Pero tampoco es que las opciones que nos ofrecen inviten a cambiar de vehículo. El servicio de autobuses, con las notables mejoras de los últimos tiempos, sigue siendo lento, en buena medida por culpa del exceso de utilitarios. En cuanto al uso de la bicicleta, que en Albacete debería ser el medio estrella, queda relegada al uso de los Tony Domiguers que pasean por el parque Lineal o La Pulgosa, y unos pocos temerarios que se atreven a irrumpir en la vorágine circulatoria, poniendo en juego su pellejo, puesto que montar en bici supone enfrentarse al desprecio de los conductores, al generalizado mal estado de las calles, a un discontinuo y desaprovechado carril bici urbano (que sólo ha servido para eliminar plazas de aparcamiento) y, claro está, a los amigos de lo ajeno que, cizalla en mano, no dejan candado ni cadena a salvo.
Los talleres sobre movilidad y educación vial realizados esta semana se han centrado en los más pequeños, y eso está muy bien, pero es necesario, si queremos pasar de la anécdota y tener una ciudad accesible, extenderlos a los adultos, y apoyarlos desde los distintos ejecutivos con medidas efectivas y reales. Si no, aparca y vámonos.

Foto Raúl Moreno

El Pueblo de Albacete 28-09-2009