domingo, 6 de mayo de 2012

Rabia frente a la Idiocracia

De 2006 data la película Idiocrazy, un filme de culto que apenas tuvo repercusión en los EEUU y que creo no llegó a estrenarse en España. Por suerte, en internet disponemos de medios para poder ver esta comedia de pedos cuya premisa de partida es la siguiente: los dos voluntarios de un programa de hibernación humana que falla despiertan por error en el año 2505, donde la especie ha sufrido una regresión intelectual con el resultado de que estos dos personajes, un soldado raso y una prostituta, son las personas más listas del planeta. A partir de aquí surgen las disparatadas escenas cómicas de trazo grueso que caracterizan a la cinta.
Más allá del reírse de lo tontos que seremos en el futuro, lo interesante es comprobar cómo sería un mundo gobernado por gilipollas declarados, dado que no estamos tan lejos de ello. Quizás no haya que esperar cinco siglos de bombardeo publicitario, de destrozo educativo, de políticas económicas del Gordo y el Flaco, de transplantes de personalidad vía wifi, en definitiva, de dejar que nos conviertan en tontos del haba a base de lijarnos el carácter, ya sea por las buenas, mediante esos tanques de inmersión cultural con pantalla LCD que llevamos hasta en las ingles, o por las malas, gracias a nuevas leyes de viejas porras represoras, prohibición de rascarse el culo, y multas al canto.
Esto lo estamos viendo y viviendo ya. Los poderosos nivelan el campo a su imagen y semejanza, pues, bajando el listón de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad crítica, en un baile del limbo que está trucado, para permitirles a ellos pasar por encima sin problemas, aupados en sus zancos hechos de fajos de billetes, porque, de lo contrario, les morderíamos las partes innobles y rodarían cabezas, como bien cuentan los libros de Historia preLogse. Lo que ocurre es que, uno, tanto va el cántaro a la fuente que al final va solo, dos, la tontería es más peligrosamente contagiosa que cualquier virus zombi, y tres, al final, seremos iguales al fin. Tontus tuus.
Dicen que se es más feliz siendo un idiota. No lo tengo claro. Más bien creo que es despreocupación pura, que es el estado natural de una piedra. Y no sé ustedes, pero ese no es un plan que me emocione. Meditando la cuestión, creo que todavía hay opciones de salvarse del cataclismo agelipollador. Sólo hace falta una chispa de rabia, de inconformismo, de ganas de aprender, comprender y criticar, de moverse una miaja contra la corriente de la idiotez. Rabia es la sangre que hierve por conseguir las metas de nuestra imaginación, que cantaba Reincidentes. El clavo ardiendo al que aferrarnos en esta perenne cena de los idiotas.
Eso, o dejar que se nos caiga la baba.


El Pueblo de Albacete, 6 de mayo de 2012

1 comentario:

  1. ¿Quién has dicho que nos gobierna?
    Hoy te has convertido en Marcelo, chaval.
    Y si sirve de algo, mi hijo de casi 4 años se ha aprendido una poesía entera (5 estrofas) del día de la madre. Y la ha recitado.
    Hoy ya puede romper lo que quiera.

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