domingo, 8 de abril de 2012

Por si te pasa algo...

Entre los argumentos más feos que existen para casarse destaca por encima de todos el -esgrimido habitualmente por una mujer- de “por si el día de mañana te pasa algo…”. ¿Cómorl?
Interrumpamos en este punto a nuestra querida costillita y analicemos la situación. Nuestra novia, que lo es desde hace un tiempo prudencial, con la que compartimos vivienda, gastos, y hasta es más que probable que la crianza de un hijo o dos, ha considerado que necesita casarse. Bien. No seré yo quien se manifieste en contra del matrimonio, en realidad, lo que me molesta son las bodas, y lo cierto es que tendrán su utilidad formal. Lo que ocurre es que no me explico por qué esa formalidad tiene que ser previo pago, con cuño y constancia en el registro, y sin embargo no tenga equiparación legal la unión de dos personas que conviven juntos durante más de quince años, sin más papeles que una etiqueta de anís del Mono. Es este desamparo legal, o mejor dicho, la situación alegal, lo que al final lleva a una mujer a plantearse el tema de la boda, o hacerse pareja de hecho, que para el caso es lo mismo.
Porque, pragmática ella, está pensando a largo plazo, y es consciente de que las mujeres casadas tienen -legalmente- derechos y privilegios que no tienen las “compañeras sentimentales”.
Está pensando en qué será de ella cuando te mueras.
Ahí lo tienes, compañero. Jamás lo reconocerá, pero tu futura esposa, consciente o no, se está organizando su futuro para cuando la diñes. Tu futura viuda quiere lo suyo. Y ojo, que me parece bien, aunque las pagas de viudedad no dan ni para pipas. Lo que nunca se paran a pensar cuando proponen esto es en si ellas cascasen primero. Sé que estadísticamente es más improbable, pero podría pasar, entonces, ¿por qué no conozco a ningún hombre que pierda el sueño por esta circunstancia? O lo que es lo mismo, ¿por qué un tipo no le dice a su chica vamos a casarnos por si te pasa algo? Y luego las románticas son ellas...
Estoy de acuerdo, cásate si quieres para que cuando te mueras a tu pareja y a tus hijos no les falte de nada. Pero, pijo, no lo digas. Porque hay muchas razones para casarse: por amor, por fe, por tus suegros, por aburrimiento, por sacarle los cuartos a los amigos y familiares… Hay cientos de excusas y razones para hacerlo, pero hacerlo en previsión de dejar algo cuando te vayas a morir es cutre y siniestro. Vamos, lo suyo sería decir que no. Parece mentira, con lo calculadora y estratega que puede llegar a resultar tu cari, y que pierda todo el tino a la hora de proponerte matrimonio con esta suerte de burdo chantaje emocional.
¿En qué piensa un hombre cuando le hacen esta proposición? Desde luego, no en correr a celebrarlo con sus amigos al bar más cercano, sino en que en cuanto eche la rúbrica estará viviendo una cuenta atrás hacia el nicho con el traje negro. Que por mucho amor que haya de por medio, en el fondo lo que parece que quiere ella es garantizarse una seguridad a fuerza de bombas H, ignorando a propósito que eso no existe. Entonces sí que tiene ganas de correr, pero en sentido contrario.
Señoras, háganse un favor y si quieren casarse empleen otro pretexto. O mientan directamente. No hay sacrificio más fácil que la del gorrino que va por voluntad propia al matadero.

El Pueblo de Albacete, 8 de abril de 2012


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