lunes, 4 de febrero de 2013

Listos

Hay quien necesita empotrar el coche contra una farola para darse cuenta de que conducir conlleva sus riesgos. Es esa cosa que tenemos las personas de creernos más listos de lo que en realidad somos, o al menos más que los que tenemos alrededor. La mejor forma que tenemos de destacar por encima de la media es auparnos a nosotros mismos, sin darnos cuenta, hasta que es demasiado tarde, que estamos haciendo el imbécil. Estirar el cuello para parecer más alto o meter tripa para aparentar delgadez es igual de útil e inteligente que pensar que uno ya lo sabe todo, que lo tiene todo controlado. Pero no es así, y es cuando aparece esa farola de repente y se te echa encima y te destroza la carrocería. Maldito mobiliario urbano, si es que van como locos.
El equivalente moderno a estamparse por ahí con lo que va dejando el ayuntamiento por las calles viene dado por la implementación universal, a menos en nuestro primer mundo, de las redes sociales. Todos, salvo los psicópatas, tenemos cuentas en alguna red social, pero casi ninguno las utiliza con responsabilidad, con conocimiento de lo tenemos entre manos. En realidad conducimos puestos hasta los ojos de solysombras, sacando el brazo con un cigarro humeante por la ventanilla, mientras alternamos las canciones de Los Chunguitos con los resultados del Carrusel deportivo en la radio. Y parece que no pasa nada, que lo tenemos todo bajo control porque no vemos a la Guardia Civil. Pero en realidad no tenemos ni idea.
Primero, nos creemos que sabemos lo que hacemos porque no nos ha costado ningún esfuerzo aprender. El interfaz de estas webs es tan sencillo que hasta un mono podría tener y actualizar sin problemas su perfil del facebook. Pero quién se lee las condiciones de la cuenta, quién ajusta la privacidad de su perfil, de sus notificaciones, de sus accesos. Para qué perder el tiempo con estas nimiedades cuando puedes estar compartiendo chistes de Rajoy con tus viejos camaradas de facultad. Como es fácil creemos que lo tenemos dominado, y no. Te están engañando para que te autoengañes.
Copón. Mira si han simplificado las cosas que todos estos programas ahora se llaman aplicaciones, se manejan con la punta del dedo y vienen en los supermóviles. Y digo supermóviles porque considero esta palabra esta más cercana a la realidad y más bonica que smartphone, si bien es cierto que la traducción habitual de smartphone, “teléfono inteligente”, me da pie a contaros una tira de Supermaño donde un personaje le dice al cazurro protagonista que hay perros más listos que sus amos, a lo que Supermaño contesta cargaíco de razón: “El mío es uno desos”.
Pues bien, nadie parece haberse dado cuenta de que, con nuestros aparatos, sucede lo mismo que con el perro del personaje de Calvo, que algunos son más listos que sus dueños, y así, les pierde la soberbia de creerse unos expertos en telecomunicaciones solo porque tienen una docena de aplicaciones absurdas en el móvil con la que pueden perder el tiempo de doce maneras distintas a la vez. Impresionante. Pongo el dedo aquí, y tengo una canción, una foto, una película, lo que me dé la gana. Con poner un dedo en un icono parece que puedas dominar el mundo. Claro que sí.
Hasta que un día cometes la soberana estupidez de emplear las redes sociales cuándo, cómo y dónde no debes. Y la cagas. Una foto inoportuna, un comentario visceral, una frase fuera de contexto, un pensamiento sincero aunque políticamente incorrecto y te conviertes en el blanco de las iras y/o las burlas de toda la comunidad. Ay, amigo, tú que pensabas que esos dos mil amigos/seguidores lo eran porque te querían de verdad y adoraban cuanto decías, y basta un desliz para que, no dos, sino ocho mil personas más te dejen bien pregonao por Internet.
Asume entonces tu responsabilidad y ni se te ocurra quejarte o culpar a la concurrencia; eras tú el que pensaba que el coche se conduce solo y que Twitter, o cualquier otra, es como el salón de tu casa, que puedes decir lo que quieras que no va a pasar de las cuatro paredes. Vosotros, los que ni os leéis las instrucciones de los aparatos, ni los prospectos de las medicinas, os merecéis todo lo malo que os pase, y aún será poco. Por listos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Reto Fanzine 2023

 Bueno, pues parecía que no pero al final sí, así que... Queda convocada la 19 edición de nuestro Reto Fanzine para el VIERNES 29 de diciemb...