viernes, 9 de julio de 2010

El final del Mundial en trifásico (Setenta mil satanases, 20)

Uno
Que el personaje de este Mundial es el pulpo Paul es indiscutible. Desde la semifinal, el octópodo ha conseguido más minutos en los medios de comunicación que la propia selección, la Carbonero, o el mismísimo Mandela. Quién nos iba a decir que a estas alturas íbamos a corear el nombre de un pulpo pitoniso, la cosa tiene guasa, que se ha decantado claramente por la selección española. Tras el ruso del trololó, Paul ha vuelto para llenar ese hueco efímero de gilipollez friki que todos albergamos en nuestros corazones, y ya no digamos en los ordenadores. Se han visto, en cuestión de días, banderas españolas donde, en lugar de la habitual silueta de un toro bravo, aparecía un pulpo. El cocinero José Andrés lo ha sacado de sus menús “en consideración” con el cefalópodo y para generar buen karma. Hay quien ya ha pedido que sea el bicho quien entregue la copa del mundo a Casillas, o que protagonice su propia película —aquí sí que podemos oler la larga mano de Disney—, en un remedo del Día de la Marmota pero bajo el mar. Hasta le han pedido a Zapatero que lo nombre ministro de Economía, y a Rajoy que sea su reemplazo —lo que ocurre es que Paul no tardaría en ser imputado por corrupción al aceptar mejillones a cambio de recalificar terrenos—. Todo es mejor si nos lo dice un pulpo. Pero eso es porque no somos Alemania…

Dos
Todo está listo para la resaca. ¿La resaca? Pues sí. Gane o pierda la Roja, lo que habrá mañana será una España en resaca comunal de tres pares de gin tonic. Y es que tanto las derrotas y, sobre todo, las victorias las regamos con alcohol en estos lares. Para que luego digan de los (incomprendidos) muchachos del botellón. No se ha ofrecido en televisión una imagen de quienes miran los partidos —ya sea en casa o en un bar— sin que apareciera en cuadro una cerveza o un cubata. Ahí, dando buen ejemplo. Había hasta quien fumaba. Suponemos que se bebe para evitar el golpe de calor y porque las uñas ya nos las comimos en el penalti ante Paraguay y algo hay que echarse a la boca. Pues que sea en vaso de tubo. Los locales han hecho su agosto —permítanme el chiste fácil— en julio gracias a los de Del Bosque. Que la Mahou no es tonta y por algo patrocina a la selección. Tras las pantallas gigantes de plasma plantadas en la calle, se amontonan las sillas en inusitado graderío con derecho a voces y birra a cubos, según se ha visto por todo Albacete. Cubos, capachos o bañeras, el caso es acabar el partido más cocido que un primo gallego de Paul con grelos, para después darle caña a la vuvuzela de los chinos y a los cánticos populares hasta alcanzar la afonía. No hay nada que hermane más que el fútbol pasado por alcohol.
Recuerde: un Bloody mary, lo mejor antes de ir a currar.

Tres
¿Quién quiere vacaciones si en la puerta de casa tienes romería futbolística hasta las cinco de la mañana, con baño en fuente pública incluida? Que ganen o que pierdan, da casi lo mismo, que a los de Albacete lo que nos gusta es eso de tirarnos de cabeza a las fuentes de las rotondas que, con tan buen ojo, nos puso Castell. Como si estuviesen llenas de vino, allá que vamos, empapados por dentro para mojarnos por fuera. Debe ser por culpa del Albacete Balompié, que como sólo nos da disgustos, tenemos el ansia de curarnos el trauma y festejar lo que surja como los grandes. Al agua, pulpos. Como además es verano, y las temperaturas que soportamos son de aupa, pues podría pensarse que es una buena idea pasar por el pilón circular. Lo que ocurre es que después del primer centenar de forofos, la inmersión no es demasiado recomendable ni balsámica. Aún recuerdo la celebración de la Eurocopa, donde la avenida de España estaba cortada y cientos de chiquillos mentales se salpicaban despreocupadamente en la fuente, cuyas aguas engorrinadas no tenían nada que envidiar a las del Ganges. Aunque claro, ¿quién repara en eso cuando lo que se celebra es la copa del mundo? (Quizás tu madre y/o tu mujer al día siguiente). En nuestro descargo, señalar que al menos no nos da por quemar contenedores o saquear comercios como en Barcelona.

Señores, esto se ha acabado. A partir del lunes sólo les queda el triste consuelo deportivo del tenis, del ciclismo, las motos y la Fórmula 1 ante los impuestos, el desempleo, la subida de la luz y la suegra. Y sí, no es lo mismo, pero no se preocupen, que antes de que quieran darse cuenta, ya tenemos la Feria encima. Y esas son diez/doce finales mundiales consecutivas en las que nuestro equipo siempre gana.


El Pueblo de Albacete, 11 de julio de 2010




P.D.: ¿Alguien duda de que el pulpo Paul es el emisario del Gran Cthulhu?

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