domingo, 7 de octubre de 2012

Batalla más allá de La Estrella

Tiene gracia que el jaleo político independentista y federalista me haya traído a la cabeza un viejo cuento que escribí en los noventa y que nunca llegué a terminar. Se trataba de una historia de ciencia-ficción que transcurría en Albacete, hacia el 2022, o sea, justo dentro de diez años. Cuando comencé a teclear este relato, en plena vorágine del ciberpunk, la cifra de los dosmiles se antojaba tan cercana como misteriosa, impredecible. En cierto modo, así ha sido, si bien más que vivir en un mundo a lo Blade Runner, nos vamos pareciendo más al posapocalíptico Mad Max. O mejor dicho, en una década en la que deberíamos tener implantes en el córtex donde encajarnos chips a los que descargarnos la lengua mandarín, nos falta poco para jugarnos un litro de gasolina a tiros de escopeta.
Pero volviendo al cuento en cuestión, en ese escenario futurible del 2022, España se había convertido finalmente en un estado federal aislado del resto de Europa, compuesto por más de veinte reinos de taifas a la gresca por los recursos naturales del vecino. En el caso de Albacete, habíamos sido anexionados, invadidos más bien, por el Estado Federal de Murcia, tras una rápida pero devastadora guerra de diez días en los campos de Hellín. Las fuerzas militares murcianas derrotaron al pobre ejército manchego gracias a su adquisición en el mercado chino de robots gigantes, tipo Mazinger Z, conocidos en japonés como Mechas, pero que al ser murcianos –he aquí un ejemplo de mi sentido del humor- habían pasado a denominarse Machos.
Uno de los exoesqueletos murcianos.
Los hellineros fueron tachados de colaboracionistas con los invasores murcianos, pero en realidad se habían anticipado a los caudetanos, en tratos secretos con el Estado Federal Che (Valencia), que también ansiaban controlar el llano albaceteño por su valor estratégico como nudo de comunicaciones y puerta hacia el interior de la península.
La vida en una ciudad de Albacete dominada por un gobernador de Cieza, y patrullada por robots Machos no era tan mala, a decir verdad, era prácticamente igual que bajo el mandato de Toledo (en realidad Madrid, cuya urbe había crecido desaforadamente como un cáncer urbanístico hasta absorber Tarancón). De hecho, existía un bloque opositor al intervencionismo madrileño en Talavera de la Reina, de escasa relevancia. También existía aquí, en Albacete, un grupo de resistencia al invasor, personas que no se resignaban a olvidar el murciélago y las torres, gente que quería una provincia independiente de todos. Estos eran los héroes del cuento.
No recuerdo ahora si llegaban a tener algún nombre clave tipo “Comando Pernales”, pero sí que el conjunto de rebeldes estaba compuesto en su mayor parte por cuarentones. La juventud, adormecida a base de chutarse tecnología barata y drogas legales, desencantada de todo, era incapaz de plantar batalla a nadie que no fueran sus padres. Tenían que ser, entonces, los nostálgicos de mi generación quieres cogieran el testigo y se lanzasen a una guerra de guerrillas contra el murciano opresor, teniendo en cuenta que apenas contaban con recursos armamentísticos contra las fuerzas del orden y sus Machos, que había que lidiar con los “amurcianados” (traidores encantados de ser invadidos, generalmente empresarios y gente de billetes, en general), y las tentadoras ofertas secretas de los valencianos, que no renunciaban a plantar la paella en el Altozano y ofrecían a cambio ayuda bélica.
Si a los problemas logísticos de este grupo clandestino, hijos de la EGB, criados en la época con mayor libertad de la historia de este país (“De joven no había toque de queda y podía fumar en los bares...”), les sumabas los propios de sus circunstancias, como hijos pasivos y parejas poco comprensivas, hernias discales y otras enfermedades varias, y trabajos en los que fichar, se evidenciaba que la rebelión iba despacico.
Al menos, hasta que alguien descubría el arma definitiva, que inclinaría la balanza definitivamenjte del bando local, en una confrontación final en el Cerrico.
Y ahí me quedé. No avancé más. Primero, porque pensé que, a mis veinte años, qué narices sabía yo de cómo piensa y funciona un tipo de cuarenta y tantos. Y segundo, que semejante escenario geopolítico era una sandez. Lo de los Machos, en cambio, lo veo tan normal.




El Pueblo de Albacete, 8 de octubre de 2012

2 comentarios:

  1. casi como la vida misma he de decir..

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  2. Albacete invadida por Murcia,JAMAS, JAJAJAJAJAJAJAJA. Nosotros tenemos las siete muelles que hacen retroceder a cualquier enemigo. Más bien, actualmente, vería a cartagena aliada con albacete para invadir murcia.
    Un saludo

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