jueves, 10 de marzo de 2011

La máquina (virtual) de escribir

Para aquellos amigos tecnofóbicos y sufridores del síndrome de Frankenstein*, les vengo a referir, brevemente, el tema de los editores de texto minimalistas. En realidad no dejan de ser una gilipollez, una especie de bloc de notas a pantalla completa con algo más de chicha para hacerlo bonito.
Los nostálgicos del primigenio Lotus AmiPro,  y Wordperfect quizás hallen en estos programitas cierto consuelo. Los demás no verán más que la enésima pijada para el ordenador, no digo que no. Es cierto que las sucesivas versiones del Word de Microsoft, y su primo hermano gratutito OpenOffice, se han convertido en poderosos programas repletos de iconos, menuses y chorradas que no han hecho más que entorpecer y distraer la escritura. Si a esto le sumamos una conexión a internet con sus redes sociales, el reproductor de música, los antivirus y demás, lo cierto es que llega un momento en que tienes setenta pantallas abiertas cuando lo que en realidad querías era teclear una parrafada tranquilamente.
Con estos editores se escribe a pantalla completa, sin botones, barras de herramientas o reglas. Sólo un fondo de pantalla de color neutro y el parpadeo del cursor sobre ella. Por supuesto, todos los menus permanecen ocultos y baste un pase de ratón o un teclazo en alguna F para que aparezcan y se pueda guardar, cambiar el tipo de letra, y todo lo que normalmente haríamos con un procesador de textos normal.
Sí, probablemente se pueda configurar el de Office para crearse un entorno de este tipo, pero para qué. Coges, te bajas y te instalas un puñado de programas gratuitos, hasta que des con el tuyo, si es que te van estas cosas.
Ya le decía en un comentario al amigo SSB que estoy probando uno, altamente personalizable, el FocusWriter, que hasta reproduce el sonido de las teclas de una máquina de escribir, movimiento de carro inclusive. Tiene su gracia, porque en su momento odiaba mecanografía, y de hecho, nunca aprendí a manejarme bien en aquellas olivettis (escribí mis primeros relatos en una eléctrica que todavía anda por casa de mis padres). Y tiene estadísticas de todo tipo (caracteres por hora y cosa así) y lo que más me gusta, puedes poner una cantidad límite de palabras diaria y el programa, una vez haces visibles las barras, te dice lo que llevas. Lo mejor para la autodisciplina o para cumplir plazos de entrega...


Echadle un ojo a ver qué os parece. Como poco seguro que os hacéis un poema...
*= (Desdeñar todos los avances que provengan de la ciencia porque se vea en ellos un querer atentar contra el orden natural o divino; especialmente hablando de genética.)

1 comentario:

  1. Ahora sí que me has pillao, esto mola. El ibuk no, pero el procesador que escribe como la máquina sí, JA.
    ¿Lo ves como los escritores sois el mal? Siempre buscando una alternativa molesta para con los vecinos.
    ¿Sabes cuándo Bukowski empezó a escribir con un IBM?
    Cuando su asesor fiscal le dijo que tenía que empezar a hacer gastos, como comprar un coche mejor, un ordenata, etcétera, jajajajajajaja.
    Y efectivamente, hizo poemas al respecto.

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