Gracias a una entrada en feisbuk de QVE (este de aqui) -por cierto, el inspector Serrano también tiene grupo feisbukero-, leo un interesante, y un tanto manido, artículo de El Mundo sobre ebooks, precios de libros, y opiniones varias de escritores y editores. Básicamente es más de lo mismo, la eterna de pregunta de si esto dará dinero, cuánto y a quién. Ah, y la mieditis que tienen las megacorporaciones españolas del libro ante Amazon y su desembarco español, previsto para este 2011.
Aunque ya me explayé a gusto sobre este tema hace unos meses (http://cizalla.lacoctelera.net/post/2009/11/03/hacia-libro-digital) suscribo todo lo que dije entonces con una salvedad: al final me he hecho proKindle, básicamente porque es el mejor ereader y más barato (menos de 200 euros) que existe en el mercado.
Decía entonces que no quería casarme con una empresa americana, pues mire usted, bendito matrimonio. Un servicio de atención al cliente inédito en estos lares, un producto bien hecho y BARATO. No me canso de decirlo, mientras aquí rondan los 300 pavos, este viene de los USA por menos de 200 leuros, portes, impuestos y demás moñadas incluido. (Y por cierto, no se les ocurra comprarse un ereader con pantalla táctil si no quiere leer por encima de la marca de sus dedazos).
¿Y para leer? Pues se baja usted los libros gratis, que los hay a patadas -no soy de leerne novedades, sino más de productos descatalogados, como pueden corroborar los de Uniliber- y se los convierte a .mobi con cualquiera del millón de programas que ya hay en la red gratuitos como Calibre. Yo uso un pluging para word, con el que me lo maqueto en un ratico y lo dejo mejor que si viniera de fábrica (para que luego vengan los editores con sus lloros). Luego se meten en el chisme vía USB. Y a leer. Mucho.
Lo de comprar sigue siendo peliagudo, ojo, y no porque Amazon no dé facilidades, que con el wifi del kindle es más fácil que rascarse el culo, sino porque ya digo que las novedades me dan igual, porque en español apenas hay catálogo y porque los precios son elevados. Vuelvo a lo mismo, nadie en su sano juicio va a pagar 15 euros por un archivo de texto, en el formato que sea. Editores, bájenlo, a cuatro, a tres, a un leuro... Que cada vez que alguien se compra un ebook no es un libro en papel menos que venden, sino unos eurillos más de gratis. Que son dos cosas distintas, que no mezclen, señores editores, manzanas con peras, que si no no les salen las cuentas y comienzan a desbarrar contra la piratería e internet, falseando datos y estadísticas, y acaban por insultar a sus clientes y usuarios, y legislando, con los polítiquillos de turno como palmeros, para jodernos.
Se puede, y se debe, reducir el precio de los ebooks. Sin miedo, sin códigos DRM ni leches. Y puede que se gane menos dinero que con los libros en papel, pero es que la industria es así, unos ganan y otros pierden. Joder, pero estoy seguro de que hay negocio, de que se puede ganar dinero, porque hay mercado y demanda. El artículo de El Mundo menciona algunos casos nacionales, pero fuera hay más y mejores.
El usuario de un ereader no es gilipollas, sabe dónde conseguir el libro gratis, así que habrá que darle buenas razones para comprar; baste con dos: calidad y precio. Un catálogo de libros bien calibrados, maquetados, corregidos, con sus índices y demás (cosas que hasta un lerdo como yo puede hacer de modo cuasi profesional en menos de una hora con el word y que programas profesionales como Indesign hacen con un clic) y a un par de euros el ejemplar por descarga directa, o enviado al email, es una oferta irresistible.
Véndanlo, y despreocupénse de si luego esa venta se va a distribuir gratis, intercambiar en foros o lo que sea. Ya está vendido -tienes mi euro-, pues a otra cosa, pijo. No se puede controlar el destino del ebook, como no se puede controlar qué hago yo después de leerme un libro en papel. ¿O acaso los libros de saldo arruinan el sector?
Los expertos auguran una dura pelea entre las editoriales y Amazon. Yo creo que los primeros se bajarán los pantalones a las primeras de cambio ante el líder mundial indiscutible de venta de ebooks, tras el fracaso de experimentos como Libranda. Esto, claro está, no garantiza que los precios de los libros electrónicos bajen, pero al menos dispondremos de más fondo de armario para leer, y supongo que algo habrá de saldo que interese.
Por último, olvídense ya de esa soplaflautez de discutir si el lector prefiere papel o tinta-e -¿quieres más a papá o a mamá?-. El que lee, lo hace hasta en el móvil, el que quiere regalar un libro, lo comprará en tapa dura y sin que le duelan los treinta leuros del ejemplar, lo que no esté escaneado o localizable, pues a la Cuesta de Moyano y similares.
Links de interés:
- ¿Cómo vender 100.000 libros al mes sin una casa editorial?
- Los libreros pedirán en Bruselas el IVA cero para todos los libros
- ¿El Kindle gratis?
- Amazon empezará a vender libros electrónicos en España este mismo año
- Cuarenta días con un Kindle
Aunque ya me explayé a gusto sobre este tema hace unos meses (http://cizalla.lacoctelera.net/post/2009/11/03/hacia-libro-digital) suscribo todo lo que dije entonces con una salvedad: al final me he hecho proKindle, básicamente porque es el mejor ereader y más barato (menos de 200 euros) que existe en el mercado.
Decía entonces que no quería casarme con una empresa americana, pues mire usted, bendito matrimonio. Un servicio de atención al cliente inédito en estos lares, un producto bien hecho y BARATO. No me canso de decirlo, mientras aquí rondan los 300 pavos, este viene de los USA por menos de 200 leuros, portes, impuestos y demás moñadas incluido. (Y por cierto, no se les ocurra comprarse un ereader con pantalla táctil si no quiere leer por encima de la marca de sus dedazos).
¿Y para leer? Pues se baja usted los libros gratis, que los hay a patadas -no soy de leerne novedades, sino más de productos descatalogados, como pueden corroborar los de Uniliber- y se los convierte a .mobi con cualquiera del millón de programas que ya hay en la red gratuitos como Calibre. Yo uso un pluging para word, con el que me lo maqueto en un ratico y lo dejo mejor que si viniera de fábrica (para que luego vengan los editores con sus lloros). Luego se meten en el chisme vía USB. Y a leer. Mucho.
Lo de comprar sigue siendo peliagudo, ojo, y no porque Amazon no dé facilidades, que con el wifi del kindle es más fácil que rascarse el culo, sino porque ya digo que las novedades me dan igual, porque en español apenas hay catálogo y porque los precios son elevados. Vuelvo a lo mismo, nadie en su sano juicio va a pagar 15 euros por un archivo de texto, en el formato que sea. Editores, bájenlo, a cuatro, a tres, a un leuro... Que cada vez que alguien se compra un ebook no es un libro en papel menos que venden, sino unos eurillos más de gratis. Que son dos cosas distintas, que no mezclen, señores editores, manzanas con peras, que si no no les salen las cuentas y comienzan a desbarrar contra la piratería e internet, falseando datos y estadísticas, y acaban por insultar a sus clientes y usuarios, y legislando, con los polítiquillos de turno como palmeros, para jodernos.
Se puede, y se debe, reducir el precio de los ebooks. Sin miedo, sin códigos DRM ni leches. Y puede que se gane menos dinero que con los libros en papel, pero es que la industria es así, unos ganan y otros pierden. Joder, pero estoy seguro de que hay negocio, de que se puede ganar dinero, porque hay mercado y demanda. El artículo de El Mundo menciona algunos casos nacionales, pero fuera hay más y mejores.
El usuario de un ereader no es gilipollas, sabe dónde conseguir el libro gratis, así que habrá que darle buenas razones para comprar; baste con dos: calidad y precio. Un catálogo de libros bien calibrados, maquetados, corregidos, con sus índices y demás (cosas que hasta un lerdo como yo puede hacer de modo cuasi profesional en menos de una hora con el word y que programas profesionales como Indesign hacen con un clic) y a un par de euros el ejemplar por descarga directa, o enviado al email, es una oferta irresistible.
Véndanlo, y despreocupénse de si luego esa venta se va a distribuir gratis, intercambiar en foros o lo que sea. Ya está vendido -tienes mi euro-, pues a otra cosa, pijo. No se puede controlar el destino del ebook, como no se puede controlar qué hago yo después de leerme un libro en papel. ¿O acaso los libros de saldo arruinan el sector?
Los expertos auguran una dura pelea entre las editoriales y Amazon. Yo creo que los primeros se bajarán los pantalones a las primeras de cambio ante el líder mundial indiscutible de venta de ebooks, tras el fracaso de experimentos como Libranda. Esto, claro está, no garantiza que los precios de los libros electrónicos bajen, pero al menos dispondremos de más fondo de armario para leer, y supongo que algo habrá de saldo que interese.
Por último, olvídense ya de esa soplaflautez de discutir si el lector prefiere papel o tinta-e -¿quieres más a papá o a mamá?-. El que lee, lo hace hasta en el móvil, el que quiere regalar un libro, lo comprará en tapa dura y sin que le duelan los treinta leuros del ejemplar, lo que no esté escaneado o localizable, pues a la Cuesta de Moyano y similares.
Links de interés:
- ¿Cómo vender 100.000 libros al mes sin una casa editorial?
- Los libreros pedirán en Bruselas el IVA cero para todos los libros
- ¿El Kindle gratis?
- Amazon empezará a vender libros electrónicos en España este mismo año
- Cuarenta días con un Kindle
NO NO NO NO y NO
ResponderEliminarDe momento me llevé a la playa el final de la saga Serrano y mucho mejor las hojas del libro con saborcico a paella y aroma de playa en invierno, ¡dónde va a parar!
Así me gusta. Y cuando el Serrano esté en ebook, podrás llevarte las ocho novelas en este cacharrico para releerlas bien a gusto, anotar cosas, buscar palabras en el diccionario... Que una cosa no quita la otra.
ResponderEliminarSí, señor, de acuerdo con todo A mí también me encanta leer en el aparatejo. Solo le veo un inconveniente técnico que seguramente se subsanará con el tiempo. Tienen que mejorar el contraste entre el texto y el fondo. O dicho de otro modo, el fondo debería ser más blanco. También es verdad que mi vista ya no es lo que era. Pero también tiene ventajas fantásticas. Aparte de las que cuentas en tu artículo, una gran ventaja para mí, que soy lector de estar tumbado en la cama. es que no tienes que cambiar de postura cada vez que pasas la página. De todos modos, como escritor que aspira a ser algo más profesional con el tiempo, me preocupa el futuro y los cambios que van a ocurrir cuando esto se generalice, que no puede tardar mucho. ¿Quién coño va a pagar por un libro, ni un euro ni medio, si se bajan de internet con una facilidad espantosa? Al menos para bajar música y películas hay que armarse de paciencia (cada vez menos, también es verdad). Pero un libro lo tienes casi instantáneamente. Una vez que los libros pasen a engrosar la lista de cosas que nos hemos habituado a conseguir gratis, ¿qué editorial va a resistir el embate?
ResponderEliminarEloy: Qué gusto verte por aquí. Es cierto que el problema radica en lo se ha dado en llamar, por los políticos, la cultura del "todo gratis", en la que no acabo de creer. Por eso las editoriales debían de haberse puesto las pilas ayer y acostumbrar al lector a la descarga -barata- de contenidos. ¿Cuáles resistirán? Pues las que estén más listas y cuenten con el best-seller de turno, como siempre. Insisto en que el libro electrónico no perjudicará al libro de papel, otra cosa es que las editoriales ganen un tanto por ciento menos de lo que estimaban, pero de ahí a la bancarrota va un trecho largo y suena a lloros prosubvenciones...
ResponderEliminarJuan, hace tiempo que sigo tu blog, que encuentro interesante y entretenido. Además, comparto la mayoría de tus opiniones. Yo no tengo ni idea de marketing ni sé cómo se hace una previsión de mercado. Lo único que sé es que cierto librero me vendió el e-reader pensando que hacía negocio, hará de eso cuatro meses. Antes de eso yo me venía gastando al mes una media de 100 pavacos en libros al mes (sin contar los que le compraba a Jesús en la Plaza). Desde que tengo el cachivache, he leído más que nunca y no me he gastado un solo céntimo. No me las quiero dar de listillo ni de pirata (bueno, pirata soy un poco, pero ni más ni menos que la mayoría de los usuarios de internet). Lo único que digo es que mi caso es perfectamente extrapolable al de otros muchos consumidores de cultura. Cuándo las ventas de libros en papel se reduzcan a un quinto o menos de lo que se vende ahora mismo, ¿qué va a pasar? Si ahora mismo a los que escribimos nos cuesta horrores publicar, ¿qué va a ser de nosotros cuando muchas editoriales y librerías cierren por una crisis sin precedentes en las ventas? No sé, igual soy ingenuo y me falta imaginación o visión de futuro. Pero algo da que pensar todo esto, ¿no?
ResponderEliminar