viernes, 6 de agosto de 2010

Apuntes vacacionales IV: Iron, Lion, Zion

Cambio de destino de última hora: León.
León es la ciudad perfecta para un albaceteño, Tiene ese pasado medieval que tanto añoramos (envidia chinchillana), temperaturas agradables y soportables (aunque los nativos se empeñan en decir que 30 grados es calor extremo!!!) apenas hay cuestas (Toledo, muérete), y cañas con tapa. Maravilla de la humanidad, y no hablo de la catedral, es esa sana costumbre leonesa de poner tapa con la caña, a precios que te hacen pensar que en Albacete son un atajo de ladrones.
Un lugar donde la sopa de ajo es una tapa, como lo también son la morcilla, chorizo, cecina, tigres... no puede ser malo. Hay vermú casero por doquier -y con sifón-. Los leoneses -como los de Ciudad Real- son más de cortos, que es la mitad de una caña estándar albaceteña (o una caña integral madrileña), por lo que los forasteros del Llano nos distinguimos enseguida. Somos los de los vasos grandes y las tapas de gorrino antes que las de ensaladilla o cosas vegetales. Los que pagamos y, con una sonrisa lobuna, pedimos otra ronda y una ración de cecina...
Cañas, vermús, cañas y románico. El paraíso.
Pero hay más.
Hace años, quizá diez, escribí una novela policiaca ambientada en el siglo X. Entonces sólo tenían internet las bibliotecas y los ricos, y procurabas que los datos que bajabas cupiesen en un disquete. Me costó tiempo y dinero, pero para lograr una correcta ambientación leí mucho sobre visigodos, el Camino de Santiago, Claudio Sánchez Albornoz, Almanzor, y por supuesto, León. Pero, a pesar de tirarme casi un año dedicado a recopilar información -y otro para escribir la novela, ya veis para qué- siempre tuve esa espina de no poder visitar los lugares que describía. Pues bien, ha sido un gustazo pisar León y contemplar al fin esos fragmentos de románico, desde la arquitectura hasta los códices de antes del año Mil. Más a gusto en tanto que una capital con semejante valor histórico no ha perdido el norte en tanto a precios, a hospitalidad, a besarle el culo a los guiris... como ha sucedido en Granada, Barcelona... Al menos hasta donde yo he visto.
Y ojo, que León es una ciudad de modernos. No es una pedanía madrileña como Albacete, donde cualquier giliminga con ínfulas gafapastiles se dedica a copiar los looks y ademanes de Malasaña o Chueca, sino que tiene un estilo propio, que sólo puedo definir como No-Gilipollesco.
Me quedo en León por tiempo indefinido, hasta que la tarjeta aguante

El pantocrator pide dos cañas mientras sostiene una tapa de morcilla.

2 comentarios:

  1. Né, y que no tenemos estilo algunos, né.
    Por cierto, qué tiene que ver Bob Marley con León....muchaaaachoooo...

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  2. ¿¿Una novela policíaca ambientada en el siglo X?? ¿Pero en plan de investigación o en plan hard boiled? ¿Cómo se titula? ¿Dónde se consigue?

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