor Alberto López Aroca firmará ejemplares de SHERLOCK HOLMES Y LOS ZOMBIS DE CAMFORD en la librería Legend (de Albacete), sita en la calle Francisco Pizarro nº12. El evento tendrá lugar desde las 18.30 horas.

Nos la van a meter doblá...


...y con los pelos p'adentro.
Y estoy hablando de la Ley SInde, cuya aprobación de tapadillo parece imparable mañana martes.
Más información aquí y aquí.
Son estas cosas las que me hacen pensar en el brutal retroceso de las libertades que estamos experimentando en los últimos diez años. Mire donde mire, solo veo prohibiciones y zancadillas, un ansia institucional por aborregarnos y convertirnos en putos zombis.
Es lo que pasa cuando se legisla con el bolsillo, presionado por las corporaciones, de aquí y de fuera, que financian/publicitan a los partidos. Es lo que pasa cuando los políticos cobran en piscinas, cuando les preocupa más su escaño que la gente que les votó, cuando les interesa quedar bien con la señora Clinton y no con un tipo de Albacete (que les paga el sueldo).
Eso sí, el año que viene bien que vendrán a darme por el culo con sus carteles, sus lemas absurdos, sus papeletas electorales, sus programas más endebles que el envoltorio de los kinder sopresa. Que se vayan a la mierda. Todos.
Tenía un amigo de crío al que, después de leerse Drácula, le daba miedo encontrarse con un vampiro. Yo me leí 1984 y Un mundo feliz, así que pueden imaginarse qué me asustaba a mí.
A fin de cuentas, a Drácula podías cargartelo con una estaca, ajo y una cruz. Contra los otros monstruos no había escapatoria.
Llega el Apocalipsis...

viernes, 17 de diciembre de 2010

Si preguntan por mí, no estoy (Sesenta mil satanases, 43)

En el principio, no había teléfonos móviles. Si alguien quería localizarte, debía personarse en tu casa o llamar a casa (al fijo, que decimos ahora) y si estabas, lo cogía tu madre y te ponías o no. Cuando a los aparatos les pusieron la pantallica con el identificador de llamada, a más de uno nos ahorraron el trago de descolgar, puesto que podías decidir previamente si te interesaba o no hablar con quien te llamaba. Ni qué decir tiene que fue entonces cuando surgió esa sana costumbre de nunca coger el teléfono cuando quien llama lo hace con número oculto (o es un número raro).
Aunque por aquel entonces todos renegábamos de los móviles, un aparatejo que nos parecía de snobs, un sacacuartos inútil, al final todos pasamos por el aro y acabamos con uno en el bolsillo. Parece mentira, pero entonces los usábamos con timidez, y hasta pedíamos disculpas cuando su tono midi nos interrumpía una conversación. Fue en ese momento cuando empezamos a poner nuestra libertad en sus cibernéticas manos, puesto que ahora sí que estábamos en permanente conexión con el mundo, perfectamente localizables y disponibles las veinticuatro horas del día. O al menos eso deducen muchos de quienes nos llaman, ya sean familiares, amigos, del trabajo o los comerciales de las propias compañías telefónicas.
Está claro que cada uno usa el móvil como quiere. Los hay que lo emplean como radio, y usan sus potentes altavoces para compartir con el resto del mundo sus alegres tonadillas favoritas, cosa que no siempre es de agradecer. Otros lo utilizan como consola de videojuegos, y no es raro verlos matar el rato en las salas de espera del médico, en las colas de la hamburguesería, en los tanatorios o en el váter. De igual forma, hay quien navega con ellos por internet; lo manejan como cámara de fotos, como GPS, como linterna y cascanueces. Como teléfono, propiamente dicho, hay dos formas de uso y disfrute: a) de imaginaria o b) como un fijo.
A poco que se pregunte, se verá que la forma más extendida es la primera, es decir, la gente lo lleva siempre conectado, como si el botón de encendido/apagado no existiera, y el único momento en la vida del aparato en que pasa a off es cuando se le agota la batería. Ese ansia por no perderse ni una llamada, que acaba por convertirse en un estado de vigila constante, obedece tal vez a cierto miedo a la incomunicación, al aislamiento, a la soledad en medio de la marea humana y urbana. Como si fueran neurocirujanos de guardia, quienes llevan así el móvil están voluntariamente disponibles para todos y todo, y lo que es peor, asumen que todos los demás hacemos lo mismo. Amigos, lo siento, pero la supervivencia de la especie humana nunca dependerá de que cojáis el teléfono a las cuatro de la mañana. Seamos serios, los únicos que llaman a horas intempestivas son los amigos borrachos, desconocidos borrachos que no atinan a marcar, o comerciales sin respeto por el descanso ajeno y posiblemente ebrios.
¿Y si se trata de algo urgente qué?, arguyen éstos cuando les explico que yo apago el teléfono cuando duermo. Bueno, si se trata de algo verdaderamente urgente, estoy seguro de que quien pretende localizarme encontrará la forma de hacerme llegar el mensaje. Además, las malas noticias siempre pueden esperar unas horas.
Dicho esto, y para que conste, como usuario de un móvil, tengo claros dos derechos inalienables: si no quiero responder no respondo; y si no quiero devolver la llamada no la devuelvo. Sí, tengo tu llamada perdida, y hasta un mensaje, pero no es obligatorio -no, no lo es- ni que descuelgue cada vez que me llamen, porque no puedo o porque no quiero, y tampoco tengo que devolverte la llamada ni no me has localizado antes, porque a lo mejor no me apetece hablar contigo en ese momento. No es de mala educación, como esgrimen algunos, sino por salud mental. Y el mismo principio se aplica a los mensajes de móvil. Insúltame si quieres, o peor aún, interprétalo como una falta de educación, pero no es así. Es una defensa a tu intromisión en mi vida, en mi intimidad. Tengo derecho a negarme a hablar contigo. Y no, no me vale con silenciarlo, porque al darte tono volverás a intentarlo hasta que lo coja. Por la misma razón, rechazo el buzón de voz.
Parece una gilipollez, pero en estos tiempos de conexión total, ya sea a través de redes 3G, fibra óptica, satélites, wifi, bluetooth y demás, apagar el móvil por unas horas parece un comportamiento antisocial. Al final va a resultar que soy un anarquista...

El Pueblo de Albacete, 2 de enero de 2011

Navidades y eso (Sesenta mil satanases, 42)

No soy de esos que odian la Navidad. Hubo un tiempo en que tantos deseos edulcorados, lucecitas y consumismo desaforado me ponía enfermo. Luego me percaté que lo que realmente me ponía enfermo eran los virus. Se me hinchaban las amígdalas hasta no dejarme tragar más que líquidos, mi cabeza estallaba de fiebre y moqueaba tanto como para poner un puesto de blandiblú al por mayor. Por sistema, entre Nochebuena y Reyes, servidor de ustedes suele pasarse entre tres y cinco días en cama enfermo. Pero el resto de días hago vida normal. De hecho, estas fiestas suelen desarrollarse como una sucesión de escenas independientes, como una cadena de diapositivas, bajo el paraguas de la Navidad.
Empiezas con las cenas de empresa a las que no quieres ir. Cenas con los amigos a las que no puedes ir. Repartes las comidas pantagruélicas entre tus padres, los de tu pareja, los del pueblo, los de la otra punta del país. Maletas llenas de ropa ante la imprecisión del tiempo, que los mismo llueve, que graniza, que sale el sol. El dinero que comienza a menguar. La cesta de navidad que unos años te comes en dos días, y otros acabas por regalar a tu incauto cuñado.
Llega el 22, pendiente de la Lotería nacional, donde acabas por desear salud para todos y una mierda para los agraciados con el Gordo, que siempre son otros. Nochebuena. Comes langostinos como si no existiese el mañana. Te aplicas con la misma intensidad al turrón de chocolate y los polvorones. La mistela sustituye al agua en estas fechas, y el vino a la cerveza. El omeprazol se convierte en tu mejor amigo. La sidra riega los postres. Cantas villancicos sereno. Cantas villancicos borracho. Tomas licores a mil y orujos de dos mil sabores. El reencuentro familiar acaba siempre a voces, aunque sea de buen rollo. Vitamina B para la resaca. O una lata de almejas. Otro omeprazol. Frenadol. Aspirinas. Imonogas.
Comida de Navidad, de sopa de pollo y las sobras del día anterior en casa de la suegra. Regalos de Papá Noel para esos sobrinos puñeteros que no quieren esperar a Reyes. Visitas a amigos y familiares, que se empeñan en cebarte con sus mantecados caseros y sus bebidas alcohólicas. Todos quieren que salgas borracho y bulímico de su casa. Cuidado con los belenistas. Estás obligado a ver ciento y la madre de nacimientos, a cual más estrambótico, colocado siempre en los punto más infames del hogar. Donde más molesta, vamos.
Reencuentro con viejos colegas. Tu viejo amigo el maestro te restriega sus dos semanas de vacaciones para rascárselos a dos manos. Otro te restriega a su mujer estupendísima y a sus hijos listísimos. Borracheras absurdas. Un cumpleaños inoportuno a mitad de semana que te parte en dos el planning y el presupuesto. Cena en un chino y tajá como un piano. Bronca con la señora, que no evita el calendario chino en una alfombrilla de bambú que le regalas. Más fármacos para salir del paso. Almax. Sales de frutas. Bisolvon. Couldina. Paracetamol. Y mucho papel higiénico.
Nochevieja. Nada de cotillón, que hay que ahorrar. Vestidos de gilipollas boda en casa de tus suegros. Más cordero. Más vino. Campanadas en La 1. Doce uvas de una vez, con pepitas y todo. Evitas ir a la misa del gallo con la abuela. Llamadas y mensajes de móvil por toneladas hasta saturar la memoria. Sales a la caza y captura de un bar abierto al que puedas pasar sin pagar entrada. Hielo en la calle. Te fumas los últimos pitillos en el bar. Las pastillas te las comes como si fueran chococrispis. Vitamina C. Ibuprofeno. Nastine. Amoxicilina. Imodium. Hemoal.
Día 1. El día del las promesas incumplidas. Comienza la cuenta atrás para dejar de fumar, de comer grasas, de apuntarte a un gimnasio, de aprender inglés... Saltos de esquí en la tele. Acabas borracho.
Días de compras pre-Reyes. Adiós paga extra. Hay que hacer regalos a todo el mundo. Amigos invisibles inclusive. Carreras por los centros comerciales, de tienda en tienda en un peregrinar por etapas que ríete del Camino de Santiago. Escuchas villancicos hasta en el Mercadona. Simpatía por Herodes. Quieres matar a todos los niños castratti esos. Compras a escondidas, no vaya a ser que te vea y se chafe la sorpresa. Venga a comer y a beber.
Cabalgata. Escaqueo para no llevar a tus sobrinos, ni a los hijos listísimos de tus amigos. Compras de última hora. Aprende a envolver cajas en sesenta minutos. Noche de Reyes. Borrachera esperando a los camellos y a sus majestades. Resaca matutina con intercambio de presentes. Cosas que no quieres para nada. La cutrería suprema: un vale en lugar de un regalo. Tu cuñado le da a su mujer algo tan caro que tu regalo a su hermana parece una puta mierda. Busca los tickets para descambiar. Tu madre te llama para que te pases a recoger tu regalo: este año toca calcetines y colonia Hacendado. Rebajas apocalípticas de enero. Pharmaton. Myolastan. Eritromicina. Dulcolaxo. Voltaren. Prozac...

Felices fiestas.

El Pueblo de Albacete, 26 de diciembre de 2010

Omega (Sesenta mil satanases, 41)

Permítanme que rebaje el habitual tono tonto y absurdo de esta columna para rendir un discreto homenaje a Enrique Morente. Uno más, en un océano de artículos y blogs que se duelen de la pérdida de este hombre, igual que si hubiésemos perdido un pariente cercano. Y es que Morente tenía un algo que conectaba con todo tipo de gente, hasta con quien no lo ha escuchado cantar, pero sí hablar en alguna entrevista, donde, por cierto, solía mostrarse prudente, tímido, modesto ante el halago, que desviaba a sus compañeros de terna.

No soy ningún experto en flamenco, más bien rozo por lo bajo la categoría de aficionado semiignorante que se hace un lío con eso de los palos y su ortodoxia. Camarón, Carmen Linares y Morente forman mi trinidad flamenca. Como tantos otros de mi quinta, descubrí a Morente con ese disco inmortal que es Omega. Se lo compraban entonces, allá terminando los 90, en la tienda Tipo, los poetillas por Lorca y Cohen, los modernos por Lagartija Nick, los flamencos por ver de qué iba aquello, y los curiosos por curiosidad, de tal manera, que era casi imposible ir a casa de alguien y no ver la carátula, poderosa en su sencillo diseño, del cedé sobre la minicadena.

Mucho se ha escrito ya sobre Omega, hasta tesis doctorales. Sólo añadiré que a mí me cogió de los huevos desde el principio. Las sensaciones que producía su primera audición era como un trago de bourbon. A partir de ahí, decidías si pedías otro vaso, o te pasabas a la ginebra. Como quien viera aterrizar al Apolo 11 en la Luna, lo que más me impresionaba es que aquello fuera real. ¿Pero esto se puede hacer?, pensaba, canción tras canción, sin dar crédito. Y cogías el disco, leías el libreto en busca de explicaciones, y sólo producía más asombro. Uno de los poemas más ratos de Lorca, de los que no te enseñan en clase de lengua y literatura, mezclado apocalípticamente como un Dios Irae en clave de rock. Once minutos de delirio sonoro de apertura. “Tengo un guante de mercurio y otro de seda”. El maestro granaíno -al que nunca llegué a cruzarme en la ciudad de la Alhambra, en las varias veces que pasé por su calle- captó enseguida mis simpatías y se ganó mi devoción.

De ahí, el primer impulso fue seguir su discografía hacia atrás para tratar de averiguar qué había llevado a este hombre a grabar aquello. Cómo un cantaor serio y formal se planta en la tesitura de reinventar el cante, de multiplicar su dimensión sonora, universalizar el flamenco sin perder ni un ápice su esencia. Porque para mí Omega no es Triana o Lole y Manuel, nada de eso llamado flamenco progresivo; ni flamenco fusión, ni trash, pop o rock. Todo eso existe, pero es arrastrado, subyugado por la voz, y los gritos, de Morente, y lo convierte en flamenco. Escalofriante flamenco puro. Omega, como el propio Morente, destila pasión y respeto por la poesía como nunca había visto, ni he vuelto a ver. Y por la música y los músicos. Respeto por la tradición flamenca, pero sin costuras ni ataduras.

Supongo que estas cosas sólo se le ocurren a los genios.

Ahora, lamento las ocasiones perdidas de no haber ido a verlo en directo. De no haberme atrevido a buscarlo por el Albaicín. De no tener todos sus discos y los que tengo, oírlos más a menudo. De no poder escribir una columna más extensa que le haga verdadero honor al Maestro. Morente se ha ido, y nadie podrá tapar ese hueco. No ha nacido quien pueda. Supongo que sólo nos queda darle al play, de vez en cuando, y dejarse llevar.


El Pueblo de Albacete, 19 de diciembre de 2010

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Premio para el caballero!

Leo en la prensa, un día antes que ustedes, que el buen amigo Andrés García Cerdán se ha llevado el Barcacola Barcarola de poesía, que cuenta con unos gustosos dineros. Vaya desde aquí mi saludo y mi enhorabuena. Otro premio pa la saca del Cerdán, sí señor.
Andrés lo merece. Porque sabe escribir y lo hace bien, conceptos estos más complejos de lo que parece a simple vista. Porque es auténtico, eso significa que o lo odias o te encanta, con todas tus fuerzas, y no siempre por buenas razones. Porque es un cachondo mental. Por loco.Porque para que se lo den a uno que no conozco prefiero que se lo den a él. Porque lo digo yo. Y punto.
No soy muy de poetas, y conforme cumplo años, lo voy siendo menos; a estas alturas puedo decir que sólo soy fiel a Julián Cañizares y a Andrés García. Y no me va mal.
Y sí, me puede más la amistad que la razón, pero para eso están los amigos.
De este libro premiado me habló una noche en la que ambos íbamos con ojos turbios. No recuerdo gran cosa de aquella conversación por aquello del demasiado ruido y mahous, pero sé que había puesto dedicación, pasión, en él. Me alegra que obtenga un merecido reconocimiento.
Salud, pollo, y hasta el próximo!

viernes, 10 de diciembre de 2010

En el horno...

En la imprenta, más bien...

No se lo pidáis a Papá Noel, y casi que tampoco a los Reyes Magos... Mejor a San Antón.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Neutralidad

Interesante y rápida explicación sobre qué es eso de la neutralidad de internet.
http://dai.ly/gVH4W3
La neutralidad de la red
Cargado por PluraliaTV.
Me da que, más tarde o más temprano, nos van a joder...
EDIT: Manifiesto por una red neutral
Los ciudadanos y las empresas usuarias de Internet adheridas a este texto manifestamos:
  1. Que Internet es una Red Neutral por diseño, desde su creación hasta su actual implementación, en la que la información fluye de manera libre, sin discriminación alguna en función de origen, destino, protocolo o contenido.
  2. Que las empresas, emprendedores y usuarios de Internet han podido crear servicios y productos en esa Red Neutral sin necesidad de autorizaciones ni acuerdos previos, dando lugar a una barrera de entrada prácticamente inexistente que ha permitido la explosión creativa, de innovación y de servicios que define el estado de la red actual.
  3. Que todos los usuarios, emprendedores y empresas de Internet han podido definir y ofrecer sus servicios en condiciones de igualdad llevando el concepto de la libre competencia hasta extremos nunca antes conocidos.
  4. Que Internet es el vehículo de libre expresión, libre información y desarrollo social más importante con el que cuentan ciudadanos y empresas. Su naturaleza no debe ser puesta en riesgo bajo ningún concepto.
  5. Que para posibilitar esa Red Neutral las operadoras deben transportar paquetes de datos de manera neutral sin erigirse en “aduaneros” del tráfico y sin favorecer o perjudicar a unos contenidos por encima de otros.
  6. Que la gestión del tráfico en situaciones puntuales y excepcionales de saturación de las redes debe acometerse de forma transparente, de acuerdo a criterios homogéneos de interés público y no discriminatorios ni comerciales.
  7. Que dicha restricción excepcional del tráfico por parte de las operadoras no puede convertirse en una alternativa sostenida a la inversión en redes.
  8. Que dicha Red Neutral se ve amenazada por operadoras interesadas en llegar a acuerdos comerciales por los que se privilegie o degrade el contenido según su relación comercial con la operadora.
  9. Que algunos operadores del mercado quieren “redefinir” la Red Neutral para manejarla de acuerdo con sus intereses, y esa pretensión debe ser evitada; la definición de las reglas fundamentales del funcionamiento de Internet debe basarse en el interés de quienes la usan, no de quienes la proveen.
  10. Que la respuesta ante esta amenaza para la red no puede ser la inacción: no hacer nada equivale a permitir que intereses privados puedan de facto llevar a cabo prácticas que afectan a las libertades fundamentales de los ciudadanos y la capacidad de las empresas para competir en igualdad de condiciones.
  11. Que es preciso y urgente instar al Gobierno a proteger de manera clara e inequívoca la Red Neutral, con el fin de proteger el valor de Internet de cara al desarrollo de una economía más productiva, moderna, eficiente y libre de injerencias e intromisiones indebidas. Para ello es preciso que cualquier moción que se apruebe vincule de manera indisoluble la definición de Red Neutral en el contenido de la futura ley que se promueve, y no condicione su aplicación a cuestiones que poco tienen que ver con ésta.
La Red Neutral es un concepto claro y definido en el ámbito académico, donde no suscita debate: los ciudadanos y las empresas tienen derecho a que el tráfico de datos recibido o generado no sea manipulado, tergiversado, impedido, desviado, priorizado o retrasado en función del tipo de contenido, del protocolo o aplicación utilizado, del origen o destino de la comunicación ni de cualquier otra consideración ajena a la de su propia voluntad. Ese tráfico se tratará como una comunicación privada y exclusivamente bajo mandato judicial podrá ser espiado, trazado, archivado o analizado en su contenido, como correspondencia privada que es en realidad.
Europa, y España en particular, se encuentran en medio de una crisis económica tan importante que obligará al cambio radical de su modelo productivo, y a un mejor aprovechamiento de la creatividad de sus ciudadanos. La Red Neutral es crucial a la hora de preservar un ecosistema que favorezca la competencia e innovación para la creación de los innumerables productos y servicios que quedan por inventar y descubrir. La capacidad de trabajar en red, de manera colaborativa, y en mercados conectados, afectará a todos los sectores y todas las empresas de nuestro país, lo que convierte a Internet en un factor clave actual y futuro en nuestro desarrollo económico y social, determinando en gran medida el nivel de competitividad del país. De ahí nuestra profunda preocupación por la preservación de la Red Neutral. Por eso instamos con urgencia al Gobierno español a ser proactivo en el contexto europeo y a legislar de manera clara e inequívoca en ese sentido.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Emilio el Moro, Chistólogo del Cante Jondo (Sesenta mil satanases, 40)

Uno de los grandes olvidados de la música española es, sin duda, Emilio Jiménez, Emilio el Moro. Natural de Melilla y cantaor de copla desde niño, alcanzó el estrellato con sus canciones humorísticas, a las que se vio abocado si quería comer de su arte. Único en su género, no se conformó con hacer coplillas graciosas, al más puro estilo y tradición hispana, véase las jotas o cantares populares, si no que se lanzó a versionear temas tan famosos entonces como el Porrompompero, o El Emigrante, con unas letras tan surrealistas como divertidas. “Porque te temo a ti, porque te temo, cerré mi puerta con la tranca y un sofá”, cantaba por Serrat.

Emilio el Moro se lanzó como cabecera de compañía a las américas, más tarde formó parte de varios montajes de Juanito Valderrama y de Juanita Reina. Compartió escenario con otras figuras como Pepe Marchena, el Príncipe Gitano o Estrellita Castro. Pero no sólo se ocupó de la copla, cuando los sesenta se le echaron encima, con todo el movimiento yeyé, Emilio se adaptó a los nuevos tiempos, y como muestra decir que se atrevió hasta con un Yellow Submarine que ríase usted de los nuevos flamencos.

Su discografía es enorme, abarcando más de tres décadas. Es para el fan todo un reto el conseguir reunirlos todos, ya sean singles, Lps y recopilatorios. Cuenta en su haber casi cuatrocientos temas y otras tantas grabaciones. Y escucharlos es toda experiencia, un viaje al pasado que deja en mantillas las mil temporadas del Cuéntame. Por desgracia, en la España de la Movida no había sitio para los artistas de revista y los cómicos que mentaban la suegra –no fuera de los programas de José Luis Moreno-, y Emilio fue perdiendo comba hasta caer en el olvido. De hecho, si echan un vistazo a su entrada en Wikipedia, aún verán menos palabras que en este humilde artículo.

En 1984, Carlos Cano le rindió un póstumo y merecido homenaje con su tema Las murgas de Emilio el Moro. Más recientemente, la discográfica de Gomaespuma editó un recopilario de sus primeros temas Antológicamente (flamenco pa tos) (2002), y ya existen en el mercado varios cedés que reúnen lo mejor de su obra, aunque no siempre con la calidad que merece este cronista de su tiempo.

Hoy día es peligroso reivindicar a Emilio el Moro, puesto que un gran porcentaje de sus canciones son del todo políticamente incorrectas, hasta tal punto que pincharlas en la radio supondría ahora una avalancha de denuncias de grupúsculos feminazis. Si hace poco veíamos con estupor, y vergüenza ajena, cómo un “experto” tachaba al Capitán Trueno de machista, con Emilio el Moro poco menos que se organizarían piras incendiarias de sus discos. Es lo que tiene sacar las cosas de contexto (histórico) y ser un poquito gilipollas.

La influencia del melillense pronto se dejó notar, por ejemplo, en un mítico y efímero grupo, los Beatles de Cádiz, comparsa gaditana carnavalera venida a más, que cuenta con su propio vinilo, inencontrable. Más actualmente, descubrimos su impronta en bandas como No me pises que llevo chanclas, o los Mojinos Escozíos, si bien, en comparación, nuestros modernos músicos adolecen de una importante falta de imaginación a la hora de componer las letras, a las que por cierto, Emilio no podía cambiar el título, ni registrar como suyas, por aquello de los derechos de autor. La sombra de Emilio es más alargada de lo que parece, como bien demuestra mi buen amigo Walter Heiss en su ensayo sobre el cantaor, donde encuentra más vestigios emilianos en artistas tan dispares como Josele Santiago, Manolo Kabezabolo, o el grupo Engendro, todos ellos discípulos aventajados en el arte de trastocar letras para decir otra cosa. Mención aparte merece el escatológico y psicotrónico Chato de Huévar, quien ha cogido el testigo del Moro y lo ha llevado a su terreno repleto de klínex usados, cascos de cerveza y chustas de porro, siendo tan malo que es irremediablemente bueno.

Si usted es de los que piensan que esto de la copla es cosa de franquistas, tiene menos miras que las escopetas de la feria y cree que las canciones deben de carecer de sentido del humor, absténgase de unirse a los admiradores de este sencillo artista que entretuvo a todo un país con una chilaba y una guitarra.




El Pueblo de Albacete, 5 de diciembre de 2010

Reto Fanzine 2023

 Bueno, pues parecía que no pero al final sí, así que... Queda convocada la 19 edición de nuestro Reto Fanzine para el VIERNES 29 de diciemb...