domingo, 15 de enero de 2012

La navaja que baila

Cuchillos y navajas hay muchos, pero pocos tienen la autoridad, la presencia, el halo de un balisong. Navaja de abanico, de mariposa…, su verdadero nombre proviene de las islas Filipinas, donde los expertos sitúan, si no su origen, sí a quienes lo han convertido en un emblema nacional desde hace más de un siglo.
El concepto del balisong es sencillo, un cuchillo que se guarda en sí mismo, por lo que gracias a sus dos empuñaduras móviles no necesita funda. Es el mismo principio de las navajas automáticas, con las que comparte algún que otro aspecto, como veremos más adelante. Mientras tanto, no nos llamemos a engaño, lo bonito de este chisme es sacarle la hoja haciendo florituras con una mano, rápidamente. Por eso es el favorito de los artistas marciales.
Un balisong estándar completamente desplegado debería medir 29 centímetros, por cierto, y según dónde tenga montado el clip de cierre puede ser del tipo “batangas”, si está en el lado del filo de la hoja, o “manila”, si está al contrario.
Existen muchas leyendas sobre el uso fabuloso del balisong de los guerreros de Filipinas. La más extendida es la del guerrero que venció a 29 enemigos con su “cuchillo desdoblado”; este número le dio el primer nombre al arma.
Posteriormente tomará el nombre definitivo de un pequeño barrio en la región de Bantangas, (sur de las islas de Manila) donde estaban especializados en la producción de este tipo de cuchillo; según los ancianos del lugar, el arte de la manufactura del balisong fue pasando de generación en generación.
Traducido del tagalo de forma literal “bali” significa romper y “song” se refiere al cuerno con el que se hacían las empuñaduras del arma, de lo que se deduce su significado. Cuando el cuchillo llegó a América, los de allí le dieron otra interpretación, más fonética. También se le conoce como batanga, o balison, sin g, en determinados países de Sudamérica.
Concluida la II Guerra Mundial, los marines destinados en el Pacífico introdujeron en los Estados Unidos este tipo de cuchillos. La mala fama le llegó en los años 50, debido al mal uso que le daban las pandillas de moteros de aquella época, hasta el punto de estar a punto de desaparecer, pues se la consideraba un arma peligrosa en manos de delincuentes. Más o menos, lo mismo que sucedió tres décadas después con las automáticas. Fueron los artistas marciales de los 70 y 80 los que le dieron un impulso al balisong a través del cine de kung fu y lograron reflotar el uso y la fabricación de estas herramientas.
Arma para la defensa personal, su manejo es sencillo, pero requiere práctica y mucho cuidado con la punta y el filo. Los libros de los expertos recomiendan comenzar a emplear una navaja tipo batangas.
Pocos se resisten, cuando tienen una en sus manos, a tratar de hacerla oscilar, balancear su hoja y sus brazos y hacerlos girar entre los dedos, igual que hemos visto hacer, a los malos, en las películas de acción.

El Pueblo de Albacete, 15 de enero de 2012

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